La primera fecha de la temporada de TC Mouras terminó en una tragedia que enlutó otra vez al automovilismo argentino y reavivó la polémica sobre la seguridad en las pistas. El banderillero Patricio González, de 31 años, murió ayer tras ser embestido por un auto en el arranque de la final de la categoría en Concepción del Uruguay.
Cuando apenas se habían corrido cinco vueltas y el bonaerense Juan Manuel Tomasello (Chevrolet) encabezaba la clasificación, el nogoyense Nicolás Ghirardi (Chevrolet), que se ubicaba en el medio del pelotón, se despistó en un sector entre las curvas 2 y 3 del circuito.
A más de 200 km/h el vehículo del piloto se dirigió hacia el sitio en el que se ubicaba González, quien no tuvo tiempo para protegerse. El auxiliar fue atendido en el lugar del accidente y luego trasladado al hospital Justo José de Urquiza, donde falleció.
La carrera fue interrumpida por la bandera roja en un primer momento, pero luego se suspendió con Tomasello al frente de las posiciones seguido por Otto Fritzler (Ford) y Maximiliano Vivot (Chevrolet).
La muerte de González volvió a poner el foco sobre la seguridad de las personas que trabajan al costado de las pistas durante las carreras de las diferentes categorías. Y aumentó la lista de víctimas fatales del automovilismo nacional que el año pasado había sufrido dos durísimos golpes por accidentes similares.
En mayo, durante la final de la clase A del Procar 4000 en el autódromo Oscar y Juan Gálvez, murió el auxiliar de rescatistas Carlos Ortega tras ser atropellado por el Chevrolet de Mauricio Giovanetti.
El socorrista había acudido a la pista con la camioneta de seguridad para asistir a Leandro Olmos, cuyo auto se había quedado en el césped. Pero la carrera aún no había sido neutralizada y cuando Ortega ya había bajado de la unidad de rescate, Giovanetti se despistó y terminó chocando a la camioneta y al auxiliar.
“Fue un error humano porque el rescate recibió la autorización para acceder a la curva cuando el resto de los pilotos todavía estaba acelerando”, explicaron desde la organización en ese momento.
Apenas un mes más tarde, en Toay, un banderillero falleció tras ser embestido por un auto en la final del Supercar pampeano. Mientras Roberto Corbalán agitaba una bandera de prevención por un despiste, a sus espaldas ocurrió otro accidente y el Chevy conducido por Oscar Alzueta se fue de la pista y lo atropelló.
Tras esos dos casos las críticas llovieron en las redes sociales y muchos fanáticos y algunos pilotos llamaron a reflexionar sobre el tema. Algo que ocurrió también ayer, tras la tragedia que tiñó de negro la ciudad entrerriana.
Clarín/Deportes