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Latinoamericano: 170 obras del Malba en el Museo Nacional de Doha

Latinoamericano: 170 obras del Malba en el Museo Nacional de Doha

De día la ciudad de Doha es un espejismo que solo a la noche se vuelve real, con sus cientos de rascacielos encendidos. Bajo un sol cegador, la primavera ha llegado oficialmente con Qatar Creates, un ciclo cultural que encadena inauguraciones internacionales, este año en torno de Chile y Argentina. Y en el corazón sobresaliente del programa, “Latinoamericano”, la muestra memorable de la colección Malba en Qatar, con los clásicos conocidos en casa pero no aquí, más obras pertenecientes al acervo personal de Eduardo Costantini que han sido una sorpresa.

El ambicioso programa comenzó el pasado jueves. Junto a la inauguración de murales hechos por artistas de ambos países -se recordará a Messi junto al Emir en el colosal “Noche mágica en el estado Lusail”, del artista Ron-, se cuentan muestras de los videos que participaron del envío qatarí a la Bienal de Venecia 2024, de fotografía y un ciclo de charlas con figuras notables. Entre otros, participaron de ellas el artista italiano Giuseppe Penone -exponente del Arte Povera que hoy tiene una muestra de sitio específico en los jardines de la londinense Serpentine Gallery- junto a su director, el suizo Hans-Ulrich Obrist, que prolonga su atracción de rock star de la crítica incluso en Medio Oriente.

La apertura, al caer la tarde del domingo en el imponente Museo Nacional, reunió a los directores de las instituciones culturales más destacadas del país -sin obviar a altos funcionarios de otras áreas del gobierno que en 2022, según ellos mismos recordaban, cantaron los goles como si fueran argentinos-. Las figuras sobresalientes de la noche, sin embargo, fueron la Sheika Al Mayassa bint Hamad Al Thani, factótum de la cultura qatarí desde hace quince años y una figura femenina única en la esfera islámica, junto a Teresa Bulgheroni, presidenta de la Fundación Malba, sin quien esta memorable escala de internacionalización no habría sido posible. El paseo por el fabuloso museo continuó con una cena en el antiguo y austero palacio original donde comenzó la leyenda de la dinastía Al Thani, una de las familias ricas de esta península que por siglos se dedicó al comercio de perlas naturales. Unos 400 invitados disfrutaron del menú del chef Mauro Colagreco.

Hermana del Emir Tamim bin Hamad Al Thani, cabeza de esta monarquía absoluta desde 2013, la Sheika detectó la necesidad de agregar capital simbólico a esta nación, surgida casi ex nihilo a partir del hallazgo de petróleo. En 2013 sacudió el ambiente de las subastas premium al comprar para su colección privada el tríptico “Tres estudios sobre Lucian Freud”, de Francis Bacon, en 89 millones de libras de la época. Al Mayassa lleva más de una década como interlocutora activa entre el gobierno qatarí y el mundo del arte y las instituciones occidentales. Sin ir más lejos, en cada inauguración se vio al artista Jeff Koons. “Soy amigo de Qatar hace décadas; los visito varias veces al año”, nos dijo.

En sus palabras, al abrir la cena del domingo -al aire libre y sin riesgo de lluvia-, esta mujer de apenas 40 años, a quien todos se refieren como “Su Excelencia”, agradeció la generosidad de Costantini, que no viajó a Doha, y celebró con afectuosa complicidad el impulso de Teresa Bulgheroni. También tuvo palabras de gratitud para la ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, y el diputado Hernán Lombardi, de la Comisión de Cultura en Diputados. Al Mayassa recorrió la muestra “Latinoamericano” atendiendo al relato preciso de la argentina Maria Amalia García, curadora en jefe del Malba, y de Issa Al Shirawi, jefe de Exposiciones Internacionales de Museos de Qatar, acompañada en todo momento por la ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati, y su par egipcio, Ahmed Fouad Hano, ambos de visita a Doha. El embajador en Doha, Guillermo Nicolás, y su esposa acompañaron cada inauguración en gran estilo. Pero ha sido lo que se dice una oportunidad de oro perdida para el gobierno argentino, que no creyó necesario enviar a una autoridad nacional a forjar contactos privilegiados en uno de los países más ricos del mundo, justo ante la cuarta estrella ganada anoche por Argentina. Qatar todavía nos mima por la “noche mágica”.

Los rumores en Doha indican que México volverá a ser el país de honor para Qatar Creates en 2026 (ya lo ha sido una vez, también Brasil), con una gran exposición de una colección privada -el dato original mencionaba la del magnate

Carlos Slim pero otras colecciones nacionales han surgido en las últimas horas-. “El gobierno qatarí suele inclinarse por tratar con instituciones privadas antes que con los estados; eso simplifica el diálogo y resuelve los detalles”, observó un conocedor diplomático.

Fiesta latina

Un contingente de curadores y figuras de la crítica europea, y referentes institucionales y periodistas argentinos fueron invitados a cuerpo de rey -entre ellos, los principales diarios de Argentina-, en un viaje de inmersión en la cultura qatarí que incluyó todas las instituciones y paseos a sus desiertos de piedra. En el Museo Nacional, las siluetas de los invitados, de blanco y de negro de la cabeza a los pies, respectivamente hombres y mujeres, alternaban con el incorregible bullicio latino y el saludo entre amigos porteños, todo bajo los auspicios de diminutas delikatessen y juguitos de fruta -aquí no hay atajos para la disuasión del alcohol en el ámbito oficial-.

A pocos metros de distancia de los principales ministros qataríes y su nube de fotógrafos, las nietas de Nicolás García Uriburu se tomaban selfies junto a las obras de su abuelo, expuestas en un sitio destacado. Estaban presentes en la inauguración el nuevo director del Malba, el brasilero Rodrigo Moura, los responsables de la Fundación Federico Klemm, Valeria Fiterman y Fernando Ezpeleta, y el presidente de la Academia de Bellas Artes, Sergio Baur, entre muchos otros.

En este transcurso por las diversas “modernidades” latinoamericanas, encontramos los íconos que fundan el nombre del Malba, junto a piezas nunca vistas, ya sea porque pertenecen a Costantini o por su adquisición reciente. Entre las primeras, no faltan el “Autorretrato con chango y loro” (1942), de Frida Kahlo, y “Baile en Tehuantepec” (1928), de Diego Rivera, dos de los récords en las compras del coleccionista. De Antonio Berni, el fresco “Mercado Colla” (salió por primera vez del país), su “Juanito dormido” y “El pájaro amenazador”, la gran escultura de mimbre de la serie “Monstruos cósmicos”, entre otras piezas. El “Rompecabezas”, de Jorge de la Vega, también está aquí. Para el coleccionista, el escalofrío de verlas partir se ve recompensado.

Entre las 170 obras, hay pintura, fotografía y escultura de Chile, Uruguay, Colombia, Venezuela, Paraguay y Cuba. También vimos “Omi Obini”, de 1943, un óleo sobre tela de Wifredo Lam, y “Armonía (Autorretrato sugerente)” de la surrealista Remedios Varo, algunas de sus compras recientes. Además del Lam, dos exquisitas piezas de la extraordinaria grabadora habanera Belkis Ayón, nunca expuestas en el Malba, sobre los rituales de la religiosidad Abakuá.

Belkis, como la llaman los cubanos, tuvo una vida trágica en virtud de su disidencia política y sexual; mereció una gran retrospectiva en el Reina Sofía hace tres años.

Del italiano Victor Brecheret, emigrado a San Pablo, se incluye la escultura Tocadora de banjo, una pieza mediana hecha en Carrara en las líneas modernistas del art déco. Y de la paraguaya Lotte Schulz, Guri, tinta y técnica de burilado sobre cuero nonato con pelo, de la Colección Malba. Y se incorporaron piezas del boliviano Gil Imaná, entre otras donadas al Malba por la artista y ex presidente de la Academia Matilde Marín.

Entre las obras que ha sumado Qatar, mencionemos el retrato René, de la libanesa, emigrada a Argentina, Bibi Zogbé, recuperada por el curador Adriano Pedrosa en la última Biennale. También hay obras de la surrealista Alice Paalen Rahon -“Luna de octubre”, al comienzo de la muestra-, y del escultor germano mexicano Mathias Goeritz. Todas ellas pertenecen al Mathaf, el Museo de Arte Moderno de Doha. La emigración a América Latina conforma un hilo que atraviesa la muestra.

Matilde Sánchez/Clarín-Cultura

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