
Vélez consiguió una victoria ajustada sobre el Barcelona, en un partido en el que encontró enseguida el gol pero que nunca pudo imponer superioridad, todo fue muy apretado y parejo y en algún momento puso en riesgo el triunfo. Pero mantener el arco en cero para ir a Guayaquil el miércoles que viene no deja de ser una buena señal para el equipo de Mauricio Pellegrino.
El receso por la Copa América no modificó el juego de Vélez. Por el contrario, el Flaco profundizó algunos movimientos que ya venía ensayando en las instancias finales de la Copa de la Liga Profesional y en la fase de grupos de la Libertadores. La línea de tres ya es parte de un estilo, con Guidara por la derecha más adelantado y Bouzat por la izquierda ante la ausencia de Francisco Ortega, en el seleccionado olímpico junto con Thiago Almada. En el retroceso, defiende con cinco.
Los dos juveniles son los únicos ausentes en la estructura titular que encontró el entrenador después más de un año de trabajo. Apareció Ricky Centurión de entrada y tuvo ráfagas de su juego atrevido: encaró, recuperó y tiró un par de caños (en el segundo, fue amonestado Piñatares). Sin embargo, como las jugadas las empezaba casi en el medio, no desequilibró en el último tramo, algo clave para un equipo que traslada con cuidado y paciencia la pelota desde la salida hasta el área rival, a veces sin sorpresa. Igual, fue lo mejor del local mientras estuvo en la cancha.
En una de las primeras llegadas, Vélez encontró el gol, tras un buen centro de Guidara y un gran cabezazo del Gato Lucero. Iban apenas siete minutos y parecía que el local iba por más.
Pero después de cierto dominio inicial se fue apagando, el juego se emparejó, con la buena movilidad del Kitu Damián Díaz en el equipo ecuatoriano. Pero de a poco, la pelea por la posesión del balón se transformó en un partido chato. Sin ejercer una fuerte superioridad, Vélez estuvo más cerca del segundo. Las pocas aproximaciones de Barcelona no generaron peligro en el arco de Hoyos durante la primera etapa.
Se adelantó unos metros en la parte final Barcelona y obligó al local a refugiarse cada vez más cerca su propio arco. Entonces, se hizo fuerte con la pelota parada y llenó de centros el área de Hoyos. Estuvo cerca del empate, en especial a los 27 minutos con un remate de Kitu Díaz desde afuera del área que la pelota pasó apenitas por arriba del travesaño.
Vélez, replegado, trataba de salir del asedio rápido para ampliar la ventaja de contra. No lo supo resolver. Aún así fue enorme el despliegue de Lucero, más afuera que dentro del área, aguantando la pelota, generando faltas.
Cuando entró Luca Orellano enseguida tuvo una buena proyección, abrió bien para Mancuello se demoró un instante y no encontró ángulo para el remate. A Vélez le faltó ese toque final para el segundo, como a Barcelona para llegar al menos hacer un gol.
Oscar Barnade/Clarín
DEFENSA MERECIÓ MÁS
Defensa y Justicia mereció otro final. Por su búsqueda permanente y porque Diego Alves, el experimentado arquero con pasado en el fútbol europeo, fue la gran figura de la noche en Florencio Varela. Flamengo se llevó un premio demasiado holgado: el gol de visitante y un triunfo que lo deja muy bien parado para la vuelta del próximo miércoles en el estadio Maracaná.
El Halcón salió sin inhibiciones a jugar con el gigante brasileño. Y su postura fue tan audaz que no habían pasado 30 segundos y ya había conseguido un tiro libre en la puerta del área rival. Walter Bou remató por encima del travesaño.
Volcado en ataque a bordo de un versátil 3-5-2, le planteó un partido incómodo a Flamengo, que llegó a Buenos Aires sin Diego (suspendido) ni Willian Arao (lesionado) y con la baja de Gerson, el motor del medio, que fue transferido al Olympique de Marsella que dirige Jorge Sampaoli.
Y lo perdió Tomás Cardona, debutante anoche con la camiseta del club de Florencio Varela. Llegó el tiro de esquina de Alexis Soto y el ex zaguero de Godoy Cruz cabeceó alto, justo cuando estaba en la boca del arco de Diego Alves.
Defensa y Justicia parecía tener todo controlado hasta que una buena jugada de Everton Ribeiro, que recuperó la pelota, y una acción de Michael conspiraron con su buen momento. Enganchó y giró el delantero nacido en Mato Grosso y sacó un remate que tuvo mucho de suerte. La pelota rebotó en Adonis Frías, hizo una extraña parábola y se clavó por encima de la cabeza de Ezequiel Unsain.
En el segundo tiempo, los locales se adueñaron de la pelota y fueron protagonistas. Dejaron espacios, es cierto, lo que permitió que Flamengo estuviera cerca de hacer el segundo a través de Gabigol. Unsain achicó abajo y le tapó el remate con sus piernas.
Pero fue Defensa el que estuvo más cerca en el complemento. Con los cambios de Sebastián Beccacece, que sumó delanteros. Primero, Gabriel Hachen. Después, Miguel Merentiel. Al final, Lucas Barrios. Pero Diego Alves tapó todo. Le sacó un zurdazo a Hachen, un remate a Cardona y otro a Merentiel.
El final encontró a Defensa y Justicia jugado y a Flamengo, con Renato Portaluppi ratificando un viejo axioma del fútbol de todos los tiempos y latitudes: técnico que debuta, no pierde. O gana. Así fue el caso.
Clarín/Deportes