La ilusión de Racing recibió un golpe en Curitiba, aunque para nada fue de nocaut. O, al menos no se sabrá hasta dentro de siete días. La derrota por 1-0 que se trajó de Brasil a manos de un oportunista Athletico Paranaense no es lo que fue a buscar, pero terminó dejándole la puerta abierta para revertir la historia en el Cilindro y así tratar de meterse en la semifinal de la Copa Sudamericana. Mereció más de entrada, no marcó en su momento y lo sorprendió el gol rival. Después se cansó y Arias terminó sosteniendo el resultado que lo deja vivo para la semana que viene.
Es un sueño que persigue hace décadas. Hay que retroceder hasta 1997 para encontrar la última vez que Racing jugó una semifinal de una competencia internacional. Pasaron 27 años sin poder acceder a esa instancia previa a una final. Está a un paso. Sin embargo, en casa tendrá que imponerse sí o sí.
A veces, en el fútbol, como en la vida, con hacer méritos no alcanza. A veces, más allá de los esfuerzos y de hacer la tarea, la moneda cae del otro lado, el de la injusticia. Y de eso también se trata el fútbol, de lo que le pasó a Racing en un primer tiempo que dominó en gran parte, que generó -no tanto como debió-, pero que falló en la zona de fuego y bajó la guardia justo en el momento en el que los hinchas locales le estaban haciendo saber a sus jugadores que no estaban para nada conformes con lo que estate ban viendo sobre el sintético césped del moderno estadio Arena da Baixada.
Presionó y guapeó en la mitad de la cancha con su tridente de volantes, la visita, y se hizo dueño de la pelota en esa zona neurálgica. Con un Agustín Almendra fino y un Juanfer Quintero metido, La Academia buscaba la espalda de los centrales de Athletico Paranaense para encontrar a su arma más letal, Maravilla Martínez. Así, el ‘9’ celeste y blanco quedó una vez de cara al gol. Remató de zurda y tapó bien Mycael en el primer palo.
El dueño de casa no la pasaba nada bien. Encima, perdió pronto al argentino Bruno Zapelli por una torcedura de tobillo. Debió salir en la primera parte por Joao Cruz. Y cómo serán las muecas del destino a veces en este impredecible depor
de pelota número cinco, que Joao Cruz fue el autor del gol de Paranaense en el primer remate certero al arco del local en toda la etapa inicial. Estaba destinado a entrar y a marcar la diferencia, aun cuando el panorama era desalentador por cómo Racing dominaba cada maniobra con personalidad .
Se descuidó y la fue a buscar adentro. Una pena, teniendo en cuenta que venía teniendo una noche productiva, obligando al error en la salida a su adversario y ganando varios tiros de esquina que luego no pudo aprovechar.
Intentó mantener la intensidad Racing en el complemento. Salió con el mismo ímpetu que en el inicio. Sin embargo, esta vez no generó tantas situaciones y, poco a poco, el elenco brasileño fue equilibrando la balanza en el juego. Lejos de meterse atrás, Paranaense tuvo la premisa de disputar el trámite lejos de su área.
Costas probó con el ingreso de Roger Martínez por Maximiliano Salas para tener mayor peso ofensivo, pero el que tenía las más claras era Paranaense. Gabriel Arias debió intervenir con una doble salvada espectacular. Igual, Racing no se rindió y respondió con un remate de Roger que tapó Mycael. De ida y vuelta se planteó, entonces, la etapa final de un cruce parejo.
En el rastreo del empate, los de Avellaneda dejaban espacios y Arias puso sus manos para sostener la mínima diferencia, pensando en la revancha. Pudo haber aumentado Paranaense para viajar más tranquilo a Buenos Aires, pero no logró vencer nuevamente a Arias y todo quedó abierto.
Clarín/Deportes