
Federico Delbonis tuvo su último baile. No fue con resultado ideal, por supuesto, pero en definitiva es lo que menos interesa. Finalizado el partido ingresó a la sala de prensa del renovado Buenos Aires Lawn Tennis Club, con una sonrisa, y dijo, entre risas: «Del partido no quiero hablar».
El elegido del destino, en efecto, disputó su último partido luego de 16 años como tenista profesional. Lo hizo junto con su amigo Facundo Bagnis, en el estadio 2 del complejo en el que se juega el Argentina Open, el quinto certamen de nivel ATP más antiguo del planeta –nació en 1893 como Campeonato del Río de la Plata y ahora lleva su 24ª edición consecutiva-. Cayó 6-2 y 6-2 ante los españoles Roberto Carballés Baena y Jaume Munar, aunque poco importa para lo que representa en la historia del tenis argentino.
El retiro de Delbonis no es una noticia menor. Es el elegido, el hombre que grabó su nombre para siempre, el jugador que ganó el partido que será recordado a lo largo de los años, el partido que le dio a la Argentina la única Copa Davis de todos los tiempos.
«Esto es lo que quería. Los jugadores de tenis siempre tenemos un círculo, somos un poco egoístas en el buen sentido, porque siempre queremos lo a que nosotros nos hace bien. Hoy siento que hago lo mismo: llegué a un punto en el que no me entrené como me tenía que entrenar para revertir la situación, por mis dolores diarios. Tomé una decisión que era totalmente sana. Ya no tengo las herramientas físicas para llevar esto durante un año calendario», contó el zurdo de 33 años, quien arrastra problemas en su cadera desde hace varios meses.
Y aclaró, para separar su trayectoria personal de lo que logró en la histórica final de Croacia, en 2016: «Separo mi carrera en dos partes: lo individual y lo colectivo. No me puedo quedar con una sola cosa. En mi carrera personal tengo varios momentos y en lo grupal, sin dudas, no hace falta mencionar el momento que elijo: gracias a Dios formé parte de ese equipo».
El azuleño se instaló en la historia dorada del tenis argentino como integrante clave del cuarteto campeón del mundo en la edición 2016 de la Copa Davis, completado por Juan Martín Del Potro, Leonardo Mayer y Guido Pella, con Daniel Orsanic como capitán.
Número 33 del mundo en 2016 y ganador de dos títulos en singles de ATP -San Pablo 2014 y Marrakech 2016-, Delbonis era el último de los cuatro protagonistas de la final ante Croacia, en el Arena Zagreb, que seguía en actividad -si bien Del Potro no anunció un retiro formal, no juega desde 2022, precisamente en su «despedida» en Buenos Aires ante su propio amigo Delbonis-.
El zurdo ganó, en junio del año pasado, el último título de su carrera: fue en el Challenger de Cali, en Colombia, después de vencer en tres parciales a su compatriota Guido Andreozzi en la final. En ese momento ya lo aquejaba la cadera.
En sus 16 años como profesional cosechó, entre otros logros, tres victorias contra jugadores del top 10, dos de las cuales fueron de gran impacto: derrotó a Roger Federer (5°) en el ladrillo de Hamburgo, en 2013, y se impuso ante Andy Murray (2°), en Indian Wells 2016. Llegó, además, a los octavos de final de Roland Garros en 2021, su mejor resultado en torneos de Grand Slam.
Y también acumuló ocho éxitos contra tenistas del top 20, entre los que se habrá destacado para siempre, justamente, el quinto punto de la final de la Copa Davis ante Croacia: el 27 de noviembre de 2016, con la serie igualada 2-2 en busca de la primera ensaladera de la historia, Delbonis sacó a pasear por 6-3, 6-4 y 6-2 al gigante Ivo Karlovic (20°) y le dio el título mundial a la Argentina.
«La verdad es que nadie estaba preparado para vivir el después de la Copa Davis. Todos estábamos preparados para ganarla pero ninguno estaba listo para pensar qué hacer si la ganábamos. Nos tomó por sorpresa a todos. Ganar la Davis fue único en el aspecto emocional. Tuvo una magnitud enorme y nadie estaba acostumbrado a ese nivel mediático. Antes pasábamos desapercibidos en ciudades grandes pero hoy nos cuesta más. No me quejo, claro. Hay que tomar ciertos recaudos para que todo siga con la mayor normalidad posible», contaba meses después Delbonis, quien jugara un total de nueve partidos coperos entre 2014 y 2016, en la intimidad de una entrevista con Página/12.
Aquel fin de semana indeleble de noviembre de 2016, después de cuatro finales perdidas (1981, 2006, 2008 y 2011), Argentina rompería el maleficio y dejaría de ser la única potencia del mapa internacional del tenis que no había ganado el título en la competencia más prestigiosa del tenis por equipos. En un estadio cubierto repleto de hinchas argentinos, en una atmósfera acaso imposible de igualar, Delbonis jugó el partido más importante con el temple de un guerrero impertérrito, la misma serenidad con la que ya había aportado dos puntos bisagra en los cuartos de final ante Italia, en el polvo de ladrillo de Pésaro, contra Andreas Seppi y Fabio Fognini.
Ya había caído por detalles, en cinco sets, en el primer punto de la serie ante Marin Cilic, el siete del mundo, y ya habían transcurrido los otros tres partidos: Del Potro había trabajado para atajar las bombas de Karlovic, había cedido junto con Mayer en un doble adverso ante Cilic-Dodig y había materializado el milagro con una remontada de dos sets abajo frente a Cilic, cuando Croacia ya se sentía campeón. Karlovic tenía la cabeza en los festejos antes que en el quinto punto; Delbonis, por el contrario, se moría por jugar ese partido. El resultado fue apabullante: 6-3, 6-4, 6-2 y la gloria eterna.
«Yo pensé que no iba a jugar. Estaba muy complicado. Cilic venía muy sólido y a Juan Martín le había costado entrar en ritmo, cansado después de haber jugado viernes y sábado. En el cuarto set empecé a mentalizarme y el quinto no lo vi porque me aislaron en el vestuario para que no crecieran mis nervios. Pero era imposible; estaba pendiente de un resultado de vida o muerte. Me atacó la presión de golpe. Por suerte lo tomé como una gran oportunidad y puse la cabeza simplemente en jugar. Karlovic tuvo mucha presión porque ellos estuvieron a punto de ganar y tenían que empezar de cero en otro partido. Después del primer set Karlovic se vino abajo», profundizó el héroe de Azul, en diálogo con este medio, respecto de los momentos previos al máximo compromiso de su vida. El partido que nadie jamás olvidar ni borrar.
PERDIÓ SCHWARTZMAN Y SE PLANTEA EL RETIRO
El argentino Diego Schwartzman, lejos de su mejor versión, quedó eliminado del Argentina Open, torneo que supo ganar en 2021, al perder en la ronda inicial con un tenista surgido de la clasificación, el colombiano Daniel Elahí Galán 2-6, 6-1, 6-4.
El «Peque», relegado al puesto 116 del ranking mundial de la ATP, rindió de mayor a menor y lo pagó con una nueva derrota en una ronda inicial, esta vez ante el colombiano Galán (80°), luego de dos horas y 19 minutos, en la cancha central del Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Schwartzman, quien también había sido finalista del Argentina Open en 2019 (perdió con el italiano Marco Cecchinato) y 2022 (cayó ante el noruego Casper Ruud), venía de perder rápido en el Córdoba Open, en la ronda inicial ante el argentino Román Andrés Burruchaga.
«Jugué un buen primer set, pero después no pude sostenerlo. Estoy triste de que esto me pase acá en Buenos Aires, creía que podía ganar el partido, pero no se dio», analizó el protagonista en la rueda de prensa posterior a su derrota.
«Rescato como la gente me trató, el apoyo es mayor porque intentan sacarme del mal momento deportivo, creo que por esa ayuda jugué un par de games más. Veremos hasta dónde la puedo estirar de esta manera», expresó apesadumbrado Schwartzman.
«No sé lo que está pasando, es como que en los momentos del partido aparecen distintas cuestiones que me hacen hacerlo mal. Este año tenía la ilusión de mejorar, de hacerlo bien y veremos si en los próximos meses puedo encontrar soluciones», concluyó el «Peque».
Por su parte, en la cancha auxiliar número 2 del complejo ubicado en el barrio porteño de Palermo, el argentino nacionalizado italiano Luciano Darderi (76°) ratificó su excelente momento y se instaló en octavos de final tras vencer al bonaerense Mariano Navone (117°), surgido de la «qualy», 6-2, 6-1 en una hora y cuarto de juego.
Darderi, nacido en Villa Gesell y campeón el domingo pasado en el Córdoba Open, jugará en los octavos de final ante el ganador del encuentro que cerrará la jornada del martes entre el argentino Sebastián Báez (30) y el español Bernabé Zapata Miralles (78).
«Viví una semana increíble, recién estoy cayendo. No esperaba llegar tan suelto y bien físicamente, estoy muy contento y espero seguir así en lo que viene», comentó Darderi poco después de su triunfo.
«Significa mucho para mi haber ganado en Córdoba y avanzar acá en Buenos Aires, tenía armado un calendario de Challengers y ahora esto modifica todo pero se que necesito seguir sumando victorias», concluyó Darderi, de 21 años, quien se asegura por el momento ingresar a Roland Garros, el segundo Grand Slam del año a jugarse desde la última semana de mayo en París.
Los otros argentinos que ganaron fueron Federico Coria a Sebastián Ofner 7-5 4-6 7-5, Camilo Ugo Carabelli a Juan Pablo Varillas 7-6 (7-5), 6-4, y Sebastián Báez a Bernabé Zapata Miralles 6-3, 6-3.
Cómo sigue el singles del Argentina Open
-Miércoles: cancha Central Guillermo Vilas
A las 13.30: Tomás Martín Etcheverry (Argentina) vs. Daniel Elahí Galán (Colombia).
No antes de las 15.30: Alejandro Tabilo (Chile) vs. Dusan Lajovic (Serbia) o Arthur Fils (Francia).
No antes de las 18.30: Francisco Cerúndolo (Argentina) vs. Facundo Díaz Acosta (Argentina).
No antes de las 20: Nicolás Jarry (Chile) vs. Stan Wawrinka (Suiza)
Pablo Amalfitano/Página 12-Deportes