El Monumental fue una fiesta. De principio a fin. Y bajo un diluvio, se prolongaron los festejos por la victoria en el Superclásico afuera y adentro de la cancha, donde el equipo de Marcelo Gallardo fue letal ante un Vélez desconcertante al que goleó por 4 a 1. Así, River terminó segundo la fase regular del Torneo Apertura y llega como candidato a los playoffs. En los octavos de final se enfrentará a Barracas Central en Núñez y evita a Boca en los cuartos. Solo podría cruzarse con su eterno rival en la final.
En dos semanas todo cambió en River. El equipo dio un giro que tranquiliza y genera confianza hacia lo que viene. Mejoró el juego y aparecieron los goles. En los últimos cuatro partidos, convirtió 11 tantos. Desde la goleada a Gimnasia en el Bosque, se produjo en clic notorio. Ahora, todo fluye mejor en el campo de juego.
River fue apabullante ante Vélez. Ante del cuarto de hora ya ganaba con el gol de Sebastián Driussi, que desde el encuentro en el Bosque viene convirtiendo en todos los partidos. El Gordo apareció para empujarla en el área chica. Pero el tanto podría haber sido convertido por Casco, que apiló gente desde atrás o por Mastantuono que agarró el primer rebote del arquero visitante Randall Rodríguez.
Todos atacaban en River. Y lo hacían de modo sincronizado. Con velocidad y precisión. De un lado a otro, buscando el hueco por donde dañar al rival. Y ahora no solo se patea al arco, sino que se acierta. Como lo hizo Facundo Colidio, que enganchó y definió cruzado con una precisión que no venía teniendo. Y por si fuera poco, Nacho Fernández, que fue titular y jugó un gran partido, definió por arriba para poner el 3-0 parcial pasada la media hora de juego. Antes, fue clave Mastantuono, que aprovechó el error de Rodríguez, le sacó la pelota, se la pisó y se la dio a Nacho para que definiera. La joya estuvo imparable una vez más.
Ahora lo sufrió Vélez, que padeció a todo River. No solo los jugadores. También, los Mellizos. Justo en el día de su cumpleaños 52 les tocó enfrentar a River en el Monumental. Desde las tribunas les recordaron la final de Madrid. Y en el césped volvieron a ser derrotados por la banda roja. También tuvieron un duelo aparte con Andrés Merlos, que los amonestó a los dos por protestar.
Vélez estaba para ser goleado pero River mostró que tiene algunas fisuras defensivas. González Pirez salió lejos y el pase de Bouzat llegó al espacio de Casco que quedó desairado mientras Pezzella habilitaba a todos. Maher Carrizo dominó, enganchó y cruzó el remate para descontar.
En el segundo tiempo, River bajó la intensidad. La fuerte lluvia, con relámpagos y truenos incluidos le agregaron un condimento al juego. Pero lo mejor en la segunda parte estuvo en las tribunas con la gente de River saltando y cantando bajo el agua.
Vélez hizo más pie que en el primer tiempo, quiso hacer algo más pero no pudo ni le salió. Pizzini entró y entendió lo que había que hacer: pegarle de afuera. En una reventó el travesaño y en la otra se fue apenas desviado. Si hubiera convertido alguna el final hubiese sido vibrante .
Y River manejó los tiempos a partir de la ventaja que tenía. Gallado aprovechó para cuidar piernas de cara al viaje a Ecuador por la Copa Libertadores y metió rápido los cinco cambios. Salieron Enzo Pérez, Galoppo, Driussi, primero y después Mastantuono y Colidio. Perdió consistencia pero no sufrió más allá del tiro en el travesaño de Pizzini. Y con Nacho como bandera manejó los ritmos.
La victoria para River no corrió riesgos. Y de penal (que no fue) Borja convirtió el cuarto después de patearlo de nuevo ya que primero se lo habían atajado pero el VAR avisó que hubo adelantamiento de Raodríguez. El colombiano se sacó la mufa y selló el resultado. River cumplió con las tres G (ganó, gustó y goleó) y va por más…
Maximiliano Benozzi/Clarín-Deportes
El mismo escenario, la misma decepción. Aquí comenzó el ciclo de Gago, con una derrota aplastante, que dejó señales negativas. Y aunque corrió mucha agua debajo del puente del fútbol en estos seis meses, los golpes que sufrió fueron tan duros que terminó despedido. Herrón se corporizó en un técnico de coyuntura, una vez más. Había cierta expectativa del Consejo de Fútbol. Especialmente, porque el deseo de Riquelme es estirar el interinato. Otro trago difícil de digerir para los hinchas. Sobre todo, después de estos noventa minutos en Victoria que dejó a Boca sin la punta por diferencia de gol.
Y también, con muchas incógnitas. Porque el entrenador de emergencia metió mano en el esquema durante el partido, mareó a varios futbolistas rotando posiciones, sacó a los que mejores prestaciones estaban dando en la noche de Victoria y sostuvo durante demasiado tiempo a otros que no dieron la talla. Tuvo mucho más la pelota en el segundo tiempo, lo encerró a Tigre, pero no tuvo grandes ocasiones para ganar el partido, muy a pesar de los dos goles (bien) anulados por la intervención del VAR.
¿Qué cambios sustanciales se pudieron ver de Boca? En principio, el esquema. De la polémica línea de cinco, que condenó al anterior entrenador, se pasó al 4-3-3. Después, modificó la posición de algunos futbolistas. Zenón, que habitualmente se mueve por la izquierda, arrancó como extremo derecho. Palacios, casi siempre fue enganche en el ciclo de Pintita, se ubicó como volante por la izquierda y muy lejos del arco rival. A tal punto que hubo demasiados pases en su propio campo. Y Velasco -favorito de Román- volvió a la titularidad por la izquierda, sin tanta gravitación más allá de su participación secundaria en el gol xeneize.
En la función defensiva, se armó con un 4-5-1 y con la ventaja, a bordo de un 4-4-2 en el que Zenón terminó jugando por la izquierda. Sin embargo, tuvo los problemas de siempre en la contención. Sufrió en el medio, fue permeable por los costados y le faltó firmeza a la hora de rechazar las pelotas paradas.
Por diferencia de gol, el primer lugar es de Argentinos.
Tigre arrancó mejor. Con un 42-3-1 en el que Santiago González y Scipioni se repartieron el medio y los tres volantes ofensivos no solo mostraron una gran movilidad; también, fueron profundos. Sobre todo, en las bandas.
Boca trató de no desordenarse y empezó a encontrar espacios. Entonces, Zenón quedó perfilado para su mejor pierna y sacó un zurdazo desde el vértice del área que encontró una notable respuesta de Zenobio. Fue una advertencia.
Después, llegó el gol. Fue a partir de una polémica. Forcejearon Battaglia y Eric Ramírez. El venezolano cayó y el zaguero visitante pudo despejar largo. Scipioni no logró anticipar y la pelota derivó en Velasco, que abrió a la derecha para Merentiel; el uruguayo encaró hacia el arco, enganchó, jugó hacia atrás y dejó a Zenón de frente al gol. El correntino resolvió de zurda.
Tigre casi lo empata con un centro de Saralegui que Fértoli, uno de los más incisivos, cabeceó por encima del travesaño. Fue un indicio de la fragilidad de Boca atrás. Hasta que en el primer minuto adicionado, Marchesín tapó un mano a mano ante Ramírez y llegó el tiro de esquina que posibilitó el 1 a 1. Ejecutó Cabrera, la bajó Laso y anticipó Scipioni. Todos fallaron en las marcas y el arquero salió.
En el segundo tiempo, Boca se hizo dueño de la pelota, soltó a Palacios y arrinconó a Tigre. Hubo un tiro de esquina de Zenón que bajó Belmonte y Sosa empujó contra su propio arco. Tello dio el gol, pero el VAR lo llamó: no había visto la mano del volante cuando bajó la pelota. Más tarde, se atragantó otro grito de Boca por posición adelantada de Rojo. Había sido de Battaglia.
Los cambios de Diego Dabove energizaron a Tigre. No se entendió la salida de Merentiel, uno de los más exigentes en Boca. Tampoco, la de Belmonte, que había llegado varias veces limpio al área.
El final encontró más conforme a Tigre que a Boca. La cara de Herrón era todo un testimonio. Está en una silla caliente y obligado. Se lo hará saber la gente en los playoffs que disputará en la Bombonera.
Daniel Avellaneda/Clarín-Deportes
OTROS RESULTADOS
San Martín (San Juan) 0 – Aldosivi 3
Gimnasia 1 – Platense 0