El punto que consigue del otro lado de la Cordillera es valioso por la coyuntura. Racing venía de una caída pesada en su propia cancha ante Bucaramanga y no daba la talla en Santiago de Chile. Sin embargo, los cambios de Gustavo Costas y el amor propio confluyeron en un gol que la pequeña delegación de dirigentes gritó con furia en ese Monumental vacío, producto de la sanción que recibió Colo-Colo por la muerte de dos hinchas en las adyacencias del estadio. Y la vuelta hasta Avellaneda tendrá un alivio en el equipaje justo cuando se jugará el boleto a los playoffs domésticos ante Defensa y Justicia, el lunes en Florencio Varela.
La ausencia de Nardoni en la mitad de la cancha es un problema recurrente para Costas. El despliegue del volante de 22 años, esa energía que tiene a la hora de recuperar la pelota y pisar el área, es un atributo que extraña el equipo. Y el mediocampo que presentó el técnico en la primera etapa estuvo lejos de ser combativo. Zaracho estuvo lejos de compensar en una zona en la que se requiere músculo. Es cierto que no tiene las características de recuperador, pero tenía que cumplir esa función. Tampoco Almendra es un dotado físicamente. Lo suyo pasa por armar el juego.
En este contexto, Racing se vio superado en un sector neurálgico. Y Colo-Colo, ordenado, intenso, ganó las divididas. Entonces, encontró el gol muy rápido. A partir de una pelota parada, y un rechazo de la defensa celeste y blanca, llegó el zurdazo inapelable de Cepeda. Su disparo violento, rasante, se clavó en un rincón, lejos del alcance del número uno de la Academia.
Racing tuvo pocas situaciones para inquietar a Brayan Cortés. Cuando apenas se habían superado los sesenta segundos, Zaracho resolvió mal. Eligió cabecear muy débil a las manos del arquero chileno cuando tenía tiempo para el control y el remate franco. Después, ya en desventaja, encontró una réplica en la que Maxi Salas habilitó a Adrián Martínez y el disparo de Maravilla halló una buena respuesta de Cortés, que manoteó por encima del travesaño.
En ese 3-4-3 que pergeñó Costas faltó mayor convicción de los laterales para pasar al ataque. Lo hizo Gastón Martirena con más empuje que claridad. Faltó juego y los pases largos desde el fondo fueron muy inexactos. En este contexto, ganaron los centrales de Colo-Colo, que se manejó mejor en el mediocampo con Vidal y Pavez, dos experimentados.
La expectativa estaba enfocada en el banco de Racing. Se intuían modificaciones para el segundo tiempo, pero Costas insistió con el mismo equipo hasta el primer cuarto de hora. Entonces, salió Zaracho, que pedía cambio desde la etapa inicial. En su lugar ingresó Solari, un velocista. Le faltaba más claridad que vértigo a la Academia.
En este contexto, más allá de que se había mostrado una actitud más agresiva, Racing siguió siendo deficitario desde el juego. Y con ColoColo agrupado, agazapado para lastimar de contra, todo se le hizo cuesta arriba al conjunto argentino. Jorge Almirón, en tanto, refrescó el medio con el ingreso del joven Pizarro por el veterano Vidal.
Faltaba lucidez en Racing. Entonces, Costas recurrió a Barrios y Vietto en lugar de Martirena y Nacho Rodríguez. Y enseguida, desbordó Rojas, cabeceó Vietto y Cortés controló con seguridad.
El partido se hizo de ida y vuelta. Costas volvió a meter mano en la formación, prescindió de Salas y mandó a la cancha a Balboa. Soltó a Rojas y apostó al doble “9”.
Y aun sin un gran rendimiento, lo acorraló a Colo-Colo. Fue clave Solari para rescatar una pelota que se perdía en el lateral. Y de ese saque de costado ejecutado por Colombo, peinó Martínez, la aguantó Balboa y un pase de Maravilla encontró a Barrios de frente al arco que sacudió de zurda para el 1 a 1.
En el final, Racing lo buscó, pero se expuso. Cuando falló Arias, García Basso salvó ante Javier Correa. Y siempre estuvo firme Sosa. Para volver a Buenos Aires entero en la Libertadores y enfocarse en el Torneo Apertura a bordo de un empate que cotiza fuerte.
Daniel Avellaneda/Clarín-Deportes
OTRO RESULTADO
Alianza Lima 3 – Talleres 2
Dominaba, llegaba y era el candidato a llevarse el triunfo en Asunción. Pero Independiente se cavó solito la fosa y por elocuentes fallas propias le dejó servida la victoria a un Guaraní que sacó ventaja de los regalos de su rival. El equipo de Avellaneda volvió a perder de visitante en el grupo A de la Copa Sudamericana; fue por 2 a 1, con un jugador menos por la expulsión de Iván Marcone, y ahora está obligado a ganar lo que le resta.
Dos factores le complicaron la tarde a Independiente en el Defensores del Chaco: la falta de puntería y los graves errores no forzados. Es difícil explicar cómo pasó de tener a Guaraní acorralado a, en un abrir y cerrar de ojos, perder por 10 y quedarse con un hombre menos. Pero le sucedió al equipo de Julio Vaccari en un primer tiempo de locos.
Independiente era una tromba, principalmente con un Alvaro Angulo imparable por la banda izquierda. Tanta era la superioridad que Francisco Arce tuvo que hacer un cambio táctico para contener al colombiano. Sacrificó a William Mendieta y metió a Alcides Benítez para armar una línea de cinco defensores.
La visita no metió las que tuvo y el partido se le volvió en contra como un boomerang en un instante. Sebastián Valdéz dejó corta una pelota de cabeza para Rodrigo Rey y el que lo aprovechó fue Gustavo Vargas, quien definió ante el vencido arquero. Eso impactó a Independiente. Y sobre el final de la primera parte, ya en el tiempo adicionado, Iván Marcone cometió una irresponsabilidad al revolear una patada desde el piso sobre Benítez. Fue amonestado por el árbitro peruano Roberto Pérez, pero desde el VAR llamaron para su revisión y cambió la decisión por la tarjeta roja. Correcta determinación arbitral.
Vaccari debió repartir y dar de nuevo en el descanso. Usó bien el tiempo muerto de 15 minutos el DT. Mandó a Rodrigo Fernández Cedrés por Lautaro Millán y a Pablo Galdames por Federico Vera; así Felipe Loyola pasó al lateral y reordenó el medio que había quedado diezmado. Se salvó del segundo con un tiro en el palo de Fernando Fernández. Y respondió con el empate gracias a un centro de Angulo que peinó Luciano Cabral en el primer palo y clavó en el segundo Loyola, libre.
Pareció que, con el envión, Independiente se animaría a la corajeada. Cabral probó desde afuera y casi anotó. Pero en ese momento de valentía llegó el golpe letal de Guaraní. Otro error, un rebote de Rodrigo Rey que dio en Vargas y se metió, sentenció su suerte.
Clarín/Deportes
OTRO RESULTADO
Vasco Da Gama 0 – Lanús 0