El sonido del alarido, acompañado por los aplausos y los festejos del público en el estadio principal del Buenos Aires Lawn Tennis Club, opacó hasta el ruido que genera el paso del tren de la línea Mitre por encima de las tribunas. No era para menos: Francisco Cerúndolo acababa de eliminar, a fuerza de palazos y drives imparables, al alemán Alexander Zverev, número dos del mundo y máximo favorito del Argentina Open. Después de haber estado set y break abajo en el marcador, fue 3-6, 6-3 y 6-2.
Tampoco era para menos en términos más amplios: habían pasado segundos de haber concretado el mayor triunfo de su vida, el mayor golpe de su trayectoria como tenista profesional. Ya había ganado once partidos contra jugadores ubicados entre los diez mejores del ranking, la condición que se le atribuye por su propia proyección (fue 19° en 2023), pero ahora había borrado al dos del mundo a cinco cuadras de su casa, en el torneo que siempre soñó jugar.
Cuando parecía que la lluvia no permitiría que se jugara el partido más esperado de la jornada con normalidad, se supo que la organización aguardaría sin demasiado apuro: ya se había bajado el italiano Lorenzo Musetti por lesión –se medía con el español Pedro Martínez, el próximo rival de Cerúndolo-. Entonces hubo acción.
El desarrollo del partido tuvo un comienzo muy parejo, con Cerúndolo metido en el trámite, con la intención de encontrar el apoyo justo para castigar de drive. Zverev estableció la diferencia que suelen marcar los jugadores fuera de serie frente a los buenos. La lógica del dos del mundo contra el 28°.
Soportó cuando le tocó de ambos lados, transicionó a posición de ataque en los pasajes en que debió cambiar y jugó con la presión de Fran: el argentino «se quebró solo» con dos drives afuera y dos dobles faltas seguidas para colocar al alemán 4-2 arriba con el servicio. El número dos del mundo se puso al frente sin haber otorgado puntos de quiebre y después de convertir el único que tuvo en todo el primer parcial.
Ya en el segundo parcial Zverev, que jugaba su décimo partido en lo que va de la temporada, continuó con la velocidad estándar de su juego: en el tercer game quebró el servicio de Cerúndolo y sacó 2-1 arriba. Pero hubo un clic: Fran dio un paso al frente, encontró posición para repartir mejor sus tiros con el drive y aguantar los embates con el revés.
Recuperó de inmediato con el primer break point que tuvo hasta ese momento en el partido y ya se plantó de igual a igual. Cuando encuentra su modo top 10 -no llegó a serlo pero tiene potencial para ello- compite con cualquiera. Sin importar si es el dos del mundo: volvió a quebrar, se puso 5-2 y, luego de un parate de 15 minutos por una fuerte pero efímera lluvia, pudo sellar el parcial por 6-3 para nivelar el juego. Ya había llegado al partido Billy The Kid, como lo apodó su padre Alejandro Cerúndolo -309° como tenista en 1982, entrenador de varios jugadores y capitán de Fed Cup a fines de los ’80-.
«Sus partidos son como en los pueblos en los que no queda nadie en la calle, están él y el rival, y hay un cartel que dice “dead or alive”: Fran y el otro a los tiros, esquivando balas, y gana el que mete el último balazo. La vida de Fran es la de un pistolero: sabe que tiene mucho poder de fuego y lastima siempre que golpea”, dijo el Toto.
En el definitivo el poder de fuego no abandonó a Fran: el número uno de Argentina se mantuvo cerca de su techo y hasta exhibió su parte más sanguínea. Una vez break arriba tuvo que afrontar un duro momento en el cuarto game: a fuerza de disparos imparables con el drive salvó tres break points y se colocó, alarido mediante, 3-1 arriba. Una vez superado el umbral ya no hubo más espacio: la versión top 10 del mejor argentino del ranking resultó demasiado para un Zverev que ya no pudo hallar respuestas a los misiles.
«En términos de ranking es el mejor triunfo de mi carrera. En un momento estuvo complicado pero pude resolver las dificultades. Estaba muy difícil», explicó Fran instantes después del triunfazo, el segundo en dos partidos disputados contra Zverev: ya le había ganado en los octavos de final del Masters 1000 de Madrid 2024 por 6-3 y 6-4.
Pablo Amalfitano/Página 12-Deportes
NAVONE CAYÓ EN UN PARTIDAZO ANTE FONSECA, UNA ESTRELLA QUE SE VIENE
La jerarquía natural, en muchas ocasiones, suele ocultar la inexperiencia de un joven para que se termine desenvolviendo con temple y solidez en momentos difíciles, como si transitara un largo recorrido en su profesión.
El tenista brasileño Joao Fonseca tiene solo 18 años, y se desempeña con una templanza y una seguridad que pareciera tener muchos años dentro del circuito mundial. Sin embargo, el chico arribó por primera vez a una semifinal de un torneo ATP, luego de vencer 3-6, 6-4, 7-5 al argentino Mariano Navone, en la cancha central del Buenos Aires Lawn Tennis.
La victoria no fue una más para él, sino que pudo haber marcado el despegue definitivo de alguien que se perfila para ser un protagonista estelar de la actividad. Fonseca se encontró con un doble match point en contra en el tercer parcial, y con mucha fuerza mental dio vuelta la situación y se terminó quedando con el triunfo.
«El tenis es así, estos son los partidos que te fortalecen como persona, como jugador. La única vez que pasé al frente fue en el 6-5 del tercero. Creo que jugué con coraje en los momentos difíciles», explicó el ganador en la conferencia de prensa posterior.
Navone tuvo un gran desempeño, pero no pudo aprovechar esa chance para ganar y ubicarse entre los cuatro mejores. Fonseca, en cambio, no dejó pasar la suya y enfrentará este sábado al serbio Laslo Djere, que superó 7-6 (7-3), 6-3 al brasileño Thiago Seyboth Wild.
«Esto me permite -continuó Fonseca- crecer internamente, ya que es muy importante la parte mental para sacar adelante esta clase de encuentros. Me siento muy feliz con el resultado y conmigo mismo, por lo que pude responder en la cancha».
El brasileño dijo que fue creciendo «como juvenil, y luego como profesional. Empecé muy atrás en el ranking, afuera de los 100 primeros, y hoy estoy cerca del puesto 80. Sueño con poder ganar un título, no sé si será esta semana, pero llegará». Y fue más allá: «Es difícil jugar con este clima, con la lluvia y las interrupciones. Pero fui teniendo paciencia para poder seguir adelante».
En relación al juego agresivo que exhibe, aún en los instantes más dramáticos, el juvenil señaló que cuando era pequeño veía la pelota «pasar muy rápido. Por eso, mi entrenador me enseñó a ser ofensivo y sólido para no padecer esos problemas».
La comparación, una vez más, con el exjugador de su país Gustavo Kuerten, volvió a aparecer en el diálogo con los periodistas, pero el propio Fonseca se encargó de aclarar: «Cuando me mencionan a él siento motivación, es una presión buena. Tengo que pensar en el interior y no en el exterior. Me tengo que mantener con humildad. La verdad, no me gusta que me comparen con él, cada uno es diferente».
Fonseca, a su corta edad, expresó que su vida social es muy activa, y que comparte con sus amigos los momentos que le permiten despejarse y dejar de pensar en el tenis. Sus dos hermanos mayores lo ayudaron en ese aspecto, para poder ser más maduro. Lo que muestra adentro de la cancha lo sigue confirmando.
Adrián De Benedictis/Página 12-Deportes