
Debo confesar que tardé mas de cuarenta y cinco minutos en estampar la primera letra en esta despedida. Decidí hacerla para extirpar, aunque sea un pedazo, del gran dolor que siento desde que me enteré de la partida de Rodolfo. En mis veteranos 65 años me tocó despedir seres queridos. Mis padres, mis suegros, unas cuantas hermosas mascotas, pero nunca experimenté lo que pasó en esta fría noche de Buenos Aires.
Recibí el llamado de una amiga en común dándome la noticia. La voz quebrada, el llanto, la angustia a flor de cada palabra, «falleció Rodolfo», pudo balbucearme para entregarme la pésima, inesperada, increíble y terrible noticia. Por primera vez en mi vida una sensación helada recorrió todo mi cuerpo, de pies a cabeza. Me levanté inmediatamente de mi silla. Mabel tomaba una clase por Zoom detrás mío. Inmediatamente, se disculpó para estar a mi lado. Tal la impresión que le causó alguna reacción mía que ni yo mismo concienticé en ese momento.
Planteé para mi mañana de viernes la misma rutina de cada día. Quería darle la espalda a la realidad, pero ella me tocaba con su dedo índice mi hombro y, testarudamente, volvía a estar delante mío. Comenzó su día Mabel con ese saludo tan necesario y caluroso, con beso y abrazo, de cada día. Hoy sentí que a mi compañera de vida no le pudo entregar todo mi corazón como en cada encuentro.
Rodolfo Weisskirch era uno de esos tipos queribles al 1000%. De los que no te encontrás por estos tiempos muy seguido. Siempre una palabra de aliento, contenedora. Nunca faltaba un tiempo para lo que le quisieras comunicar y, menos, para tenderte una mano. Hiperactivo, estudió Cine y Teatro. Y desarrolló todo su tiempo siendo actor, director de teatro, ayudante de dirección en el Séptimo Arte (con el talento suficiente y los conocimientos necesarios para dirigir cuando se diera la esquiva oportunidad), animador, periodista, columnista de cine,etc.
Cada conversación sobre cualquiera de estos temas disparaba en su creativa cabeza un proyecto nuevo. Con una capacidad laboral pocas veces vista, estiraba las 24 horas diarias para darle lugar a su pasión. Nunca te faltaba de él una devolución ante cualquier consulta. Siempre positiva, aún marcándote cosas para mejorar.
Periodísticamente debería decir que tenía 36 años y recorrer su enorme currículum que él, con la modestia de los grandes, casi que ocultaba. Pero decidí hacer centro en el Weisskirch persona, el que nunca olvidaremos.
Y escribiendo estas palabras me di cuenta que pasó con Mabel esta mañana. Un trozo de mi corazón se fue con Rodolfo en la fría noche de jueves en la Ciudad de la Furia. A cientos le debe estar pasando lo mismo. Formaremos un corazón gigante para que vibre en nosotros en todo momento.
QUE TENGAS UN BUEN VIAJE RODO!!
(Deseo fervientemente volverme a encontrar con vos…)
Gabriel Giachero – Un Buen Fin de Semana – MG Radio
Posted by MG Radio 24 on Saturday, March 2, 2019