
En su novela Los dueños de la tierra, David Viñas relata lo sucedido durante las huelgas de los peones rurales que terminaron en brutal represión entre 1920 y 1922 en el por entonces Territorio Nacional de Santa Cruz. Un hecho que en los años ’70 Osvaldo Bayer analizó en La Patagonia rebelde, libro que poco después Héctor Olivera convirtió en film. En pleno gobierno de Hipólito Yrigoyen, terratenientes de la zona se unieron para desarticular el incipiente movimiento sindical y presionar al gobierno nacional para conseguir la intervención del ejército. Viñas se centró en la actuación del juez mediador que el gobierno radical envió para intentar la solución del conflicto. Un dato singular: el nombre de este personaje, Vicente Vera, enmascaraba la identidad de Ismael Pedro Viñas, padre del escritor, en tanto que Yuda Singer, la maestra anarquista de quien el juez se enamora, representaba a su propia madre, Esther Porter. Publicada en 1958, la novela fue considerada una comparación crítica de la masacre de José León Suárez ocurrida dos años antes bajo por la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu.
El director, guionista y actor Marcelo Nacci está presentando bajo su propia conducción una versión escénica de esta novela en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034) con un sólido elenco integrado por Tomás Castaño, Verónica Cognioul Hanicq, Matías Garnica, Jorge Prado y Rafael Walger. En solamente una hora, el espectáculo cuenta el conflicto y retrata la relación que entabla la pareja protagonista. Como sucede en el texto original, Vera comienza manteniendo una posición ecuánime, para luego perder la fe en su misión, incrédulo ante la inacción del jefe radical que tanto admira. Yuda le dará los elementos para que tome una posición firme frente a los victimarios, una vez comenzados los fusilamientos. La escenografía y el vestuario son de Alejandro Mateo, la iluminación de Soledad Ianni y la música original de Alejandro Bordas.
Nacci leyó la novela en 2001 y enseguida percibió que en las escenas jugadas en espacios interiores latía con intensidad teatral el conflicto que se estaba viviendo entre los patrones y la peonada. En conversación con Página/12, el director cuenta que una vez que él terminó su primera versión fue a verlo al autor a su despacho en la universidad. Enseguida Viñas preguntó porqué tenía interés en teatralizar una novela suya cuando él también tenía dramaturgia. Nacci le respondió que lo había impactado esa pareja que había conseguido enamorarse en medio de la tragedia.“Son papá y mamá”, le aclaró Viñas al director, hoy todavía sorprendido de lo extraña que le sonó la frase viniendo de aquel hombre de grandes bigotes. “Sonaban disonantes esas palabras tiernas en boca del tipo duro y vehemente que él era”, dice. La condición que puso Viñas fue que la obra la dirigiera Juan Carlos Gené, quien finalmente rechazó el convite por encontrarla demasiado verborrágica. Un comentario que lo llevó a Nacci a realizar un largo camino de sucesivos cambios hasta llegar a esta versión.
-¿Cómo entra el personaje de Yuda en la historia?
-Es una mujer enigmática, aparece de la nada, sin explicaciones. Y uno se pregunta cómo una mujer judía y anarquista que logra escapar de un pogrom puede enamorarse de un hombre que sigue manteniendo una posición equidistante hasta el final, sin creer en los fusilamientos. El mismo Viñas decía que había sido ella quien le había abierto los ojos a quien sería su padre sobre lo que estaba pasando.
-Finalmente, Vicente Vera dice que terminó odiando a los artífices de la masacre de trabajadores…
-Sí, y dice que haberlos podido odiar fue liberador para él. Hoy es duro oír hablar de un odio que resulta saludable. Pero creo que los personajes más interesantes son los que muestran luces y sombras.
-¿Por qué dejaste pasar tanto tiempo para hacer tu puesta?
-Juan murió, también Viñas, pero la obra no murió para mí. La fui condensando para posibilitarle al espectador un buen tránsito por los sucesos fuertes que cuenta la novela, para que no le resulte agobiante. Creo que las escenas se van sucediendo como si se fundieran una con la otra. Hay algo cinematográfico allí.
-Seguramente, producto de tu trabajo como guionista…
-Sí, hay mucho de mi experiencia en la escritura audiovisual, en el ritmo, en la agilidad del guión cinematográfico. Es una obra que hace una denuncia y propone una reflexión, y que me sirvió de trinchera para reafirmarme frente a la realidad.
-¿En qué sentido?
-Más allá de cualquier posición partidaria, me permite expresame en contra del sometimiento y la explotación de las personas que trabajan para unos otros que no piensan más que en enriquecerse a su costa.
Los dueños de la tierra, El portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034) domingo a las 20.
Página 12/Espectáculos
MG Radio 24 Villa Pueyrredón