El desafío argentino es inmenso: en final del Super Rugby por primera vez en su historia y en su cuarta participación solamente, los Jaguares se enfrentan en la madrugada del sábado (4.35 de la Argentina) a los Crusaders, ganadores de las dos últimas ediciones, en la ciudad de Christchurch, al sur de Nueva Zelanda.
Si bien «nada es imposible en una final», según el hooker y ex capitán de los Jaguares, Agustín Creevy, algunas cifras muestran la dificultad de la tarea para los argentinos.
Los Crusaders, poseedores del récord de títulos (9), solo han perdido dos de sus 16 partidos de la temporada regular, concluida en primera posición (entre todas las conferencias) y con el mejor ataque (81 tries).
En 2016 llegaron los Jaguares al Super Rugby, con el objetivo de mejorar la competitividad de la selección argentina, de la que son el esqueleto. Y si los resultados de los Pumas en el Mundial de Japón (20 de septiembre-2 de noviembre) van en consonancia con los obtenidos por los Jaguares este año, entonces Francia e Inglaterra, sus rivales de grupo en el torneo, deben estar preocupados.
Su progresión, poco evidente en 2016 y en 2017, un poco más visible en 2018, con una primera participación en la fase final (derrota en cuartos de final), fue espectacular este año. Terceros de la temporada regular, lograron la primera victoria de un equipo argentino en Nueva Zelanda (en el terreno de los Auckland Blues a finales de abril), antes de terminar la temporada con una serie, en curso, de siete triunfos.
Su balance frente a la provincias neozelandesas muestra igualmente su evolución: tras haber perdido los siete primeros partidos, lograron después cinco victorias frente a dos derrotas. Aunque nunca han podido vencer a los Crusaders (dos reveses en 2016 y en 2018). «Hemos conocido muchas frustraciones, pero cuatro temporadas más tarde, vamos a disputar la final. Es algo loco, increíble», estimó Matías Orlando.
Los Crusaders por Christchurch
¿Hasta dónde escribir la historia? «Intentamos mantener al equipo lejos de esta agitación. Es fantástico, genial, pero pienso que debemos abstraernos y concentrarnos en intentar continuar progresando con mucha humildad», afirmó el técnico del equipo nacional Gonzalo Quesada.
Si los Jaguares juegan por un país, los Crusaders lo hacen por la ciudad de Christchurch, golpeada por un atentado terrorista de extrema derecha, contra dos mezquitas, que causó 51 muertos el 15 de marzo. «Nuestro equipo y nuestra ciudad se han enfrentado a una dura adversidad. Estoy orgulloso de lo que hemos probado en cada partido, cuánto nos hemos unido a esta ciudad, y los unos a los otros», señaló, por su parte, el técnico neozelandés, Scott Robertson.
«Estamos realmente impresionados por la calidad de los Jaguares, su variación y su estilo ofensivo. Están muy bien en todas las estadísticas, especialmente en defensa», añadió Robertson. «La pasión y emoción que ponen en su juego es un peligro. Si juegan con esa energía serán complicados. Pondrán mucha emotividad en el partido», concluyó el ex tercera línea de los All Blacks, quien este sábado no podrá contar con dos jugadores importantes para su equipo: los neozelandeses Ryan Crotty (centro) y Scott Barrett (segunda línea), pero contará con diez internacionales de los All Blacks.
Enfrente estarán quince internacionales argentinos confrontados a un inmenso desafío.
Las probables formaciones:
CRUSADERS: Havili; Reece, Ennor, Goodhue, Bridge; Mounga, B. Hall; Todd, Read, W. Douglas; S. Whitelock (cap), Dunshea; O. Franks, C. Taylor, Moody. E: Scott Robertson.
JAGUARES: Boffelli; Moroni, Orlando, De La Fuente (cap), Moyano; Díaz Bonilla, Cubelli; Kremer, Ortega Desio, Matera; Lavanini, Petti; Medrano, Creevy, Tetaz Chaparro. E: Gonzalo Quesada.
Suplentes: Crusaders: Makalio, Bower, Alaatoa, Romano, Taufua, Drummond, M. Hunt, Jordan; Jaguares: Montoya, Vivas, Pieretto, Leguizamón, Lezana, Ezcurra, Miotti, Cancelliere.
Estadio: AMI Stadium, de Christchurch.
Arbitro: Jaco Peyper (Sudáfrica).
Hora: 4.35.
TV: ESPN.