En aquel otoño del 2015, Gena Rowlands recibió por fin el reconocimiento de la Academia de Hollywood. Junto al director Spike Lee fueron distinguidos con el “Oscar de Honor”. Y aunque a esa altura, a sus 85 años, Gena podía exhibir una sólida y elogiada trayectoria actoral, lo cierto es que su entusiasmo no había decrecido. Estaba plenamente activa y, a diferencia de tantas colegas de generación, convocada con frecuencia por la industria. Vigente. Ya la habían nominado dos veces al premio de “mejor actriz”, en 1974 por Una mujer bajo la influencia y seis años más tarde por Gloria, en ambos casos bajo la dirección de su esposo, compañero de toda la vida y notable cineasta, John Cassavetes. Pero si bien esa trayectoria está ligada desde su juventud a Cassavetes, no puede obviar las numerosas y valiosas producciones bajo otra dirección, por caso La otra mujer, una de las obras más intimistas de Woody Allen.
Hija de un banquero, funcionario y político, nacida como Virginia Cathryn Rowlands el 19 de junio de 1930 en Madison, Wisconsin, su veta artística venía de familia: su madre era pintora y su hermano mayor, David, también incursionó en la actuación.
Gena comenzó sus estudios universitarios en Wisconsin, pero con 17 años ingresó a la prestigiosa Academia Americana de Artes Dramáticas, en Nueva York, donde se formó definitivamente. Y donde también se inició su romance con otro promisorio estudiante de cine, nada menos que Cassavetes. Se casaron en 1954.
Después de algunas actuaciones en salas más chicas, la elegante y rubia Gena hizo su aparición en una temporada teatral de Broadway con una pieza de Gabriel Axelrod, The Seven Year Itch, que inspiraría una de las películas protagonizadas por Marilyn Monroe, La tentación vive arriba. Rowlands también participó en distintas series de tv durante la década del 50 y apareció fugazmente en las primeras producciones cinematográficas de su esposo como Shadows (1959).. Pero se considera que su verdadero debut en el cine fue con el western Los valientes andan solos (1962), que contaba con estrellas como Kirk Douglas y Walter Matthau. Ese mismo año fue dirigida por Robert Mulligan en Camino de la jungla, con Ruck Hudson al frent del elenco.
Su carrera en el cine se fue perfilando hacia los papeles dramáticos y, también, como la musa de John en producciones independientes. El la dirigió en siete películas de alta calidad: Angeles sin paraíso (1963) donde estaban Burt Lancaster y Judy Garland; Faces (1968) sobre un matrimonio en descomposición. Y posteriormente en Así habla el amor (1971), Una mujer bajo la influencia (1974) Noche de estreno (1977), Gloria (1980) y Corrientes de amor (1984). Muchos consideran su papel de Mabel Longhetti en Una mujer bajo influencia como el que la definió como una gran actriz dramática y como el principal de su carrera. Allí ganó el Globo de Oro y recibió la citada nominación a su primer Oscar. Representa a una típica ama de clásica pero con una fuerza que la lleva a la rebelión. “Rowlands está magnífica como una ama de casa que cruza la línea de la cordura”, relató el crítico Emanuel Levy. En Gloria asume el papel de Gloria Swenson, ex novia de un gángster, que tiene que hacerse cargo de los hijos de sus vecinos, asesinados por la mafia. Allí Gloria y el chico tienen que huir a través de las heladas calles neoyorquinas, perseguidos por los sicarios. Alguna vez, y de visita al festival de San Sebastián, Rowlands contó : “Me siento afortunada por haber interpretado unos papeles que, creo, fueron los mejores escritos para una mujer”. Y también resaltó que “John y yo nos enamoramos en tiempos muy confusos. Empezamos a trabajar juntos. Pero los tiempos confusos son buenos. Es difícil ser mala como actriz cuando te dan papeles tan buenos”. Agregó: “La suerte que teníamos John y yo fue que ambos éramos actores y cuando no teníamos dinero para hacer la película que queríamos, nos podíamos dar el lujo de trabajar como intérprets. Así sacábamos dinero para producir lo que queríamos”. Vale recordar que John Cassvetes murió en 1989, víctima de la cirrosis.
Una de las películas más interesantes que habían compartido Gena y John -haciendo el papel de un matrimonio fue La tempestad, de un inquieto, original y valioso director: Paul Mazurski. Pese a su título de reminisencias shakespereanas, La tempestad se concentra en actitudes y comportamientos contemporáneos y allí asoman otros actors que hicieron historia como Susan Sarandon, Vittorio Gassman y Raúl Juliá. Directores de la clase de Mazurski, Woody Allen (en esa pequeña e inolvidable joya que fue La otra mujer) y Jim Jarmusch la tuvieron en sus “filas”.
Con Jarmusch lo hizo en Una noche en la tierra (1991), en su estilo coral que atraviesa distintas ciudades. En el episodio de Los Ángeles, Gena es una representante de actrices quien toma un taxi en el aeropuerto… conducido por una jovencísima Winona Ryder. Una combinación de estilos para disfrutar. Posteriormente, Gena también fue dirigida por dos de sus tres hijos, Nick y Zoe. Nick fue el director de la celebrada Diario de Noa (2004), basada en la novela de Nicholas Parks. Con Gena interpretando a una anciana aquejada de alzheimer, la peli marca también la aparición de actores que hoy son primeras figuras como Rachel McAdams y Ryan Gosling.
Y se dio el gusto de participar junto a las estrellas de los tiempos siguients. Así apareció en Something to Talk About (Algo de qué hablar, 1995) donde hace de madre Julia Roberts, y la consuela de su “desventurado matrimonio” con el personaje interpretado por Dennis Quaid. Rowlands también trabajó, entre otras, con Sharon Stone en The Mighty y con Kate Hudson en The Skeleton Key, y también asumió el rol de la madre de Sandra Bullock en Hope Floats. Recibió numerosos premios por sus actuaciones en miniseries. Sofisticación y elegancia, serena belleza y calidad suprema, versatilidad, realce de la mujer. Vigencia a través de distintos tiempos, distintas generaciones. Una grande del cine, Gena Rowlands.
Clarín/Espectáculos