“El tango tiene algo que decirte”, invita el FA CAFF. Y parece tener mucho para decir, si se cuenta la participación de 80 grupos, las charlas, los talleres, la feria de libros tangueros, las exposiciones e intervenciones artísticas y, también, la actividad callejera gratuita que abrirá el Festival. El FA CAFF comenzará este domingo a las 17 en la puerta del Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 772). Allí habrá unas clases de baile a cargo del colectivo Tango Crítico y milonga con tangos contemporáneos, todo gratuito.
A partir de las 20, la actividad se trasladará al interior del club y, ahí sí, la entrada será paga, aunque muy accesible: 200 pesos las anticipadas, 300 en puerta y siempre con el pedido de colaboración de un alimento no perecedero que se dona a comedores. Las actividades se extenderán hasta el 29 de septiembre. En el CAFF, de jueves a domingos. En la nueva sede del Espacio Cultural Benigno (Av. Chiclana 3045) los viernes y sábados, y en La Catedral (Sarmiento 4006) habrá trasnoches después de cada velada, para quienes se queden manijas de mover las patitas con un bandoneón. Una grilla completísima que se puede consultar en las redes sociales del Festival.
Al FA CAFF (o “Festival Familia CAFF”) lo caracteriza su espíritu autogestivo. Los músicos lo organizan y se reparten las tareas de cada noche, desde la atención de las boleterías o la barra hasta el cuidado de sus colegas en camarínes. Es por eso que en estos días las redes sociales de las 80 orquestas participantes están efervescentes. Cada músico se pone, literalmente, la camiseta del FA CAFF.
A la charla con PáginaI12 llegan Walter “el Tano” Coccaro, ideólogo del Festival e iluminador del CAFF, pero también Hugo “Griyo” Iglesias, de Bordonasnocromo, y la cantante colombiana Laura Vigoya Arango, vocalista de Tangorra. “Este año tenemos más escenarios, más grupos, y la convocatoria fue todavía más amplia, pero también somos muchos más músicos organizando”, celebra Iglesias, quien explica así que el FA CAFF pueda crecer “en un contexto del país económicamente en derrumbe”.
El Tano festeja la inclusión del Benigno, en el barrio de Paternal, como forma de albergar más bandas. En el CAFF habrá medio centenar y en el ECB otras treinta. Y como no puede con su genio, el iluminador ya proyecta para más adelante: “Esperemos que el año que viene sean más sedes”. Antes de cebarse con todas las cosas que le gustaría agregar al encuentro, se larga a enumerar todas las que sí tiene. Ahí aparecen las charlas, las intervenciones teatrales, la propuesta musical entre show y show (donde sonarán músicas vinculadas al sonido actual del tango, pero que no necesariamente son tangos), la feria del libro y más.
“Un Festival así se arma con mucha paciencia, con mucha ternura, pero sabiendo que habrá un buen resultado porque la gente se integra, las bandas se autoconvocan y sobre todo que los pibes laburan, porque así dan ganas”, explica uno de los arquitectos de la grilla que recorre septiembre de punta a punta.
“Uno de los puntos principales del Festival es la autogestión, que todos los logros surjan desde los propios músicos y su trabajo”, plantea Iglesias. Ese eje, presente desde la primera edición del encuentro en 2017, sigue en pie. “Al trabajar juntos nos vamos conociendo y hay cosas que aplicamos acá que luego nos sirven en nuestros propios grupos porque también somos independientes y hoy para sostenerte tenés que autogestionarte”, reflexiona. “¿Qué cosas? ¡Conseguir plata!”, dispara y todos ríen, antes de enumerar los problemas que enfrenta el sector, que no son muy distintos a los que atraviesan otros ámbitos de la cultura porteña: la falta de lugares para tocar, el menor poder adquisitivo de los espectadores y la falta de difusión aparecen como obstáculos recurrentes. “Acceder a un espectáculo de tango que no sea for export, que además tiene entradas a precio internacional, es mucho más difícil”, observa el guitarrista.
Por venir de otras experiencias y acostumbrada a la perspectiva antropológica que es su otra profesión, la cantante colombiana ofrece una mirada más optimista de la escena local. “Al venir al país fue una grata experiencia encontrar la movida de festivales que hay en la Argentina”, señala. Tangorra, además, es una banda que cultiva el tango electrónico, pero asegura que aún así les han abierto muchos puertas y que el trabajo de año los naturalizó dentro del circuito.
“Esta movida en Colombia no se da, no hay casi espacios para el tango nuevo, menos desde el baile, que es fundamental para proponer cambios en el género”, advierte Vigoya Arango. “Llegar aquí y encontrarme especialmente con el FA CAFF, con la promoción del empoderamiento de la mujer en el tango, fue magnífico. Tengo 25 años y escucho tango desde la panza de mi mamá, viví en el eje cafetero cerca de Medellín donde el tango es muy fuerte, pero tradicional, y me parece importante promover las cosas nuevas, que en definitiva es lo que espera la sociedad”.
También la línea estética del encuentro es clara y se sintetiza en dos palabras: tangos nuevos. Y aunque hay, claro, participantes que recuperan el repertorio clásico para ofrecer relecturas o arreglos novedosos, el grueso de lo que se sube al escenario es de composiciones actuales. “Letras y música de ahora”, traza la línea el Tano. “Básicamente, porque hay mucha temática social nueva que no se ve mucho en el tango clásico, como la cuestión de la violencia de género. El tango de hoy sí lo está mostrando y apuntamos a esa otra vía para convocar gente».
Además, confía en que la inclusión de bandas que recién arrancan y quizá no tienen, no ya un disco grabado, sino siquiera un video prolijo subido a Facebook, junto con consagrados del circuito, sirva de empuje para todos. Con la convicción de que, en cada compás, los tangueros de hoy tienen algo para contar.
Andrés Valenzuela/Página 12