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Comienza la 19° edición del Festival de Cine Alemán en Buenos Aires

Escena de Gundermann, de Andreas Dresen.

Como ocurre, desde hace dos décadas, poco antes del comienzo de la primavera, el Festival de cine alemán vuelve a florecer en las pantallas porteñas. A partir de hoy y hasta el próximo miércoles 18, una de las salas del complejo Village Recoleta y otra de su par en Caballito abrirán una ventana a la producción más reciente del cine germano, ofreciendo al público local catorce largometrajes contemporáneos, una selección de cortos de jóvenes realizadores y –todo un clásico del evento– un film realizado durante el período mudo, que esta vez hará las veces de película de clausura. El Festival, organizado por German Films, la Embajada de Alemania y el Goethe- Institut Buenos Aires continúa afianzando su presencia en la temporada alta de mini festivales, ciclos y “semanas” que ocupan la ciudad de Buenos Aires en los meses de septiembre y octubre. “Willkommen, espíritus inquietos”, reza el título del editorial/presentación de esta 19° edición, invitando al espectador a sumergirse en una programación que es “mucho más que un incesante desfile de juguetes y superhéroes”.

En realidad, fiel a su costumbre, la selección de títulos alterna la presencia de títulos definidamente “autorales”, que tuvieron su paso por algunos de los festivales de cine más prestigiosos, con ejemplares del cine industrial producido actualmente en Alemania. La punta de lanza del Festival de cine alemán cosecha 2019 es la película biográfica Trautmann que, curiosamente, no ofrece demasiadas frases en la lengua de Goethe. Lo cual es absolutamente lógico: el film de Marcus H. Rosenmüller, quien está en Buenos Aires acompañando las proyecciones (ver entrevista), narra las vicisitudes de un soldado alemán, paracaidista de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial, que terminaría convertido en arquero estrella del Manchester City luego de pasar una temporada como prisionero de guerra en territorio inglés. La historia real de Bernhard Carl Trautmann, interpretado por el joven David Kross (recordado por su papel en The Reader – El lector), es transformada en esta coproducción germano-británica en un clásico relato de superación personal y supervivencia en circunstancias adversas, con pizcas de romance y una lograda reconstrucción de época.

A pesar de tratarse de un género cinematográfico tan viejo como el cine mismo, puede afirmarse que estos son tiempos de biopics y el cine alemán no es la excepción a la regla. Otro film con nombre propio en el título y sílaba final que rima con Trautmann recorre la vida y obra de un cantautor proletario oriundo de la Alemania comunista. Bernard Gundermann, más conocido como Gundi, muerto prematuramente a los 43 años en 1988, fue un más que digno difusor del estilo de un Bob Dylan o un Bruce Springsteen en el lado oriental del Muro, aunque una tardía confesión de sus actividades como informante de la Stasi –el infame Ministerio para la Seguridad de la RDA– echó un manto de sombra sobre las luces de su persona pública. Dirigida por el experimentado Andreas Dressen, Gundermann alterna el presente luego de la reunificación y aquellos tiempos de juventud, en los años 70, durante los cuales el protagonista alternaba su trabajo en una mina con sus primeros conciertos y el comienzo de un romance que duraría dos décadas con las reuniones secretas en la cuales se transformaba en espía de sus propios amigos, colegas y vecinos. La estrella del cine alemán Alexander Scheer no sólo fue el encargado de darle vida a Gundi en la pantalla sino que, además, se encargó de grabar sus propias versiones de los temas originales para la banda de sonido.

Uno de los platos fuertes de la programación, En mi habitación, de Ulrich Köhler, tuvo su debut el año pasado en el Festival de Cannes y hasta la fecha no había podido verse en nuestro país. El director de Bungalow y El mal del sueño, uno de los referentes ineludibles de la corriente cinematográfica conocida como “Escuela de Berlín”, parte de un registro realista para construir un relato abierto a las posibilidades de la fantasía. Armin, un treintañero que trabaja en la ciudad como camarógrafo en una agencia de noticias, pasa sus días entre la monotonía y la abulia, hasta que un llamado de su padre lo alerta de la delicada situación de salud de la abuela. El viaje al pueblo natal permite la descripción detallada y sensible de una despedida final, pero la verdadera sorpresa llega cuando el protagonista descubre que está solo. Literalmente solo, ya que el resto del mundo parece haber desaparecido. Con rasgos de relato de ciencia ficción y un ojo muy atento a los detalles de la evolución del personaje, Köhler construye una fábula sobre el hombre y su entorno, la sociedad como marco y corsé, la masculinidad y el choque de los atavismos con la construcción del yo civilizado.

Programación completa, días y horarios en http://www.cinealeman.com.ar

Diego Brodersen/Página 12

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