MG Radio 24 Villa Pueyrredón
Argentinos se llevó un triunfo importante de una cancha siempre difícil y, aunque recién sea la segunda fecha y tenga un partido más que el resto, se ilusiona: le ganó 1-0 a Arsenal en Sarandí, es líder de la Zona A de la Fase Campeón y sueña, por qué no, con clasificarse a la final.
Para intentar anular cualquier tipo de inconveniente que pudieran ocasionar los tres puntas de Argentinos (Gabriel Hauche, Nicolás Silva y Edwar López), Sergio Rondina apostó a una línea de cinco que le permitiera siempre estar en superioridad numérica en la última línea.
Buscando contrarrestar la puesta en campo de su rival, la visita con frecuencia cerró a sus tres delanteros para quedar mano a mano con los centrales y buscar el desequilibrio abriendo la cancha por derecha con Fausto Vera (principalmente) o por derecha con Franco Ibarra. También, claro, con las proyecciones de Elías Gómez o Jonathan Sandoval.
Sin embargo, el Bicho apostó a veces en exceso al envío al área en lugar de buscar asociaciones que abrieran algún hueco en la muralla de Sarandí. Para Arsenal pareció ser negocio, aunque eso implicara que Jhonatan Candia y Lucas Albertengo participaran del juego a cuentagotas.
Porque, además, Argentinos tampoco olvidó sus libretos defensivos: entonces puso a sus dos interiores a comerle la salida a Jesús Soraire y Emiliano Méndez, lo que obligó al local a jugar en largo desde el minuto cero.
El primer tiempo, así, se convirtió en un monólogo de los de rojo, que pese al adelantamiento en el terreno y al control de la pelota, no tuvieron manera de quebrar la resistencia rival. E incluso fue el practiquísimo Arsenal el que tuvo la más clara, a los 41 minutos, con una contra en la que Albertengo habilitó a un Candia que hizo la diagonal y sacó un derechazo bajo, cruzado, que se fue cerca del palo derecho.
Claro que cada decisión conlleva sus riesgos. El pararse tan cerca del arco propio exige de una defensa sin fisuras durante largos períodos de tiempo. Cualquier equivocación puede conducir al colapso del plan.
Fue lo que le pasó a Arsenal a los 43, cuando un centro frontal de Jonathan Sandoval, de esos que suelen simplificar la tarea de los centrales, encontró la falta de comunicación en la última línea de Sarandí y aprovechó el siempre peligroso Hauche.
Recién ante la necesidad y la desventaja, el Huevo Rondina pensó un poco más en el arco rival y mandó a la cancha a Alan Ruiz, que se paró de enganche, y adelantó al mediocampo a Mateo Carabajal para armar un rombo en la zona central del campo. Dabove, entonces, echó mano a Moyano, que se pegó al exvolante de San Lorenzo como una prenda al cuerpo en el calor de verano.
Sin juego pero con progreso territorial, Arsenal podría haber tenido una nítida chance de empatar, pero Hernán Mastrángelo ignoró lo que pareció un claro empujón de Elías Gómez en el área. Poco después, incluso, tuvo una chance clarísima con un cabezazo de Candia al palo y un rebote que el propio uruguayo dilapidó tirando muy por arriba del travesaño.
Argentinos, eventualmente, se sostuvo aunque se hubiera olvidado de verle la cara al arquero rival tal como Arsenal lo había hecho en el primer tiempo. Su negocio ya estaba hecho y supo cuidarlo: los tres puntos se fueron en la bolsa a La Paternal.
Clarín/Deportes
