
Rodeado de mucha y buena gente, Zeca Veloso, el del medio de los tres hijos de Caetano, sacó su primer disco solista. Boas novas se llama el trabajo. Ya está en las plataformas, editado por el sello Sony y articulado con canciones propias, íntimas y generales. Allí, la profundidad del compositor y la voz límpida y penetrante del cantante conviven en torno a un sonido que refleja de distintas formas cierta modernidad. En su complejidad nunca se aleja del afecto inmediato, de la forma de comunicar sentidos que tienen las buenas canciones.
Productores y arregladores como Jaques Morelenbaum, Luciano Oliveira, Antonio Ferraz, Lucas Nunes, Pretinho da Serrinha, Mário Adnet, Marlon Sette, Kassin, Pepê Monnerat, Lincoln Olivetti, Júlio Raposo, Pepê Santos y Uiliam Pimenta, aportan al espíritu de temas como “Salvador”, “Talvez Menor”, “Desenho de Animação”, “Máquina do Rio”, “Tua Voz”, “O Sopro do Fole” – que fue parte de la banda sonora de la telenovela Pantanal– y “A Carta”, que tienen música y letra de Veloso. Para el tema que da nombre al disco, el cantautor colaboró con su hermano Tom, en “Carolina” lo hizo con Tadeu Bijos y Sylvio Fraga, y en “O Sal Desse Chão” con Xande de Pilares.
De tres años de trabajo salió un disco pensado, cocinado a fuego lento. Un disco que elaboró su variedad el tiempo a favor, un álbum de canciones que el mismo Veloso describe como “un largo y articulado proceso de maduración musical, espiritual, mental y sentimental. Un camino que se completó cuando me sentí en la plenitud de la inspiración”. Un trabajo colectivo con un sólido concepto personal, que no deja de ser una instantánea de la música brasilera de esta época.
“A final de cuentas el sonido de Boas novas es bastante tradicional”, dice Veloso al comenzar la charla con Página/12. “Incluso me hubiese gustado un sonido más vanguardista, pero no profundicé por ahí, porque necesitaba tener una visión más práctica para mantener cierta unidad estética. Es un álbum bastante orquestal, por momentos casi sinfónico”, continua el cantautor. “Tenía composiciones que podían funcionar con diferentes tipos de arreglos, era cuestión de tomar decisiones. Luciano (Oliveira), Antonio (Ferraz) y yo empezamos a trabajar en el álbum, hicimos algunos arreglos y grabamos. Después, con una visión más amplia invité a Jacques Morellenbaum, que puso algunas cuerdas y arregló ‘Tua voz’, y así fui convocando a otros. En definitiva el sonido del disco tiene que ver con esas participaciones, ellos influyeron en este caso”, agrega Veloso.
Hablando de influencias, Zeca no deja de nombrar a su padre, Caetano, junto a una larga y variada lista en la que no faltan Chico Buarque, Jorge Ben, Tim Maia y el Philadelphia Soul, ese sonido de los ’60 con robustos arreglos instrumentales y espíritu funky. “Puedo mencionar también Stylistics, Four Tops, The Inflations y decir que me gustan también esas letras con el formalismo de la rima”, continua. “Pero para descifrar este disco es necesario más que nada entender las influencias de los productores y ahí siento que hay cosas de Steely Dan, del bloque afro Olodum y algo del estilo de marcha-ranchera con el ritmo relajado que hacía mi padre”, asegura el cantautor.
Boas Novas comienza con “Salvador”, tema en el que Zeca canta con el mismo Caetano, junto sus hermanos a Tom y Moreno. Una reunión familiar que retoma el clima de Ofertório, el disco en vivo de 2018. “En realidad esta canción llegó de una manera que considero casi sobrenatural, te diría que fue una experiencia con dios”, asegura Zeca y cuenta: “Queríamos hacer un álbum de diez canciones y teníamos nueve. Yo tenía una letra en la cabeza, una idea en torno al arma de un guerrero indígena y sabía que era una canción bahiana, una canción que tenía que ver con cosas de Bahía, pero no mucho más. Y no encontraba una música, no me salía. En un momento tomé la guitarra y me salió, a mí que suelo ser muy lento para componer, lo que me pareció una canción buena y completa. Tenía la melodía y la armonía y empecé a trabajar sobre la letra con imágenes de este guerrero que venían a mi mente. Sin saber muy bien de qué estaba hablando, me dejé llevar por las imágenes y las rimas y salió la letra”, sostiene Zeca.
La idea de ese guerrero espiritual que, aun en las derrotas se mantiene incólume, se tradujo en el décimo tema del álbum, destinado a encabezarlo con su atmósfera musical pop-afro-bahiana. “Como te decía, en esta canción había algo de milagroso, de experiencia con dios. Sé qué el hecho de que la primera canción de mi primer álbum solista sea con mi padre y mis hermanos podría parecer un poco exagerado. Pero como me llegó con esta inspiración, desde un lugar muy profundo, como un don divino, sentí que era natural hacerlo así”, dice Zeca Veloso.
“Esa fue una de las enseñanzas que me dejó Ofertório, cuando mi padre nos reunió a sus tres hijos para hacer música juntos. Fue la primera vez que tocamos como si fuéramos un conjunto. Uno tomaba una pandereta, otro una guitarra, combinábamos las voces y nos alternábamos en las distintas funciones dentro del grupo. Fue una experiencia genial, que nos abrió hacia otros estímulos. Si mi padre no hubiera tenido esa idea, creo que nunca habríamos tenido la experiencia de sentirnos una familia de músicos”, asegura Zeca, el hermano del medio.
“Somos una familia de músicos, pero no en el sentido tradicional, como esas familias que tocan juntos en casa, en el patio, en las celebraciones, que formas su banda. No, nosotros vivíamos la música de manera más individual. Somos una familia, pero de cantautores, cada uno compone y toca solo, cada uno está en su propio mundo, si bien intercambiamos ideas continuamente. Naturalmente Caetano como padre nos influyó y nos enseñó muchas cosas, pero hasta que no nos reunió no teníamos esa sensación de familia de músicos”, reflexiona Zeca y concluye: “Pero sí, por supuesto, mi padre es mi padre y siempre ha sido una influencia en todos los sentidos: en el trabajo, las conversaciones y todo lo demás. Hoy puedo decir que es un privilegio ser hijo de Caetano”.
Santiago Giordano/Página 12-Espectáculos
MG Radio 24 Villa Pueyrredón