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Stewart Copeland, el ex The Police, se presenta mañana en el Gran Rex

Stewart Copeland, el ex The Police, se presenta mañana en el Gran Rex

Stewart Copeland vino por primera vez a la Argentina en 1980, con The Police. Fue apenas dos meses después de la edición de Zenyatta Mondatta, el tercer álbum que los catapultó a la fama en Estados Unidos, gracias a los hits Don’t Stand So Close to Me y De Do Do Do, De Da Da Da.

Tocó el 14 de diciembre en la inauguración de la discoteca New York City, al día siguiente en Obras, y el 16 en el teatro Radio City de Mar del Plata. Ahora, 45 años después, vendrá con su proyecto Police Deranged For Orchestra, donde reinterpreta algunas de las canciones más famosas del repertorio del trío con una orquesta clásica, una sección rítmica y un trío vocal.

El concierto tendrá lugar mañana en el teatro Gran Rex, y la idea es celebrar su obra, tanto al baterista que revolucionó la forma de tocar el rock, como al compositor de bandas sonoras de culto como Rumble Fish, Wall Street y El justiciero.

Como dato adicional, dentro del numeroso grupo del Rex estarán los integrantes de Eruca Sativa, que lo vienen acompañando desde la semana pasada en México.

En el medio de esa primera visita y este nuevo recital, vino varias veces más al país, no solo por la reunión de The Police en 2007 sino también por su pasión por el polo. Vino para ver el Campeonato Argentino y hasta para comprar caballos.

Copeland hoy tiene 73 años y asegura que disfruta de este repaso de canciones de la banda que fundó en 1977 junto a Sting y Henry Padovani, quien poco tiempo después fue reemplazado por Andy Summers, y también de la recorrida por su tarea como compositor e investigador de los sonidos del mundo.

En una charla con Clarín, el baterista confiesa que al llegar a los 70 comenzó a experimentar algunos problemas de salud relacionados con su profesión: “Tengo pérdida auditiva, no muy severa, así que uso audífonos, que recomendaría a cualquiera mayor de 60 años porque si perdés la audición también empiezas a perder la cabeza. Y por eso es importante. ¡Necesitás oír pasar el camión de la basura! En cuanto a mis muñecas y manos, los codos están bien, los hombros bien, el pulgar no tanto”.

Y agrega: “Extrañamente, y contrariamente a lo que dice la intuición, cuando empiezo a prepararme para dar conciertos, el dolor desaparece. Cuando no me preparo, cuando no estoy en forma y cuando no toco la batería, que es la mayor parte del tiempo, es entonces cuando aparece la artritis. Y la única forma de combatirla es fortaleciendo mis manos de nuevo”.

-En este recital vas a hacer temas de The Police y de tu música para películas, pero no hay nada de tu viejo grupo Clark Kent. ¿Por qué esa decisión?

-Tenés razón y es un buen punto. Quizás introduzca algo de Clark Kent al show, pero la razón por la que hago estos éxitos de The Police es porque la gente los conoce. Y cuando tocás en un concierto, querés tener una reacción del público, así que usaré cualquier munición disponible para azuzar al público. Lo que más gusta son las canciones que conocen, porque es una física muy simple de la música en el cerebro: la nostalgia, la emoción, la memoria y la música están muy conectadas. Message in a bottle ya tiene una carga emocional muy fuerte. ¡La gente se enamoró, se desenamoró, fue contratada, despedida, vivió su vida y tuvo hijos al son de estas canciones. Puede haber otra canción igual de buena, pero la que tiene todos esos recuerdos, la que tiene más impacto.

Suma: “Sin embargo el tema Murder by numbers ni siquiera estaba en un álbum y era la cara B de un single, y aun así tiene muy buena respuesta en el escenario. Entonces hay una especie de mezcla de lo desconocido y lo conocido. La razón por la que me alegra mirar atrás es porque confío en mi evolución: ahora estoy escribiendo una ópera nueva, acabo de publicar un álbum llamado Wild Concerto y estoy escribiendo un libro. Tengo muchas cosas nuevas en marcha, lo que me relaja al mirar por encima del hombro”.

Si bien la logística de tocar en vivo con una orquesta parece compleja, Stewart Copeland asegura que en realidad es más sencillo que salir de gira con una banda de rock: “Tengo una orquesta nueva -explica- en cada ciudad porque el trabajo implica ensayar con todas las orquestas en cada ciudad. La buena noticia es que estos músicos de orquesta lo leen directamente de la página donde lo escribí, y no solo tocan las notas que están ahí, sino cómo tocarlas, en la página está cada detalle y matiz de cómo deben ejecutar las notas, con todos los acentos, las tenues, el staccato y la articulación. Yo lo llamo ‘plasmar el italiano en la página’. Entonces es mucho más fácil que un concierto de 90 minutos de una banda de rock, que lleva cuatro semanas de ensayos, gritándose, negociaciones y acuerdos. La orquesta toca lo que ve en la página, lo que hace la vida muy fácil”.

-¿Cómo surgió la idea de salir de gira con este formato?

-Trabajé con orquestas en toda mi vida como compositor de música para cine, pero ya me retiré y no estoy en Hollywood. Durante veinte años fui compositor profesional de música para cine, donde recibí una formación obligatoria en orquesta, cómo usarla, cómo componer para ella, cómo plasmarla en el papel. Cosas que había estudiado en la universidad, pero nunca lo usé en mi carrera profesional hasta que llegué a Hollywood y empecé a hacer películas.

-Una vez mencionaste que para interpretar las canciones de The Police se necesitaban tres cantantes para Sting y una orquesta completa para Andy. Es una frase genial, pero de alguna manera es bastante cierto, ¿no?

-¡Es que es cierto para ambos! Lo asombroso es que, cuando escuché los resultados de esta elección práctica, me quedé impresionado por algo inesperado: las canciones eran como R&B con grupos de chicas y chicos, grupos vocales. Nunca le presté atención a ese estilo de los años ’60, como los Four Tops, porque me gusta la guitarra y la batería, pero ahora estoy obsesionado con ese sonido. Fue una sorpresa descubrir estos instrumentos. Y en cuanto a la orquesta, ya me gustaba, y es muy cierto que las estructuras armónicas de Andy, sus técnicas de digitación, todos los aspectos de su forma de tocar la guitarra y su amplio vocabulario requieren una orquesta para reproducirlo.

Marcelo Fernández Bitar/Clarín-Espectáculos

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