
La pandemia de coronavirus obligó a suspender en marzo la Liga Pro y a postergar los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero las Leonas no claudican y después de casi cinco meses de cuarentena se aislaron en una “burbuja” sanitaria en Pinamar donde las 28 convocadas por Carlos Retegui se entrenan en el gimnasio, la arena y la cancha de hockey sobre césped, sin contacto con los habitantes de esa ciudad.
“Al principio costó un poco porque fueron varios meses sin jugar. Cada una en su casa hacía lo que podía. Nos manteníamos con entrenamientos por zoom, pero no era lo mismo que estar en una cancha. Nos adaptamos a la vuelta bastante rápido y el equipo está muy bien”, analiza Noel Barrionuevo, una de las referentes del plantel, en la charla con Clarín.
“La vuelta al hockey era todo un interrogante. ¿Qué iba a pasar cuando pudiéramos volver a jugar? Y nos sorprendió a todos lo rápido que nos adaptamos. El equipo retomó el ritmo muy rápido y todo fluyó. Eso habla también de la responsabilidad con la que todas nos mantuvimos durante la cuarentena. No fue una situación fácil, pero el equipo llegó óptimo”, amplía Delfina Merino, otras de las figuras del plantel.
Las Leonas, como todos los atletas olímpicos ya clasificados a Tokio, pudieron volver a entrenarse en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo a principios de julio.
Pero con el objetivo de intensificar aún más las prácticas, el plantel viajó el 10 a la ciudad balnearia para una concentración un poco diferente a las que suelen hacer en la costa. Antes de partir todos los integrantes del plantel y el staff se realizaron los tests para comprobar que nadie estuviera infectado.
“Era una de las condiciones para poder viajar y eso habla de la responsabilidad y la disciplina que tenemos como equipo. Teníamos que entrar a Pinamar libres del virus. Y gracias a Dios salieron todos negativos. Si alguna llega a tener algún síntoma nos los volveríamos a hacer. Por ahora estamos aisladas y cuidándonos realmente en una ‘burbuja’”, explica Merino, ganadora del título mundial en Rosario 2010 y de la plata olímpica en Londres 2012.
En Pinamar se instalaron en un hotel abierto exclusivamente para ellas. Allí tienen contacto sólo con el personal, que es mismo todos los días. Las únicas salidas permitidas son a los lugares de entrenamiento, a los que llegan en un transporte propio.
Una cancha de arena y otra de pista y un par de gimnasios cerrados al resto del público son los habituales escenarios de los entrenamientos. Aunque el equipo también intercala sesiones de trotes por la ciudad, la playa, los médanos y los bosques de Cariló, siempre con barbijos puestos, respetando los protocolos y cuidándose de hacer todo en lugares en los que no hay gente.
“Es una situación especial. La pandemia puso en jaque a todo el mundo. A nosotras nos cambió rotundamente el estilo de vida y tener la posibilidad de hacer esta concentración con el equipo nos hace volver a nuestra rutina. Pero hay muchos cambios, hay que tratar de adaptarse y tener muchos cuidados y seguir el protocolo no sólo para cuidarnos nosotras sino también a la gente de Pinamar. Si pensamos en lo que se está viviendo hoy, en un punto somos muy privilegiadas”, comenta la delantera.
Barrionuevo, campeona mundial en 2010 y ganadora de dos medallas olímpicas, reconoce que estar dentro de la “burbuja” es un poco raro y que se extrañan las “viejas” concentraciones, pero asegura que “hoy esto es lo mejor”.
“Es algo nuevo porque no estamos acostumbradas a estar tan aisladas, sin tener contacto con la gente, con las personas que suelen acercarse a los entrenamientos o al hotel, sin poder salir siquiera a dar una vuelta. Todo eso se extraña un poco, pero estas reglas no se discuten y hay que respetarlas”, afirma la defensora.
Merino concluye: “Nuestro objetivo mayor tiene que ver con los Juegos Olímpicos. Pertenecer a las Leonas te lleva a que todos los días entrenes con lo mejor que tenés y no importa si los Juegos serán hoy, mañana o dentro de un año”.
Luciana Aranguiz/Clarín