Cuando en 2022 se dio cuenta de que necesitaba un cambio para darle un empujón a su tenis y empezar a pelear codo a codo con los mejores del circuito, Jannik Sinner decidió meter mano en su cuerpo técnico. En febrero de ese año comenzó con Simone Vagnozzi y meses más tarde se asoció también con uno de los entrenadores más respetados: Darren Cahill.
El australiano se convirtió rápidamente en una pieza indispensable del equipo y fue clave en el camino del número 4 del mundo hacia la conquista del Abierto de Australia, que marcó un nuevo hito en su carrera como entrenador. Es que Cahill es dueño de una marca impresionante: llevó a los cuatro tenistas con los que trabajó a tiempo completo -Lleyton Hewitt, Andre Agassi, Simona Halep y ahora Sinner- a ganar torneos de Grand Slam. Los tres primeros llegaron a la cima del ranking bajo su tutela. ¿Lo conseguirá el italiano?
“Nos ayudó a todos en el equipo a creer en nosotros y a confiar en que tenemos con qué vencer a los mejores. Y nos mostró que es importante disfrutar del tiempo que compartimos durante los viajes”, comentó Sinner en Melbourne, donde jugó un tenis superlativo y logró su primer trofeo “grande”.
Mientras Vagnozzi se encarga de llevar adelante día a día los entrenamientos con Sinner, enfocado en mejorar la táctica y los golpes, Cahill se centra principalmente en ayudar a su pupilo con la parte mental y el panorama general.
“Mi rol se basa en la experiencia y en ayudarlo mentalmente en los momentos importantes para saber manejar situaciones y asegurarnos trabajar en los detalles correctos. Los pequeños detalles marcan una gran diferencia en la carrera de un jugador”, explicó hace unos meses el australiano.
Nacido en Adelaida hace 58 años, Cahill tuvo una carrera de jugador sin grandes luces. En singles llegó a ocupar el 22° escalón del ranking y ganó dos títulos: Gstaad 1988 y San Francisco 1991. Como doblista, alcanzó el 10° lugar, levantó 13 trofeos y fue finalista del Abierto de Australia en 1989. Las lesiones crónicas en ambas rodillas lo llevaron a siete operaciones y a pasar casi tres años sin jugar entre 1991 y 1994. Y lo retiraron un año después.
Todavía no había colgado la raqueta cuando conoció a Hewitt. Tras pelotear por primera vez con un Lleyton de 12 años, a pedido del papá, Cahill quedó impresionado. “Cuando llegó a mi casa, tenía la gorra para atrás y una bolsa con ocho raquetas. Jugamos tres sets, le gané bastante fácil los primeros, pero para el tercero ya me estaba cansando y él estaba encendido. No quería parar, me mostraba el puño apretado, tiraba el ‘C’moooon!’. Después de esa sesión, le dije a mi mujer: ‘Este chico es especial. Tiene algo que no había visto nunca antes’. Él tenía una gran técnica y mi rol fue enseñarle a jugar, a explicarle dónde poner la pelota y a entender los puntos y el partido. Era una esponja”, recordó en el podcast de la ex jugadora Rennae Stubbs.
En 1999 comenzaron a trabajar juntos a tiempo completo. En esa primera temporada, Lleyton ganó su segundo título (Delray Beach) y escaló del 100° al 25° puesto del ranking. Y en 2001, la última que compartieron, gritó campeón en Wimbledon y en el Torneo de Maestros, y se transformó en el número 1 más joven de la historia, récord que en 2022 rompió Carlos Alcaraz.
Al año siguiente, Cahill se convirtió en el nuevo coach de Agassi, aunque esa sociedad estuvo cerca de no concretarse porque en enero recibió una propuesta para entrenador de un joven Marat Safin, campeón del Abierto de Estados Unidos 2000.
El australiano acompañó a Safin en esa edición del “grande” oceánico en la que el ruso perdió con el sueco Thomas Johansson la final que habría jugado borracho (o al menos con resaca). Pero una llamada de Agassi cambió la historia.
“Me preguntó si lo podía entrenar. Le contesté que estaba por aceptar la oferta de Safin y lo entendió. Mi mujer, Victoria, se enteró y me dijo: ‘Tenemos a un ruso sexy de 22 años y 1,95 de altura. ¿Qué edad tiene Andre? ¿48, 49? Es viejo, no tiene pelo y camina como un pato’. Andre volvió a llamar. ‘No podés tomar ese trabajo. Ese tipo es inestable y no querés a tu mujer cerca de él’, me aseguró. Me dijo que no iba a colgar el teléfono hasta que yo aceptara ser su entrenador. Estuvimos cinco años juntos”, contó Darren.
En 2003 Agassi se coronó campeón en Melbourne y volvió a lo más alto del ranking, posición que no ocupaba desde septiembre de 2000 y de la que desplazó a Hewitt. El estadounidense se transformó en el jugador más veterano en liderar la clasificación ATP, título que le robó Roger Federer en 2018.
El nacido en Las Vegas alcanzó las finales en Nueva York en 2002 y en 2005 y sumó varios títulos importantes en ese período. La sociedad con Darren terminó en 2006.
Cahill fue analista de partidos para ESPN durante tres Grand Slams (Australia, Wimbledon y el US Open) y colaboró con Andy Murray, Ana Ivanovic, Fernando Verdasco, Daniela Hantuchova y Simona Halep. Entre 2007 y 2009 fue capitán del equipo australiano de la Davis.
En 2017 se convirtió en entrenador full time de Halep, quien en las dos temporadas que trabajó con el australiano conquistó su primer Grand Slam, Roland Garros 2018, llegó a las finales de otros dos (París 2017 y Australia 2018) y finalizó ambos años como número 1 de la WTA. Cahill tuvo algo que ver con la consagración de Simona en Wimbledon 2019: no era su coach principal, pero siguió ayudándola durante por algún tiempo.
Tres jugadores bajo su ala, tres campeones de Grand Slam y tres números 1. Con ese curriculum, Cahill se convirtió en uno de los entrenadores más prestigiosos y más buscados del tenis. Por eso cuando Sinner, quien aún no lograba dar el último pasito para aspirar a ganar un Grand Slam o a asaltar la cima del ranking, decidió hacer una apuesta grande, pensó en él. El australiano aceptó el desafío. En Melbourne se vio el primer paso.
Luciana Aranguiz/Clarín-Deportes