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Jorge Fandermole lanzó Tiempo y Lugar, su décimo disco solista

Jorge Fandermole lanzó Tiempo y Lugar, su décimo disco solista

Se hizo desear, pero llegó al fin. Tiempo y lugar se llama el décimo disco solista de Jorge Fandermole y lo separan once años de Fander, aquella placa doble nutrida por 24 piezas y un elenco de once músicos tocando en su beneficio. Este tiene “apenas” 12 y pocas participaciones. La de Fernando Silva, que toca bajo en siete de ellas, y cello en tres. La de Julio Ramírez, bandoneonista en “Río de las Ausencias” y acordeonista en un rasguido doble llamado “Campo Rincón”. Y la del tucumano Juan Quintero, que canta y toca guitarra en “Pilar y Juan”, único tema cuya pluma es compartida. Fander lo compuso para el disco A Viaxe, del pianista argentino radicado en Galicia Juan Carlos Cambas. “Hice este tema sobre los datos de un extenso poema que Luis Landriscina le dedicó a la familia de Cambas”, aclara el hacedor de “Sueñero” y “Oración del Remanso” acerca de esta especie de coautoría.

El resto de las piezas son todas propias. Seis de ellas se definen como canciones a secas. También hay dos milongas, dos rasguidos dobles y un chamamé llamado “Río de las ausencias”, que el natural de Pueblo Andino menciona entre sus preferidas, al igual que “Campo Rincón”, uno de los rasguidos. “Son dos canciones netamente litoraleñas en las que aparece, con su gusto y delicadeza habituales, el bandoneón y el acordeón de Ramírez. En ‘Campo Rincón’ hay además una íntima referencia a un sitio en el que Chacho Muller, enorme compositor rosarino, escribiera una de sus canciones más bellas”.

-En “Río de las ausencias” vuelve el río como tópico esencial en tu pluma musical y letrística ¿Cómo es tu vínculo actual con el Paraná?

-Es un vínculo cercano y cotidiano, estoy en la orilla muy frecuentemente y dentro del río también. Además, es una presencia permanente en el imaginario de todos los que vivimos en esta zona, somos costeros y fluviales. Muchos, cuando tenemos un rato, vamos al río o cruzamos a la isla para descansar, meditar o recordar. El río es el gran actor de nuestro paisaje cercano, el hogar y el sustento de muchos. Además, como marca fisonómica principal del paisaje, alberga abundantes historias.

-¿Por qué entonces el disco arranca con “Invocación”, una milonga decidora, bien de llanura, de tierra adentro?

-Por la tradición de invocar a una musa o una supra conciencia más clara o más elevada, que le ayude a uno a hacer mejor su tarea, en este caso de componer una canción o varias. La milonga tiene además una tradición en la forma estrófica de la décima, que es en la que está escrita. La milonga es una especie muy de la llanura que hemos conocido desde chicos todos los que vivimos por acá, desde las camperas hasta las ciudadanas.

-“Décimas de Identidad”, la otra milonga, se inscribe en esta referencia subjetiva que marcás, claramente.

-Porque trata de una declaración personal como para poner en claro lo que constaría en un currículum bastante realista o, por lo menos, qué piensa uno de sí mismo, de sus ideales y de su modo de hacer.

-Tema fino “Mi buen amor” ¿Cómo nació?

-No hay una historia real detrás de esa canción. Es una ficción en la que se imagina la perdurabilidad de los sentimientos que no se dan tiempo para ser gastados o corrompidos porque se terminan antes, sin aviso y en medio de la plenitud.

Publicado por el sello Shagrada Medra y producido por el mismo Fandermole, Tiempo y lugar no solo debe su nombre al tema epónimo sino también a que refiere a dos categorías omnipresentes en el imaginario humano en el que se inscribe “la mayor crisis humanitaria de la historia”, según el músico. “Tiempo y lugar son dos conceptos del imaginario humano que permiten considerar nuestra existencia y sus circunstancias, antecedentes y proyecciones. Espacio y tiempo, a la vez que de naturaleza cada vez más incierta ambos, se nos manifiestan en una realidad inmediata brutalmente crítica, y es ese marco sensible en el que se presenta este repertorio”.

-¿Cómo se manifiesta para vos eso que llamás “brutalmente crítico”?

-Es una pregunta que requeriría una respuesta demasiado extensa y no sé si tengo la capacidad de síntesis como para eso. La única idea que se me ocurre ahora, como para intentar una observación, es la de crisis terminal humanitaria, y los síntomas están a la vista en planos que van desde el local hasta el global: exclusión social inédita, negación de derechos humanos que nadie habría osado discutir hace nomás una década, manipulación del comportamiento individual y comunitario a través de algoritmos y redes sobrecargadas de información fragmentaria y falsa, colapso de subsistemas climáticos, normalización de la guerra y el genocidio. Es muy poco importante lo que yo vea, lo que interesa es cuál es la visión general distorsionada del mundo que rige el comportamiento de las sociedades capaces de actuar contra sus propios intereses.

Más de una década pasó para que Fandermole vuelva a publicar nuevo disco. Dice él que éste se fue armando durante todo ese tiempo intermedio, y que no tiene un “para qué”, sino un deseo de ser, nomás. “Supongo que el motivo principal por el que pasaron once años entre uno y otro disco es que no tuve mayor apuro en hacerlo. No tenía compromiso alguno con ninguna discográfica y además en el medio hubo mucho trabajo, dificultades y muchas dudas estéticas hasta completar un repertorio que me pareciera adecuado”, evoca el cantor. “Recordemos que, en el medio, también ocurrió la pandemia de Covid con un reseteo general de todos los proyectos, postergaciones y demás consecuencias”.

-Un país era aquel, el de Fander, y otro totalmente distinto este ¿Cuánto te influyen los contextos sociales, culturales o económicos a la hora de componer?

Una edición discográfica es un testimonio de proyecto terminado, de un período de trabajo, y las resonancias de las experiencias íntimas y sus entramados socio-políticos. Pero pasa que, al no tener el disco pretensión de crónica histórica, estas expresiones y sus posibles ecos están modulados por el azar. Algunas canciones son bastante atemporales en su carácter y en otras aparece más nítidamente el vínculo crítico con una realidad muy convulsa, pero no hay una voluntad (ni una capacidad) de dar cuenta de un espíritu de época.

-¿Qué huellas ha dejado en vos Fander?

-La sensación de un buen disco, con mucha y muy generosa colaboración de muchos músicos que admiro profundamente. Además, un proyecto que intentó rescatar del olvido canciones de varias décadas atrás que íntimamente yo sentía que tenían algún derecho como para ser rescuchadas.

-Por cierto, aquel trabajo fue menos austero –en todo sentido- que Tiempo y lugar. ¿Por qué la economía de recursos?

La pandemia y el aislamiento fueron, creo, factores determinantes de cierto repertorio y de su carácter; y con él vino esta sonoridad discreta que lo diferencia de los discos anteriores.

-El bajo y el violonchelo de Silva te acompañan en este viaje cancionero e intimista ¿Por qué lo elegiste? ¿Cómo funciona la alquimia con él?¿En qué te completa?

-Fernando completa un proyecto casi solista que viene desde antes de la pandemia. Muchas de las asociaciones artísticas se dan por complementación espontánea más que por elección; ya veníamos tocando con él desde hace años y en este caso se da la oportunidad de trabajo compartido y el carácter austero o intimista de la sonoridad del disco en el que el bajo y el cello encajan perfectamente.

Cristian Vitale/Página 12-Espectáculos

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