Si no es con la camiseta argentina es con la de Mayu, su club de toda la vida en su Santa Rosa natal, o con la de Estudiantes, con la que disputa en Paraná la liga más competitiva de Argentina. O con la de algún equipo de Estados Unidos o Japón, dos países que lo llamaron después de ver su talento como lanzador. Huemul Mata vive jugando al softbol.
Arrancó desde muy chiquito siguiendo la tradición familiar en la capital pampeana y hoy, con 25 años, es pitcher y figura del seleccionado nacional que el año pasado se consagró campeón mundial y panamericano; es, además, uno de los jugadores argentinos con mayor proyección internacional.
Mata vive para y por el softbol. Y lo hace sólo por la pasión que siente por su deporte. No cobra sueldo porque es una disciplina amateur en todo el mundo. Pero eso no lo frena porque es lo que lo hace feliz. Tanto que con apenas 17 años armó la valija y se mudó de Santa Rosa a Paraná con el objetivo de mejorar como jugador.
“Mi familia es muy softbolera. Mi papá y mis hermanos juegan y mi mamá fue mi entrenadora en Mayu cuando empecé a jugar. Ellos me llevaron por primera vez a una cancha y yo nunca más me fui de ahí. Por eso cuando decidí mudarme a Paraná no fue difícil convencerlos. Sabían que esto era lo que yo quería hacer y en esa ciudad está la mejor liga de Argentina, los mejores entrenadores y es donde se concentra el seleccionado. Y tampoco me costó la mudanza porque conocía Paraná y la sentía como mi ciudad”, recuerda el Olimpia de Plata en la charla con Clarín.
La apuesta le salió bien a Mata, que no tardó en ganarse su lugar en el seleccionado junior con el que se consagró campeón mundial en dos oportunidades. La primera en Paraná, en 2012, sigue siendo uno de los recuerdos más lindos de su carrera.
“Fue sacarnos una mochila de la espalda porque habíamos entrenado muy duro por tres o cuatro años para ese torneo. La alegría y la emoción fueron inmensas”, cuenta quien repitió el festejo dos años más tarde en Whitehorse.
Sus actuaciones en ambos torneos le abrieron las puertas del softbol norteamericano en el que también juega su hermano Lucas y donde ya lleva disputadas seis temporadas. Como varios de los integrantes del plantel argentino, pasó por varios equipos, entre ellos Pennsylvania Power, North East Driller, Can Am Twins y Kitchener Hallman Cups, con el que fue subcampeón el año pasado y jugará también la temporada 2020.
“En Estados Unidos conocían mi apellido porque mi hermano ya jugaba allá. Me vieron en los torneos mundiales y me llamaron”, afirma Mata. Y agrega: “En esos clubes los contratos son todos hablados, no hay nada que firmar. Vamos a jugar por la experiencia y los viáticos. Ellos se hacen cargo de la comida, los hoteles y los pasajes. Como el deporte es amateur, no ganás dinero jugando. Sólo experiencia y lindos recuerdos”.
El seleccionado también le abrió las puertas de la Liga japonesa, a la que llegó por primera vez en 2019 y donde jugará otra vez en 2020. Así Mata compite en Argentina durante la temporada nacional y luego, como muchos de los jugadores del equipo campeón mundial, lo hace en otros países durante el resto del año.
“Jugar en el exterior me sirvió muchísimo tanto en la preparación para los torneos con el seleccionado como para investigar nuevas ligas. Son experiencias increíbles. Ahí me di cuenta de que Argentina tiene un nivel muy alto, tanto de jugadores como de pitcheo. Está muy bien posicionado en comparación a otros países en los que las ligas son más ‘profesionales’”, asegura quien se “banca” su carrera gracias a las becas que recibe del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo y de la Secretaría de Deporte.
“Mi trabajo es el seleccionado porque sólo me dedico a jugar al softbol, al menos por ahora”, afirma Mata. Y recuerda lo mucho que el conjunto se entrenó durante cuatro años para poder conquistar los dos títulos más importantes que tiene el deporte: el Mundial ganado tras vencer por 3-2 en la final a Japón y el oro en los Juegos Panamericanos de Lima con un triunfo por 5-0 ante Estados Unidos.
“El 2019 del seleccionado fue increíble. Conseguimos lo que estábamos buscando: los dos títulos máximos del softbol. Se entrenó duro para eso y fue increíble conseguirlos. Sabemos lo difícil que es ganar un Mundial y los Panamericanos. Por eso la alegría y la satisfacción fueron enormes”, cierra Mata.
Luciana Aranguiz/Clarín