El Hearts de Midlothian es un club de Escocia y uno de los más antiguos del mundo. Juega la Premiership y tiene en su haber un triunfo histórico, casi como el River-Boca de Madrid: en 2012 ganó la primera final entre equipos de Edimburgo en la Scottish Cup ante Hibernian. Todavía recuerdan esa goleada (5 a 1) en los bares de esta ciudad de 90 mil habitantes.
Por estas horas, la realidad es diferente y el pedido de sus dirigentes puede tener un efecto cascada en el fútbol argentino. Ann Budge, la dueña del club, calculó una pérdida de un millón de libras para el próximo mes. Y ya les pidió a sus jugadores y empleados una reducción del 50% de sus salarios. «Necesito actuar rápidamente y tomar medidas ahora para asegurar que nosotros, como club, podamos resistir esta tormenta», afirmó la empresaria de 72 años en un comunicado.
Esta realidad, apenas una muestra de un club de Escocia, es la misma que atraviesa toda la industria del fútbol. Parado por el coronavirus, aquí ya empieza a ser un tema de extrema preocupación entre los dirigentes de los clubes argentinos. Por más que Fox y Turner se hayan comprometido a pagar el caché de marzo en los primeros días de abril, muy a pesar de que sólo se jugó una fecha de la Copa de la Superliga, los números no cierran.
«Por más que tengamos el dinero de la televisión, si no tenemos ingresos por ticketing, sponsoreo y marketing, estamos en la ruina. Hay socios que van a dejar de pagar. Y es lógico; no le podemos cobrar por un servicio que no le brindamos», le dijo un dirigente de un club chico a Clarín.
Esta situación se planteó en la reunión que se celebró el miércoles en el predio de la AFA. Ahí mismo, donde se proclamó a Marcelo Tinelli como presidente de la Superliga hasta su disolución y se anunció con bombos y platillos la nueva AFA con las caras de siempre. En los intervalos, fueron varios los presidentes de clubes que hablaron de la cuestión.
Y si de Europa se toman los (buenos y malos) ejemplos, el del Hearts no es el único caso testigo. En la Bundesliga, donde la merma económica será de 750 millones de euros, ya trascendió que algunos clubes importantes seguirán la línea de la reducción de los contratos. En Borussia Mönchengladbach fue la punta de lanza, los jugadores y el cuerpo técnico ya lo aceptaron.
«Estoy muy orgulloso de los jugadores. Están con el Borussia en los buenos y en los malos tiempos. Querían devolverle algo al Borussia y con ello también a los seguidores que nos apoyan», dijo el director deportivo, Max Eberl. De este modo, se compensarán las pérdidas y podrán mantener a los empleados de todas las áreas. Werder Bremen y Hoffenheim van por el mismo camino.
En la Serie A de Italia y en la Liga de España ya se está planteando esta situación. Juventus, multicampeón y el club más acaudalado, ya está pensando en hacer un recorte de jugadores que cobran 120 mil euros semanales (un caso es Juan Cuadrado, volante colombiano).
¿Cómo reaccionarán los jugadores en la Argentina si los clubes avanzan en ese sentido? De movida ya no cobrarán el premio por la productividad en los partidos. Después, cada contrato tiene su particularidad. Y no es lo mismo lo que se paga en Primera División que en el Ascenso.
En las categorías menores es donde más problemas habrá. Y ni hablar, claro, de aquellos que forman parte del universo del fútbol y cobran «sueldos terrenales». Desde el canchero hasta el utilero. Todos, en mayor o menor medida, tendrán que atravesar esta crisis. «Hay que pagarle el sueldo al que corta el pasto y al que maneja el Audi», ironizaba otro dirigente.
«Vamos a tener que charlar con Sergio Marchi», se escuchó en Ezeiza. El secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados tiene una postura contundente.
Ricardo Carloni, vicepresidente de Rosario Central, se refirió públicamente al tema: “Va a haber que atrasar el pago de los sueldos”. El primero en lanzar la piedra había sido Cristian Malaspina, mandamás de Argentinos Juniors. “Con el fútbol parado, ¿ cómo les pagamos a los jugadores?”.
Serán duras semanas de arduas negociaciones. Hay quienes creen que no parece haber demasiada escapatoria. ¿Qué jugador va a querer irse a Europa en el corto plazo? ¿Y qué club de las grandes ligas va a reforzarse teniendo en cuenta la coyuntura económica?
Este último punto es otro golpe a la tesorería de los clubes. Argentina es un país exportador de futbolistas.
Por eso arranca la temporada a mitad de año, a contramano de las ligas de la región, pensando en el mercado europeo. Aquellos que pensaban recaudar por la venta de jugadores en la ventana de junio hoy saben que será difícil proyectar en este contexto. ¿Es posible acudir al Gobierno para pedir ayuda? No descartan esta idea en AFA. Sin embargo, la Casa Rosada está en una situación de emergencia, ocupándose de temas más trascendentales como la salud pública. El gremio de los futbolistas está firme. Los dirigentes hacen cuentas. En definitiva, la pelota parada esta vez no es una jugada del laboratorio de los técnicos; se trata de un gol en contra para todas las economías.
Daniel Avellaneda/Clarín