MG Radio 24 Villa Pueyrredón
La última pelota, ese zurdazo de García Basso que se clava en el ángulo, desata la fiesta en el Cilindro. Otra vez con el último suspiro, Racing se queda con el partido. Sucedió ante River, aquí mismo, con el agónico gol de Martirena. Y repitió contra Tigre, aunque tuvo que llegar a esos angustiantes tiros desde los doce pasos. Con dos hombres menos por las expulsiones del propio uruguayo y de Santiago Sosa. Con toda la bronca por el penal de Zenobio a Conechny que Merlos y Dóvalo -vía VAR- no cobraron. Con la emoción de la despedida de Gabriel Arias, arquero multicampeón, y las dos tapadas clave de su sucesor Cambeses en la definición. Con un mensaje para Boca, el rival del domingo en una semi que promete alto voltaje en la Bombonera.
Hubo que esperar hasta la madrugada para encontrar emociones. Antes, hubo un primer tiempo difícil de digerir y un complemento con más acción, tarjetas rojas y un gran polémica. Se esperaba el dominio de Racing y una postura más conservadora de Tigre, claro. Sin embargo, nada hacía prever un espectáculo tan pobre.
Racing abordó el juego con un 43-3 en el que buscó profundidad con sus laterales, que se turnaron para atacar. No obstante, el jugador más activo fue Solari, punzante por la derecha durante la mayor parte de la etapa preliminar hasta que se volcó a la izquierda y cambió de anque darivel con Vergara.
La Academia mostró agresividad para encarar el partido, tuvo la iniciativa, pero corrió mucho más de lo que jugó. Y bajo esta coyuntura, lo mejor -lo único, en definitivaque mostraba Racing era el desenfado de las bandas. La pelota cruzaba por el cielo del área visitante, pero terminaba en un montón de nada. Maravilla se fajaba con los zagueros de Tigre y siempre perdía. Todo era barullo frente a Zenobio.
Tigre solo generaba peligro cuando disparaban sus dos centrodelanteros, en especial David Romero, se lanzaba a la aventura individual y preocupaba. Lo hizo muy poco, pero remató el único tiro al arco, que Cambeses contuvo abajo.
El segundo tiempo no modificó su espíritu. Racing salió decidido a protagonizar el duelo en el campo rival y Tigre no esperó ni diez minutos para fortalecer el esquema y se plantó con un 4-4-2.
Colectivamente, la Academia no entregaba respuestas. Entonces, se volvió electrizante Vergara tirado por la izquierda y muy incisivo con su diagonal. El colombiano fabricó la mejor situación cuando habilitó a Maravilla, llegó ante Zenobio para cortar y su posterior remate se encontró con un notable cruce de Cardona, que rechazó en la línea.
Dabove quemó la última ventana y reforzó aún más el medio con los ingresos de Simón Rivero y Elías. Además, ubicó a Soto a la derecha para colaborar con Arias y encarar a Rojas, a esa altura lanzado.
Costas hizo un retoque esencial en un equipo que tenía el juego vencido. Salió Almendra, descolorido y cansado, y entró Adrián Fernández. El Toto mostró algunas pinceladas de su talento y provocó un tiro libre a pedir de Martirena que Zenobio tapó con sus puños.
El partido se abrió porque Racing estaba jugado. Sobre todo con el ingreso de Conechny por Nardoni, otro que no gravitó. Hubo un gran toque del ex San Lorenzo para Maravilla, pero no pudo con Zenobio, que volvió a mostrar sus reflejos.
Nacho Russo tuvo tres chances muy claras a partir de tres réplicas, pero definió siempre mal. Nunca acertó al arco, a pesar de las facilidades que le dio el pibe Rivero.
En el final, pasó de todo. Zenobio tapó otro disparo de Martirena y Maravilla, que atraviesa una racha negra, desperdició un rebote inmejorable. Y Arias se fue expulsado por cortar un contraataque del propio Martínez. Tigre se quedó con uno menos para encarar el alargue, nada menos.
El primer tiempo extra se jugó en el campo visitante. Racing dominó, pero le faltó la puntada final. Hubo un gol bien anulado a Vergara por posición adelantada, pero la polémica tuvo su punto de ebullición cuando Zenobio salió a romper en un centro de Sosa y golpeó a Conechny. Era un claro penal que Merlos no cobró y Dóvalo, en el VAR, omitió. Martirena estaba amonestado, aplaudió al árbitro, el mendocino le mostró la segunda amarilla y el uruguayo terminó expulsado. Se cantó contra Chiqui Tapia, como en casi todas las canchas.
Costas sacó a Vergara para iniciar el segundo tiempo complementario, muy a pesar de que el colombiano había sido uno de los destacados. Eligió el doble “9” y también introdujo a Mura para desequilibrar por afuera. Sin embargo, cada intento encontró oposición de Tigre. Y para colmo, Sosa se fue expulsado por juego brusco. Ya estaba amonestado y golpeó a Alfio Oviedo en el rostro.
El partido cambió de rumbo y el Matador se volcó con el último aliento sobre el área de Cambeses. Racing resistió. Y llegaron los penales. Y la fiesta de la Academia.
Daniel Avellaneda/Clarín-Deportes
Desde ahora y hasta que empiece el partido del proximo fin de semana, en La Plata no se hablará de ningun otro tema que no sea la gran semifinal entre Gimnasia- Estudiantes. Por primera vez en su historia, los dos grandes rivales definirán el pase a la final de un torneo nacional. Será el clásico más importante de todos. Estudiantes hizo lo suyo el sábado por la noche sacando de carrera a los santiagueños. Gimnasia le ganó este lunes 2 a 0 de visitante a Barracas Central con goles de Manuel Panaro y de Franco Torres. Uno de los dos será finalista.
Ha hecho (y está haciendo) un gran trabajo Fernando Zaniratto, el técnico interino de Gimnasia. Tomó al equipo al borde de irse del descenso. Y después de aquella épica victoria ante River en el Monumental, levantó su autoestima y empezó a hacerlo jugar mejor y a ganar: ya lleva cinco triunfos consecutivos.
La fórmula es sencilla pero eficaz: salida por los costados con Pintado y Merlo por la derecha y Silva Torrejón y Panaro por la izquierda, Nicolás Barros Schelotto y Max para patrullar la media cancha y asegurar un buen primer pase desde el medio, Merlini y Marcelo Torres moviéndose por todo el frente de ataque y mucha energía de todos para recuperar la pelota y atacar rápido.
Con esa fórmula simple, el Lobo impuso condiciones ante Barracas y llegó al gol a los 24 minutos, tras una pase que Torres le abrió a Merlo, un centro desde la derecha y la arremetida de Panaro. En principio, parecía que Merlo estaba adelantado pero el VAR demostró que se encontraba en la misma línea.
Barracas quiso tener más la pelota. Pero está formateado para jugar de otro modo, tirándole la pelota a Bruera para que gane en lo alto. Un cabezazo del centrodelantero se estrelló en el palo derecho y el arquero Insfrán le tapó con las piernas el rebote a Ignacio Tapia. Fue lo más peligroso del equipo local.
En el segundo tiempo, Gimnasia dejó de presionar tan alto, se retrasó y le cedió la pelota a Barracas que armó una doble punta de lanza con Bruera y Candia. Bruera desaprovechó una situación clara con un cabezazo débil que murió en las manos de Insfrán. Candia reventó un tiro libre en el travesaño.
El técnico Zaniratto oxigenó la media cancha con la salida de Panaro, Merlo y Merlini y los ingresos de Lucas Castro, Briasco y Franco Torres. Y logró detenerlo a Barracas, que dejó de empujar y tirar pelotazos. Un remate de Marcelo Torres dio en un palo y el arquero Miño le tapó dos pelotas a los Torres en la misma jugada. Cuando se jugaba el tiempo adicional, Franco Torres eludió a Miño y marcó el 2 a 0 que puso a Gimnasia en las semifinales. Allí lo espera Estudiantes para jugar el clásico platense más decisivo de todos los tiempos.
Página 12/Deportes
