Sudáfrica despertó a los cachetazos a Los Pumas de su sueño de consagración en el Rugby Championship. El resultado final, una pesadilla por el inesperado 67 a 30 luego de una segunda mitad sin equivalencias y de una excepcional actuación del apertura Sacha Feinberg-Mngomezulu, dejó sin chances al equipo argentino de la utópica lucha por el título en el torneo que reúne a las cuatro potencias del hemisferio Sur. Fue un triunfo aplastante para el bicampeón del mundo que el sábado volverán a verse las caras con el seleccionado en Twickenham. Allí, en Londres, los todopoderosos Springboks buscarán retener la corona en un mano a mano a distancia con los All Blacks.
Hay que referirse a lo que ocurrió en el bullicioso Kings Park de Durban.
En el primer tiempo el entrenador de Los Pumas, Felipe Contepomi, demostró que tiene equipo para ser protagonista y que el Tier 1 no le queda grande. Pero todo lo bueno se desmoronó tras el descanso. Argentina fue abrumado por su rival y dejó muchísimas dudas sobre su capacidad para sostener buenos rendimientos a lo largo de 80 minutos.
Contepomi deberá ajustar mucho de cara a la revancha ante un equipo enorme. Sudáfrica ganó por haber sido Sudáfrica, un conjunto que puede cometer errores -incluso insólitamente amateurs como el que derivó en el try de Santiago Chocobares-, pero que tiene la capacidad de subsanarlos con la destreza que lo caracteriza.
El arranque mostró la presión de los Springboks que se pusieron rápidamente en ventaja con el pie de Feinberg-Mngomezulu. Sin embargo Argentina respondió con inteligencia: dominio territorial, paciencia en el ataque y la puntería de
Santiago Carreras que con tres penales mantuvo a su equipo siempre en partido.
Los locales buscaron lastimar con la potencia de sus forwards y encontraron el try a través de Malcolm Marx aunque el juego se tornó desprolijo por las infracciones reiteradas. En ese contexto Los Pumas aprovecharon y un error grosero de Cheslin Kolbe le regaló el try a Chocobares. Ese momento, que pudo haber sido de quiebre, marcó la recuperación del local que, pese al try penal del final del primer tiempo con la amarilla para Marx incluida, se repuso. Sudáfrica respondió con la jerarquía de su apertura. Feinberg-Mngomezulu fue decisivo para el try que llegó después de que sonara la chicharra. Con la conversión el ganador se fue al vestuario con ventaja de 25-23.
Y ese, tal vez, fue el quiebre anímico para Los Pumas que estuvieron a la altura de un primer tiempo de palo y palo. Porque totalmente distinto fue lo que sucedió en la segunda mitad.
La visita no logró la consistencia que había mostrado y en el complemento fue absolutamente dominada por Sudáfrica que construyó un resultado lapidaria que pareció impensado al comienzo.
El partido dejó de ser parejo y se transformó en una exhibición de los Springboks. Apenas iniciado el segundo tiempo Kolbe rompió la defensa tras una gran patada de Feinberg-Mngomezulu y amplió la ventaja con un try que marcó el rumbo de lo que vendría.
Justamente la figura de Feinberg-Mngomezelu volvió a ser determinante: no sólo sumó puntos con su precisión en las conversiones sino que también se despachó con un try a pura habilidad y con asistencias que desarmaron a Los Pumas. A su ritmo, los Springboks aceleraron y ampliaron la diferencia con las conquistas de Morne van den Berg y Pieter-Steph du Toit para mostrar un repertorio ofensivo imparable.
Argentina se ilusionó cuando Mallía habilitó a Tomás Albornoz para apoyar en su vuelta tras la lesión. El descuento encendió la esperanza efímera. Lo peor estaba por llegar. Sudáfrica respondió con una avalancha: la entrada de Manie Libbok le dio aire fresco y un try de lujo terminó de sentenciar la historia a favor del mejor seleccionado de todos los tiempos.
Clarín/Deportes