«Es un espectáculo difícil de explicar», dicen una y otra vez Charly Alberti y Zeta Bosio, sentados en la sala de conferencias de un hotel palermitano y rodeados por periodistas. Hablan de «Gracias totales – Soda Stereo», el show con el que celebrarán su propia historia en la banda que compartieron con Gustavo Cerati, que tendrá 15 paradas en ciudades de buena parte de América. Desde que se anunció la gira, se supo que no habría un «reemplazo» para el cantante y guitarrista, y que las voces serían las de varios invitados. También, que habría interacción entre la banda y grabaciones de Cerati, quien aparecería en una inmensa pantalla.
Ahora, Bosio y Alberti están dispuestos a develar un poco más sobre la dinámica del show, especialmente tras algunos días en los que se habló de una «estafa» porque los cantantes invitados no estarán en todos los shows de la gira (algo que se había anunciado en octubre). «El proceso contempla todo lo que podía llegar a pasar», explica el baterista. «¿Quién reemplaza a Gustavo? No tiene reemplazo. Por eso pusimos 14 cantantes. Cada uno canta un tema diferente y hay otros que los tocamos con Gustavo. ¿Por qué? Porque es lo que teníamos ganas de hacer y, principalmente, lo que la gente está soñando. Todos dicen ‘Cómo me encantaría volver a verlos’… y somos los únicos que le pueden dar esa oportunidad a la gente de tener ese momento. Vamos a hacerlo de una forma muy respetuosa y creemos que la gente va a disfrutarlo. Todo en el show está cuidado porque está hecho desde un lugar de altísimo respeto y amor. Sabemos que hay gente que no comprende, es lastimosa, le cuesta nada tuitear y le cuesta nada lastimar a través de la ignorancia. ¿Fuiste a ver el show y no te gustó? Bueno, eso es otra cosa. Pero que estamos cuidando todos los detalles, de eso no hay duda».
La gira «Gracias totales – Soda Stereo» comenzará el 29 de febrero en Bogotá y tendrá dos paradas en el Campo de Polo de Buenos Aires, el 21 y el 22 de marzo. Los cantantes invitados serán Rubén Albarrán, Benito Cerati, Richard Coleman, Adrián Dárgelos, Andrea Echeverri, Álvaro Henríquez, Juanes, Mon Laferte, León Larregui, Chris Martin, Draco Rosa, Fernando Ruiz Díaz, Gustavo Santaolalla y Julieta Venegas. La banda se completará con Coleman, Roli Ureta y Simón Bosio en guitarras, y Fabián Von Quintiero en teclados. «Esto tiene que ver con la amistad y la cercanía, y la necesidad de Zeta y mía de estar rodeados de gente en la que creemos, con la que compartimos parte de nuestra historia», dice el baterista.
«Si bien estamos seguros de lo que estamos haciendo, lo hacemos sin la otra pata, que era alguien más que nos daba una seguridad», dice Bosio. «Es la misma sensación que tuvimos cuando sacamos Dynamo o Canción animal. Es algo inherente a cómo hacemos las cosas en esta banda». Y Alberti sigue con las particularidades del show: «Si bien es una banda en vivo tocando, es algo totalmente diferente a un recital común. Es un eespectáculo más multimedia que otra cosa. Nosotros también nos sentimos raros, de decir ‘Che, ¿qué va a pasar?’ Hasta el 29 de febrero no lo sabremos».
-¿Cómo comenzó a gestarse esta gira?
Zeta Bosio: -A nosotros nos juntó un poco el proyecto de Sep7imo Día, volvimos a encontrarnos después de un par de años. Había que meterse en el estudio y trabajar casi un año con los temas. De alguna forma, hicimos el duelo de la pérdida de Gustavo ahí, de cara al trabajo, escuchando los multitracks. Era el destino que nos enfrentaba a una situación que ni nos imaginábamos. La música te lleva a esos lugares con algo muy vívido: volver a estar en el estudio con Adrián Taverna… Se armó de vuelta ahí una situación, y era imposible no terminar contando anécdotas o recordando situaciones. Terminamos haciendo un trabajo que nos encantó, nos unió de alguna manera y nos dio una seguridad. Cuando se terminó nos preguntamos “¿Che, no nos vamos a ver más ahora?” Ahí empezamos a buscar una excusa para hacer algo para poder pasar tiempo juntos, porque después cada uno se mete con sus proyectos, pero teníamos estas ganas. Nos fuimos a la sala de Charly, teníamos las pistas de Gustavo, así que llevamos a un ingeniero y empezamos a tocar sobre las canciones sacándole el bajo y la batería. Zapábamos arriba de Soda, de alguna manera. Y ahí empezó a armarse esta situación, porque venía alguno y se emocionaba. Se ponían a llorar… Y empezamos a pensar la idea de armar un espectáculo, porque con el Cirque la gente se juntaba alrededor de la pista, pero la música era la que contaba la historia. Cuando empezaba la música, aparecían una euforia, una emoción…
Charly Alberti: -La primera vez que nos juntamos con Zeta y abrimos las pistas, yo le dije «No sé si puedo hacerlo», porque era escucharlo a Gustavo, estaba todo muy fresco y ninguno de los dos lo había procesado. Teníamos el compromiso y la necesidad de hacer eso, porque no queríamos que esa música la hiciera otra persona. Ahí nosotros entendimos que teníamos que ser los guardianes de nuestra historia, porque si no empiezan a aparecer libros, series, documentales, y terminan contando una historia que no es. Entendimos que nuestro lugar era cuidar nuestra historia y en ese proceso hicimos ese duelo. Pudimos entender lo que había pasado con Gustavo, cuál era la realidad y podernos acomodar en una sensación anímica que nos permitió hacer un muy buen trabajo con el Cirque du Soleil, y también estar preparado para decir «Ok, ¿podríamos tocar temas de Soda juntos?». Hicimos la prueba y pasó lo que dijo Zeta: gente muy emocionada, al borde del llanto… y nosotros también. Y quisimos compartirlo con nuestro público. El motivo es ese y es muy sencillo: compartir nuestros temas por última vez con nuestro público.
–En el comunicado con el que anunciaron la gira decían tanto «nunca dejaremos de ser Soda» como «no somos Soda sin él», por Cerati. ¿Cómo manejan eso ustedes?
C.A.: -La gira se llama «Gracias totales – Soda Stereo». Hay muchos que le invierten el orden, pero nosotros lo pusimos así a propósito. ¿Qué vas a poner? ¿»Charly y Zeta»? Lo decía Gustavo: Soda Stereo somos los tres y toda la vida vamos a ser Soda Stereo. Le pasaba a los Beatles, también. Paul McCartney dice «Nunca voy a dejar de ser un beatle». Pero queremos ser respetuosos, lo sentimos así. Lo comunicás de esta forma, porque además tenés 25 bandas tributo que están todo el día quemándote la cabeza. Se disfrazan, usan tus videos. Estás conviviendo con eso, con los celulares, las fake news y un montón de cosas. Estamos en un momento del planeta complicado para comunicar, y encima nosotros nos metemos a hacer este show que de común no tiene nada… Al principio que se había entendido mucho mejor, la venta de entradas lo avalaba, entonces pensamos que no hacía falta comunicar tanto. A mí me gusta que la gente se encuentre con una sorpresa, pero nos empezamos a dar cuenta que los haters le ganaban a la lógica y al corazón. A mí me importa poco lo que digan ellos, pero si están empezando a influir hasta en la prensa, entonces elegimos contar lo que realmente va a pasar.
Z.B.: -Las redes estallaron de indignación desde el momento en que nosotros anunciamos que íbamos a hacer esto. Pero no tienen idea de que hace dos años que estamos con este proyecto. Empezamos combatiendo la tendinitis en la sala para poder estar en condiciones de tocar y que llegamos a armar un espectáculo inspirándonos en cosas que nos gustaron de otros homenajes, tratando de hacer algo que estuviera al nivel, como lo fue Sép7imo Día, el espectáculo con el Cirque du Soleil. Porque después hay homenajes, hay tributos todo el tiempo. Si uno quiere escuchar un grupo tributo, que me parece bárbaro aunque toquen las canciones mal, nadie dice nada de eso. Pero cuando uno quiere tocar las canciones bien, las redes estallan de indignación.
-¿Y cómo será este show multimedia?
Z.B.: -A los cantantes los llamábamos personalmente y les explicábamos qué canción tenían que cantar. Cuando hablás con artistas de estas características, capaz te dicen «Ah, a mí me gustaría cantar tal», y no, ya está todo armado porque tiene que funcionar así. Les explicábamos cómo iba a ser el show, entendíamos que no podían estar todos en todas las funciones y que íbamos a armar esto en un formato híbrido con cantantes en vivo y clips sincronizados con la banda. Ese era un formato que nos encantaba porque Gustavo va a estar en ese formato también, entonces que los cantantes estuvieran en partes del show ayudaba a esa magia, a que ese fuera el lenguaje que íbamos a implementar, como en The Wall o ese tipo de espectáculos. La pantalla es la protagonista. Es una cosa descomunal que está puesta de una manera en la que la banda es una cosa que acompaña la pantalla. Es en donde nos apoyamos, refleja mucho lo que es la iconografía de Soda también, desde «Sobredosis de TV… que es un título que hoy debería ser «Sobredosis de celular».
C.A.: -Está bueno aclarar que esto que estamos haciendo no es la vuelta de Soda. Esto es un último festejo porque la tecnología nos lo permite, porque si no, no podríamos hacerlo. Y queremos hacerlo en muchas ciudades. Pero, ¿cuál es el costo, cómo lo pagamos? Porque tampoco viene un mega sponsor y dice «dale, te lo pago», no existe eso. Hay que salir, hacer una gira y cortar tickets. ¿Para qué? Para poder hacer de esto el show que queremos hacer. No podemos hacer menos de lo que hicimos. Y en todo ese desafío fuimos encontrando que había otro show completamente diferente que podíamos hacer. Resolvimos lo de los cantantes. Pero hay un montón de nuevas generaciones que van a ir a ver el show… ¿No estaría bueno que entiendan qué fue realmente Soda Stereo? Entonces, parte del show va a ser una narrativa fílmica de nuestra historia, con momentos que la gente nunca vio. Agarramos todas esas cintas que estaban guardadas y armamos una especie de pseudo documental. ¿Es un show, entonces? Sí. ¿Hay una banda tocando? Buenísimo. ¿Es una especie de documental? También. Pero además también va a estar tocando Gustavo y va a estar en las pantallas. Lo que nos permitían las pantallas es generar un lugar en el que el tiempo y el espacio desaparecen. No queremos a todos los cantantes en vivo. Queremos que estén ahí, que estén grabados, que esté Gustavo, que esté parte de nuestra historia. Eso es lo lindo de este show: lo que rige el guión es la emoción.
Roque Casciero/Página 12