Era un partido clave en una semana difícil para San Lorenzo. El Ciclón sabía que un triunfo en Tucumán no sólo sería más que importante para continuar con chances de pelear con los de arriba en la Zona B de la Copa Diego Maradona, sino también para apagar un poco el fuego que se vivió internamente en el club durante los últimos días, con Ignacio Piatti como principal protagonista. Por eso durante los 90 minutos que se disputaron en el Monumental José Fierro, los dirigidos por Mariano Soso dejaron atrás los conflictos, se animaron a jugar -con mayoría de pibes- y así se llevaron ante un decaído Atlético la victoria, complicada por cierto, pero que los invita a soñar por un lugar en la final. Será difícil, es verdad, aunque no imposible.
No la tuvo nada fácil el Ciclón, pese a que el resultado haya sido 3 a 1. Delante suyo se encontró con un Decano que también necesitaba con urgencia el triunfo para no decirle adiós a sus aspiraciones y que quería, además, darle una sonrisa a Ricardo Zielinski, técnico glorioso para la institución y que una vez finalizado el torneo se mudaría a La Plata para sentarse en el banco de Estudiantes. Por eso el partido fue de idas y vueltas. Un penal para la visita apenas comenzado el encuentro fue el anuncio de lo que se venía. Se jugaban apenas cinco minutos cuando Yonathan Cabral derribó a Alexander Díaz y Pablo Echavarría no dudó en cobrar penal.
Ángel Romero agarró la pelota, la puso en el círculo de los doce pasos, miró, analizó y, tras tomar un poco de carrera, suavemente le pegó con el empeine. La esfera recorrió lentamente hasta llegar finalmente al fondo de la red. El grito de gol se hizo sentir con fuerza en un estadio vacío. No era para menos: ese tanto era lo que le permitía a San Lorenzo estar un poco más tranquilo y dejar en nocaut a Atlético, que hasta el momento no encuentra la fórmula en esta Fase Campeón, más aún después de haber hecho una excelente campaña en la fase de clasificación.
Las cosas se pusieron caliente. Estaba claro que el Decano iba a ir con todo en busca de la igualdad, y así fue que intentó por todos lados. Primero Aguirre con su cabeza tras el centro de Melano; luego Toledo, que anticipó y cabeceó el centro de Risso Patrón, pero que su tiro se fue cerca del arco del Ciclón. Y quizás la más importante fue la del Bebe Acosta, que con un remate fuera del área hizo retumbar el travesaño que defendía Fernando Monetti.
Con San Lorenzo metido atrás, algo que viene haciendo en los últimos choques cuando se pone en ventaja, Atlético siguió insistiendo. Y hasta convirtió de a momentos al “1” de Boedo en protagonista. Entonces ahí llegó el clic de San Lorenzo. Se despertó y empezó a jugar más a la pelota con Díaz como principal abanderado, y la compañía de los hermanos Romero. Cerca de la etapa final, Lucchetti contuvo primero un remate de Angelito y luego le ahogó el grito de gol en un mano a mano a Gattoni.
Como era de esperarse, el complemento fue a todo o nada. Y cuando apenas amanecía el segundo tiempo, la felicidad le duró poco para San Lorenzo. Apenas arrancó el complemento, Atlético tuvo su momento y, tras una fuerte falta de Víctor Salazar (zafó de la roja directa pero no de la segunda amarilla) dejó a su equipo con uno menos. Y para colmo, de ese tiro libre, Heredia ganó en lo alto y marcó la igualdad. Mazazo para a visita, pero… La cosa no iba a quedar ahí.
El 1-1 parecía lapidario. Sin embargo, Soso movió el banco de suplentes y, entre los que mandó al campo de juego puso a Nicolás Fernández quien en las primeras que tocó pudo darle nuevamente la ventaja. Sí, Uvita metió un remate cruzado de zurda para gritarlo con toda la emoción, no sólo para poner nuevamente arriba a su equipo sino porque significaba su regreso a las canchas tras más de nueve meses de lesión. Bien merecido.
Pero no iba a terminar ahí. Ya abocado a buscar a todo o nada Atlético, San Lorenzo aprovechó la desesperación del conjunto local y en cuando tuvo una más, en un mano a mano ante Luchetti, Ramírez fue hacia la zurda y definió con el arco a su merced. Golpe duro para Atlético y para la dirigencia que ahora deberá, encima, buscar un reemplazante para el Ruso un técnico que le ha dado muchísimas alegría a los tucumanos.
San Lorenzo, en tanto, respira, sueña, deja atrás los conflictos y cree que en los milagros. Habrá que ver qué dicen las próximas fechas.
Juan Manuel Rovira/Clarín
En un torneo que busca atractivos y en una Zona Complementación que ofrece apenas un premio consuelo, asoma un posible partido que pocos imaginaban: si Central sostiene la punta que alcanzó en Mar del Plata y Newell’s confirma su liderazgo en la otra llave, habrá clásico rosarino en la final en busca de un boleto a la Copa Sudamericana.
Por lo pronto, el Canalla sufrió mucho para terminar festejando el triunfo ajustado ante Aldosivi.
El primer tiempo mostró que a los dos equipos les cuesta mucho generar juego pero que en esa dificultad colectiva Central pudo inclinar la balanza por mayor jerarquía individual. Porque el equipo rosarino se activa cuando Emiliano Vecchio agarra la pelota y la lleva con la cancha de frente. Y trata de construir ataques más elaborados cuando por la derecha se juntan sus mejores piezas.
Así llegó el gol del triunfo. Damián Martínez sacó el lateral hacia Lucas Gamba que salió del ruido, bajó a pivotear y enseguida le devolvió la pared y lo invitó al buen marcador de punta a proyectarse. Sacó el centro al centro al corazón del área, no pudo despejar con firmeza Schunke y la pelota le quedó al pibe Alan Marinelli que no dudó: giro y remate ajustado contra el palo izquierdo de Luciano Pocrnjic. Fue el cuarto grito del pibe de 21 años que le está dando réditos al Kily González.
El gol aceleró aún más los ataques sin ideas del equipo local. Al ver las estadísticas queda claro lo que le cuesta a los dirigidos por Hoyos jugar en Mar del Plata: llevan 7 sin ganar en el Minella, con un empate y seis derrotas, cinco de ellas consecutivas.
Es cierto que intentó y mereció haberse quedado con algo el Tiburón. Al segundo tiempo, Aldosivi salió decidido y Central pasivo. Por eso el local en los primeros 10 minutos hizo lo que no había podido en 45: un remate de Andrada que trabaron justo y no llegó a destino, un derechazo de Iñiguez que controló Miño y otro envío cruzado y bajo de Iritier que se estrelló en el poste derecho.
Se dedicó a aguantar el equipo del Kily, terminó sufriendo y sostenido por su arquero a quien ni en el tiro del final (un remate de apuro de Rodrigo Contreras) pudieron superar.
Clarín/Deportes
UNIÓN GOLPEÓ JUSTO Y LE GANÓ A LANÚS
¿Cuándo no es un momento justo para convertir un gol? Se entiende que el axioma futbolero responde a un aspecto anímico. Revertir un 0-2 desde los 5 minutos del segundo tiempo es un desafío que únicamente los equipos con experiencia y carácter pueden afrontar. Para Lanús fue imposible. En Santa Fe, Unión logró su primer triunfo en la Fase Complementación con los tantos de Fernando Márquez y Gastón González, y ahora se anima a soñar con la final.
Lo cierto es que el local “pegó en los momentos justos” y después se refugió entre sus centrales y su arquero, Sebastián Moyano, para sostener la ventaja y poder festejar el triunfo. Pero sobre el césped -en los papeles- se notó que Lanús es un equipo más trabajado, que defiende una idea y que sabe a lo que juega, aunque en la calurosa noche de ayer no le hayan salido las cosas como las había planeado. Por algo el equipo de Luis Zubeldía (no estuvo por el fallecimiento de su padre) está en las semifinales de la Copa Sudamericana.
El Granate arrancó mejor, con Vera en el centro del campo siempre listo para cortar y con buen criterio para administrar la pelota. Y De la Vega sobre la derecha para tratar de aprovechar el uno contra uno ante Corvalán y poder desequilibrar. Tuvo la más clara del primer tiempo el delantero tras capturar un rebote en el área y sacar un derechazo violento al primer palo que Moyano resolvió con el pecho para desviar al córner.
Y como los errores se pagan caro, Lanús cometió uno y le permitió al local ponerse en ventaja. A los 28, Aguirre rechazó corto un centro desde la derecha, la pelota la disputaron
Nardoni y Vera, pero el rebote favoreció a Gastón González. El zurdo envió el centro, pero el que corrigió la trayectoria -de manera involuntaria- fue Burdisso que le sirvió el gol en bandeja al Cuqui Márquez. El 9, con todo su oficio, no perdonó y puso el 1-0.
Y en el amanecer del complemento, un pelotazo de Moyano que peinó Troyansky dejó a Gastón González mano a mano con Burdisso en el área. Primero sacó el zurdazo, la pelota pegó en el defensor y el rebote otra vez fue para el volante de Unión que tiró a colocar con la derecha y la clavó arriba para sellar el 2-0, aunque todavía quedaban más de 40 minutos.
Llegaron los cambios y Lanús fue en busca del descuento. Estuvo cerca con un cabezazo de Belmonte que dio en el travesaño, pero después chocó casi siempre con los centrales Nani y Calderón. Y si esa línea era vencida, aparecía Moyano. Después de tres derrotas al hilo el Tatengue volvió a sonreír y se anima a soñar con una final. Lanús ya se olvidó de la Copa Maradona y todos los cañones le apuntan a la Sudamericana.
Clarín/Deportes