
No es el mismo Boca que sufrió el cachetazo en Vila Belmiro. No sólo porque repitió a cuatro de los protagonistas de aquella noche negra del 13 de enero. Hubo otra actitud, claro. Y una evolución en el juego. Por eso no deja dudas ante Santos, que tampoco es ese equipo que lo hizo pasar vergüenza en Brasil. Por el contrario, es un rival permeable, con cinco sobrevivientes del 3 a 0 de hace tres meses. Que llega a Buenos Aires con la chapa de subcampeón de América, pero con un técnico interino y mil problemas.
No habrá sido una gran revancha, pero son tres puntos clave los que consigue Boca en su segunda presentación en la Libertadores. Y la cuarta victoria consecutiva. Con Carlos Tevez influyente a sus 37 años. Con el pibe Alan Varela cada vez más afirmado en el medio. Con su tercera valla invicta en cadena. Sin fisuras.
Fue interesante el equipo que plantó Miguel Angel Russo desde el arranLe dio confianza a los pibes volantes por cuarto partido consecutivo y sumó a Agustín Sandez, otro juvenil de 20 años, en el lateral izquierdo antes las ausencias de Frank Fabra y Emmanuel Mas. No obstante, el cambio más trascendental resultó Cristian Pavón. El extremo que volvió de la MLS y había jugado poco y nada por una lesión en los tobillos fue titular. Y se volcó por la derecha.
El esquema (4-3-3) fue ambicioso, pero la postura inicial de Boca estuvo apoyada en el contraataque. A fin de cuentas, era posible esperar que volaran el cordobés y Sebastián Villa por afuera. Sin embargo, el equipo se replegó. Y le dio la iniciativa a Santos, que llegó hasta Buenos Aires a bordo de un 4-2-3-1 que mostró agresividad por las bandas con Lucas Braga y Marinho, pero fundamentalmente, con las trepadas de Pará.
Y la presión que ejercieron los brasileños en el comienzo provocó que Boca no pudiera salir claro. Así, Santos inquietó a Rossi con un tiro libre de Gabriel Pirani que el arquero rechazó con sus puños.
Y de a poco fue asomando Boca. Eso sí, no hubo un gran manejo en el círculo central a pesar del buen pie de Alan Varela. Y aunque Tevez estuvo participativo, abandonaba el área. No siente la posición de “9” el capitán de Fuerte Apache.
Entonces, lo mejor que produjo Boca fue a través de alguna pelota larga. Por esa vía, llegó dos veces. Y apareció Joao Paulo. Primero, remató Villa; después, Pavón con un doble enganche. No fue gol de Cristian Medina, el mediocampista que más veces pisó el área rival, porque pifió cuando estaba de frente al arco.
Santos generó desequilibrio cuando Marinho y Pará combinaron por la derecha, donde Sandez intentó contener sin tanta ayuda de Villa. Tuvieron movilidad los paulistas en 3/4, pero no fueron peligrosos.
Y el partido, que pintaba atrapante en la previa por el recuerdo de aquellos viejos duelos coperos, se diluyó sin emociones.
Pero Boca se encontró con el triunfo en el amanecer del segundo tiempo. Lo hizo a través de una pelota parada. Llegó el córner de Pavón, Lisandro López ganó en el cielo del área y por detrás de todos, en el segundo palo, apareció Tevez para empujar la pelota ante el desespero de Joao Paulo.
En ventaja, Boca no sufrió sobresaltos ante un desconocido Santos, que había perdido ante Barcelona de Guayaquil en su casa y se quedó sin Ariel Holan, quien renunció en el medio de la crisis.
Y Varela volvió a ser clave para cortar un pase de Marinho en la puerta del área y meter un pase filtrado para Tevez. Carlitos asistió a Villa y el colombiano no falló ante Joao Paulo. Lo sacudió con un bombazo.
Marcelo Fernandes movió el banco, pero ninguno de los cambios fue solución. A excepción de aquel tiro libre del primer tiempo, no volvió a patear al arco de Rossi, que sólo tuvo que preocuparse por descolgar algún que otro centro.
Russo hizo modificaciones para regular. Y Boca ganó. Una vez más. Y en el torneo que más lo seduce. Va por la séptima, claro. Y empieza a soñar con serios argumentos.
Daniel Avellaneda/Clarín

Vélez sufrió una nueva derrota y sigue último sin puntos en el durísimo grupo F que le tocó. Demasiado poco para el equipo de Pellegrino que había hecho un gran partido ante Flamengo en Liniers y un mejor primer tiempo en la altura de Quito.
El planteo inteligente de Mauricio Pellegrino en la altura de Quito volvió a mostrar la evolución futbolista de su equipo. Mucho más adelantado en el campo de lo que podía suponer la línea de cinco que fue más de tres porque Guidara y Ortega se proyectaron permanentemente. Y una búsqueda rápida para llegar al área rival con Thiago Almada muy activo.
Es cierto que sufrió como se sufren estos partidos en la altura. Primero con el derechazo de Jordy Alcivar en el travesaño a los ocho minutos y después con el gol de cabeza de Martínez Borja tras un córner a los 28 minutos.
Antes y después, Vélez dominó el juego (55 % de posiciones del balón en el primer tiempo) y tuvo las mejores situaciones (9 tiros al arco). Pero falló Juan Martín Lucero en la definición. A los 10 minutos, Janson lo dejó de cara al gol y el remate cruzado lo sacó Gabbarini con uno de sus pies. Y a los 25 minutos, otra vez lo habilitó Janson y le tiró una masita al ex arquero de Independiente.
También el equipo argentino se vio perjudicado por una posición adelantada mal marcada por el asistente Enrique Pinto a Thiago Almada, que había definido ante Gabbarini a los 12 minutos. Después, fue el arquero el que se lució ante un remate del juvenil de Vélez.
El empate llegó a los 41 minutos, pero antes Vélez exigió con un cabezazo de De los Santos apenas desviado y un remate de Almada que también se fue cerca del palo izquierdo de Gabbarini. La búsqueda se concretó tras un centro que metió Guidara en el área, Lucero ganó la posición, la bajó de pecho y el chileno Galdames, de zurda, estampó el empate. Pero lo que perdió le costaría caro.
En la parte final, Liga se adelantó unos metros, tuvo más precisión en la elaboración del juego y buscó más a Martínez Borja. Así llegó dos veces antes de los diez minutos. Primero se lo perdió grandote que remató muy alto, pero después dominó bien la pelota ante la marca dubitativa de Brizuela y con un zurdazo a colocar convirtió el segundo de Liga.
Vélez continuó intentando con criterio y Pellegrino se animó a desarmar la línea de tres con el ingreso de Ricardo Centurión por Brizuela. Pero justo después de la variante llegó el tercero de la Liga (definición de Zunino ante Hoyos) y derrumbó las ilusiones del equipo argentino.
Lucero tuvo el descuento de cabeza después de una gran jugada de Centurión por izquierda (a eso apostó el técnico). Fue el último intento. Con cansancio acumulado, no pudo cambiar la historia. ¿Podrá hacerlo para lograr la clasificación?
Clarín/Deportes