
Independiente marcha firme en la Copa Sudamericana. En Avellaneda, supo enderezar un mal arranque ante el inexperto Montevideo City Torque, que jugó su primer partido oficial fuera de Uruguay, lo dio vuelta con goles de sus delanteros y lo ganó 3-1. Así, suma puntaje ideal y quedó como líder del Grupo B.
La ilusión de los hinchas de ver, a través de la pantalla de TV, una mejora de Independiente se apagó velozmente. Sobre el césped del Libertadores de América sucedió de entrada una continuidad de la floja labor que el equipo de Falcioni había tenido en Santa Fe ante Unión por la Copa de la Liga Profesional, con el agravante de que el rival copero era un conjunto de jerarquía inferior, más allá de la saludable propuesta de los uruguayos, que forman parte del City Group, el holding empresarial dueño del Manchester City.
La premisa del conjunto de Montevideo es hacer el juego de posición que también -y tan bien- pregona Pep Guardiola en Inglaterra. Y respeta todos los rasgos: la salida desde abajo, la presión, el avance en bloque, la búsqueda de callejones internos…
De hecho, en el manejo de la pelota, el visitante fue un poco más que su rival y contabilizó un par de aproximaciones que hicieron revolcar al bueno de Sebastián Sosa. Claro que su condición de novato en el plano internacional se asomaba en algunas imprecisiones y en fallas defensivas.
Por la izquierda primero y luego por la derecha, City Torque encontró espacios con la escalada de sus volantes internos. Santiago Rodríguez tuvo dos muy similares, apareciendo entre el líbero del Diablo, Patricio Ostachuk, y el stopper izquierdo, Ayrton Costa. En ambas quedó de frente a Sosa, que achicó bien.
Independiente no podía ganar la batalla en el mediocampo. Sentido todavía por bajas de peso por el brote de coronavirus, como Juan Insaurralde, Jonathan Menéndez y Lucas González, le costó generar situaciones y en la primera parte solamente se arrimó con un par de tiros libres de Gastón Togni sin mucho riesgo.
A pesar de que la visita presentaba un único delantero de área, Gustavo Del Prete, Falcioni no modificó el dibujo de tres centrales y dos carrileros. Parecía sobrarle un defensor al Rojo, que necesitaba mayor presencia en el círculo central. Pero todo se mantuvo igual y lo que se veía venir, sucedió.
Allende apareció una vez más con comodidad a espalda del “doble cinco” local y habilitó a Del Prete. El delantero definió por abajo ante la salida de Sosa y dio el golpe. Ese tanto significó el primero de la joven historia del club fuera de su país.
Ahí sí cambió el Emperador: afuera Costa, un defensor; adentro Herrera, un atacante, para un 4-4-2. Y la balanza se empezó a equilibrar. Independiente se adelantó y apretó más. Comenzó a merodear el arco de Fiermarin, quien en una salida se la dio a Roa. El colombiano se la pasó a Silvio Romero y el goleador hizo valer su chapa con un derechazo al palo izquierdo que igualó el resultado.
El despertar del Diablo hizo mella en los uruguayos. Herrera, que había hecho tres en Bolivia la semana pasada, dio vuelta la noche en la segunda jugada de un córner. En el final, Arismendi cabeceó en un intento de rechazo, el balón dio en la nuca de Cóccaro y se metió en contra de su valla para poner el tercero. El 3-1 pareció exagerado, aunque poco le importa a Independiente, que gana y se mantiene primero en su zona.
Nahuel Lanzillotta/Clarín

En la previa del clásico rosarino, el partido más esperado en la ciudad, Central le ganó a San Lorenzo por la Copa Sudamericana y se acomodó en el Grupo A después de un debut con derrota. Para el equipo de Dabove, que venía de ganarle a River en el torneo local, volvieron las preocupaciones: sumó la segunda caída en el torneo continental y comprometió sus chances para pasar de ronda.
Central justificó la victoria, especialmente por lo hecho en la etapa inicial, donde fue ampliamente superior. Anotó un gol, pero le hizo precio a un San Lorenzo desdibujado, gris, sin peso ofensivo y con fisuras en el fondo. Fue quizás la mejor producción que expuso durante el ciclo del Kily González como entrenador.
El equipo local fue práctico y expeditivo para desarrollar su juego. El trabajo de sus volantes fue clave. Villagra y Ojeda, rápidos y prolijos, cortaban y distribuían. Ferreyra y Zabala lastimaban por las bandas.
Central le cerraba todos los caminos a San Lorenzo y Broun tuvo unos primeros 45 minutos serenos. Lo de Torrico fue muy diferente. A los 20 segundos, Martínez Dupuy desbordó a Coloccini y Flores llegó a rechazar un peligroso centro. Antes de que se cumpliera el minuto, Almada empalmó una pelota en el área que quedó suelta de un córner y estuvo a punto de abrir el marcador.
Sería un anticipo de lo que sí lograría concretar el defensor a los 10: Ferreyra colocó un tiro libre en el corazón del área y Almada se anticipó a una débil respuesta de Torrico.
El local ganaba los duelos individuales. Por abajo, pero también de arriba. La pelota aérea era un dolor de cabeza para San Lorenzo. Gamba, Ferreyra y Martínez pudieron haber extendido la diferencia.
San Lorenzo era lento y previsible.
Su dibujo táctico, con tres defensores, dos laterales volantes y un mediocampista de marca exhibía fisuras defensivas. Dabove intentó un cambio posicional, armando dos líneas de cuatro, pero eso tampoco modificó la tendencia.
Sus delanteros eran absorbidos. Oscar Romero se movía para recibir y distribuir, pero la suya era una empresa solitaria e ineficaz. Lo dicho: para Central el 1 a 0 era un castigo.
El equipo del Kily inició el complemento como si nada hubiese cambiado. Al minuto, Martínez Dupuy pudo ampliar la ventaja con un remate alto, pero la historia sería diferente.
San Lorenzo salió a jugar con otra actitud, mayor movilidad y con Ángel Romero para acompañar a su hermano. Los delanteros estaban más abastecidos y el arco de Broun ya no quedaba tan lejano. El partido tenía otro formato: Central estaba recostado en su campo, aguantando a un rival más decidido, obligado a buscar por el marcador adverso.
Comenzaron a acumularse situaciones de peligro frente al arco local.
San Lorenzo merodeaba la igualdad. Melano -de cabeza-, alguna trepada con definición imperfecta de Pittón y remates de Ángel Romero hicieron ilusionar al equipo de Dabove.
Pero cuando pensó que podía acercarse para rescatar al menos un punto, apareció Vecchio para construir una jugada majestuosa por la izquierda: superó a Rosane, la oposición de la raya y asistió a Gamba para que ampliara la diferencia. Ese gol terminó con la esperanza de San Lorenzo.
Torrico impidió la goleada con salvadas ante remates de Gamba y Zabala. Para San Lorenzo, la noche terminó entre dudas y preocupaciones. Las mismas que lo asaltan con incómoda frecuencia. Central se fue con la alegría de un triunfo necesario y también con un ojo puesto en el derby que paralizará a la ciudad.
Mauro Aguilar/Clarín
TALLERES EMPATÓ CON TOLIMA EN COLOMBIA
Talleres igualó 1-1 con Deportes Tolima en Colombia y quedó a 5 puntos de Emelec, que volvió a ganar y es el líder del grupo G.
El buen primer tiempo del equipo cordobés se coronó con el gol de Tenaglia en el final de la primera etapa. Antes había perdido una chance inmejorable Fragapane, quien remató desviado. Pocas veces inquietó el local a Talleres, que de a poco fue consolidando su superioridad. A los 43, llegaron el córner desde la izquierda de Fragapane y un cabezazo de Enzo Díaz al área chica, y apareció Tenaglia habilitado para tocar al gol.
Pero en la parte final, tras un mal rechazo de Herrera, Campaz empató con un zurdazo preciso. La visita sintió el golpe y casi lo pierde, pero Ramírez falló en la definición.
Clarín/Deportes