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Spa: Max Verstappen ganó la carrera más corta de la historia

El Pace Car acompañó la fila india durante tres vueltas.

La final del Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1 se perfilaba en la previa como un nuevo duelo entre el Red Bull de Max Verstappen y el Mercedes de Lewis Hamilton, los dos grandes animadores de la temporada. Pero la lluvia se robó el protagonismo en el circuito de SpaFrancochamps y en una jornada caótica, no hubo grandes emociones en la pista. Es más, ni siquiera hubo carrera. Porque tras un primer intento de partida frustrado, cuando el agua caía aún con fuerza, y luego de una espera de tres horas en la que nadie -ni los pilotos ni el público- sabía con seguridad qué iba a ocurrir, la organización de la prueba decidió largar la competencia. Sin embargo, con una visibilidad casi nula, los pilotos ni siquiera completaron tres vueltas detrás del Auto de Seguridad antes de que los comisarios decidieran hacer flamear la bandera roja y, poco después, dieran por cancelada la prueba.

Mad Max, que había largado delante de la parrilla, fue decretado ganador y se llevó la mitad de los puntos que había en juego para el primer lugar, como indica el reglamento cuando se completan al menos dos giros pero menos del 75 por ciento de la distancia original. El podio lo completaron los británicos George Russell (Williams) y Hamilton, quien sigue liderando el campeonato.

“Es una lástima todo lo que pasó hoy. Pero las condiciones eran muy malas, la visibilidad era muy mala. Es una victoria, pero no se siente realmente así porque no pudimos correr. Todos los fanáticos que se han quedado aguantando son los verdaderos ganadores de hoy”, afirmó el neerlandés, quien entrará en la historia como el ganador del Gran Premio más corto de la historia de la categoría reina.

Es que al completar solo dos de las 44 vueltas previstas, la prueba belga superó por mucho el récord que tenía el Gran Premio de Australia de 1991, que se corrió el 3 de noviembre de ese año en Adelaida. Ese día, las lluvias torrenciales solo permitieron que se dieran 16 giros de los 88

planificados y finalmente se validaron solo 14, en una prueba que ganó el triple campeón mundial brasileño Ayrton Senna, por delante del inglés Nigel Mansell y del austriaco Gerhard Berger.

Este domingo, en Spa- Francochamps se vivió una jornada totalmente atípica, casi absurda. La intensa lluvia, protagonista en la calificación, en la que se accidentó -sin mayores consecuencias- el inglés Lando Norris (McLaren), estuvo presente durante toda la mañana en el mítico circuito de las Árdenas.

Y se cobró una nueva víctima justo antes del primer comienzo fallido: el mexicano Sergio Pérez, quien en la vuelta previa perdió el control y chocó con su Red Bull contra las barreras de contención. Resultó ileso, pero dañó la suspensión delantera de su coche. Aunque gracias al retraso en la nueva partida, los mecánicos tuvieron tiempo de repararlo.

Con el agua cayendo con fuerza y complicando mucho la visibilidad, la salida, prevista inicialmente para las 10 de Argentina, se retrasó primero diez minutos; y otros quince más, hasta que a las 10.25, los monoplazas empezaron a rodar detrás del coche de seguridad, sin saber si se daría la salida desde parrilla o con el Safety Car por delante.

Pero bastó una sola vuelta a la pista más larga del mundo (7.004 metros) para que la organización decretase, en medio de las advertencias de la gran mayoría de los pilotos -salvo Verstappen-, la primera bandera roja del día y la interrupción de la carrera.

Hamilton, que se ubicaba tercero detrás del neerlandés y Russell, afirmó que “no podía ver ni siquiera la luz del coche que iba adelante”.

Entonces comenzó una larga espera de tres horas en la que reinó la incertidumbre por la falta de información oficial sobre qué ocurriría. El público, que se había acercado al circuito para presenciar la carrera, no se movió de su lugar. Resguardados con paraguas y pilotos, los fanáticos aguantaron la lluvia y el viento, sin saber con seguridad si podrían, finalmente, ver a los mejores pilotos del mundo en acción.

En los boxes, los autos esperaban debajo de unas carpas y los pilotos hacían tiempo -Lando Norris hasta se hizo tiempo para una siesta-. Mientras, los directores de la carrera seguían sin tomar una decisión. Había pasado una hora y media de la hora decretada para el comienzo y los radares mostraban que las nubes estaban estacionadas sobre el circuito.

El pronóstico no era alentador, pero igual el Auto de Seguridad y el Auto Médico salieron a recorrer la pista para ver las condiciones en la que se encontraba. La respuesta fue clara: poca visibilidad por la lluvia y condiciones complejas.

Un rato después, se decidió parar el reloj -la duración máxima de una carrera es de tres horas- para tratar de mantener sesenta minutos y hacer una prueba de una hora de duración. Aunque con el correr de los minutos y sin una tregua de la lluvia, comenzó a circular la versión de que se intentaría, al menos, salvar parte de la carrera, la mínima necesaria para repartir los puntos. Es que un aplazamiento al lunes era imposible porque dejaría poco tiempo de descanso antes de la siguiente fecha, el próximo fin de semana en Países Bajos.

Minutos antes del mediodía de nuestro país, se comenzó a intentar retirar agua la pista, con camiones de limpieza e incluso a mano, con escobas. Y poco más de media hora después, y tras de muchos anuncios sin mucho contenido -del tipo “Seguiremos esperando”-, se informó que a las 13.17 arrancaría la teórica carrera, por detrás del Safety Car. Y en ese momento comenzó a moverse el reloj que se había parado anteriormente en una hora.

Con el público bailando empapado, luchando contra el frío en la mítica pista de las Árdenas, todos salieron a pista en fila india y dieron poco más de dos vueltas, liderados por el Auto de Seguridad, antes de que se decretase otra bandera roja. La organización, en esa ocasión, se “apiadó” de los fanáticos, porque no dejó agotar todo el tiempo del reloj y al llegar a la media hora anunció que la carrera estaba cancelada definitivamente.

Según el reglamento, deben darse dos vueltas como mínimo para repartir puntos. Si el líder efectúa menos del 75 por ciento de la distancia inicialmente prevista (44 vueltas de siete kilómetros), únicamente se distribuye la mitad de las unidades.

Así, Verstappen, que se había quedado el sábado con la pole position, se llevó 12,5 puntos. Russell, que largó segundo tras ubicarse en esa posición en la clasificación, logró su primer podio en la categoría y sumó 9 puntos. Y Hamilton, tercero, recibió 7,5.

“Principalmente siento mucha pena por los fanáticos. Sabía cuando nos sacaron a la pista que no íbamos a poder correr mucho. No podía ver más de un par de metros delante mío. El auto que iba adelante desaparecía. No veía ni siquiera las luces y me costaba entender en qué parte del circuito estaba”, comentó Hamilton.

El británico lidera el campeonato, aunque solo con tres puntos de ventaja sobre Verstappen ( 202,5 contra 199,5). Tercero se ubica Norris (McLaren) con 113.

Clarín/Deportes

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