A los 86 años, Sophia Loren recibió el premio David di Donatello, el más importante del cine italiano, por su trabajo como actriz protagónica en La vida ante sí, dirigida por su hijo, Edoardo Ponti y que puede verse en Netflix.
Es difícil creer que la primera vez que recibí un David fue hace más de 60 años, pero esta noche parece ser la primera vez. La emoción es la misma, la alegría es la misma”, dijo Sophia Loren mientras era ovacionada.
La actriz destacó además que el protagonista junto a ella es «un niño maravilloso y mágico, que se llama Ibrahima», en referencia al pequeño actor Ibrahima Gueye, que tiene un importante rol en la película.
«Agradezco a mi director, Edoardo. Su corazón y su sensibilidad le han dado vida y alma a esta película y a mi personaje, también por eso le estoy realmente muy agradecida a mi hijo, es un hombre maravilloso”, agregó. “No sé si esta será mi última película, pero todavía quiero hacer más, siempre más hermosas, absolutamente no puedo vivir sin cine».
El premio a la mejor película fue para Volevo nascondermi, de Giorgio Diriti, sobre la vida del pintor Antonio Ligabue. Fue la gran triunfadora en la 66ta edición de los Oscar del cine italiano: se llevó siete premios, entre ellos mejor película, director y actor protagónico, Elio Germano,
Sorpresivamente, el director y actor Checco Zalone se impuso con su canción Immigrato a Laura Pausini y su Io si, que había ganado el Globo de Oro a la mejor canción y había sido la única nominación de La vida ante sí a los Oscar.
La vida ante sí marcó su regreso a la pantalla grande después de once de ausencia. Hace de Madame Rosa, una ex prostituta sobreviviente de Auschwitz que cuida en su departamento a los hijos de las prostitutas que no pueden tenerlos consigo. Y decide hacerse cargo de un niño senegalés de 12 años.
Pese a su edad, la Loren muestra una fuerza increíble en el papel. El poder de una diva inmortal que, sin embargo, no la tuvo fácil al principio de su carrera. «Pensar que en mis comienzos decían que era imperfecta para el cine. Boca grande, nariz larga», recordó alguna vez.
Le decían «escarbadientes», que era «demasiado delgada, demasiado alta, demasiado todo para dar con el porte justo, con el canon hegemónico». Tanto le dijeron que aprendió a lograr que las palabras rebotaran y volvieran a quienes sentenciaban con maldad.
Hija de la actriz Romilda Villani (1914-1991), Sofia Villani Scicolone nació en Roma, pero creció en Pozzuoli, cerca de Nápoles, en la casa de su abuela. Su padre había decidido seguir su vida lejos de ellas, por lo que se crió en una taberna familiar en la que su madre tocaba el piano ante una clientela de soldados, en plena Segunda Guerra Mundial. «¿Qué come Sophia para estar tan linda?». «¿Cómo es su dieta?». «¿En base a qué logra ese cutis y esa figura?». Dos respiraciones profundas y elegancia italiana para la respuesta. Hasta hoy sigue revelando con una sonrisa la fórmula: «Todo se lo debo a los spaghetti».
Clarín/Espectáculos