Jannik Sinner podía quedarse con la primera semifinal del Masters 1000 de Miami frente a Daniil Medvedev, pero no se esperaba que se llevara la victoria en apenas una hora y nueve minutos de juego y cediendo apenas tres games. Eso fue lo que sucedió ayer en el estadio Hard Rock. El tercero del ranking mundial, ganador de 21 de los 22 partidos que jugó en el año, mostró un altísimo nivel y se impuso por 6-2 y 6-1 sin dejarle chances a su rival que se vio incómodo dentro de la cancha y se terminó resignando ante la calidad de los impactos que vinieron del otro lado de la red. Fue un triunfo verdaderamente aplastante.
El dominio del italiano fue de principio a fin. Dictó el ritmo del partido con su habitual solidez desde la línea de fondo, con golpes veloces y profundos tanto de drive como de revés y dejó sin respuestas al ruso. Le quebró el saque en el segundo game y salió con brillantez del único momento de apuro del primer set, cuando quedó 40-15 abajo con su saque en el tercer juego. Logró mantener allí su servicio e inmediatamente consiguió un nuevo break para adelantarse 5-0. Y a los 33 minutos de partido se anotó ese primer parcial. Arrollador.
La tónica se mantuvo en el segundo. No sacó el pie del acelerador y así fue que golpeó de nuevo con un quiebre de arranque para encaminarse hacia la victoria. Al igual que en el primer set, Medvedev tuvo una única posibilidad de quebrar, pero la desperdició en el cuarto game y Sinner siguió con el camino firme hacia la final de mañana.
“Me sentí excelente en la cancha hoy. Usualmente, cuanto más avanzo en un torneo me siento más cómodo y eso me está pasando acá. Estoy muy feliz con mi actuación”, expresó el ganador en la cancha central del predio ubicado en Miami Gardens. Y agregó: “Creo que Daniil no se sintió tan bien hoy. Cometió muchos errores que habitualmente no comete y yo los aproveché”.
No en vano a Grigor Dimitrov lo llamaban Baby Fed en el comienzo de su carrera. Por el asombroso parecido con ese elegante revés a una mano del suizo, pero también por las grandes condiciones que demostraba desde su adolescencia y que invitaban a imaginar en él a un futuro campeón de Grand Slam. Le faltó continuidad para lograr cumplir con tan elevadas expectativas, pero esta semana en Miami demuestra que tiene el tenis para medirse (y ganarles) a los mejores tenistas del mundo.
Venía de dar el gran batacazo del torneo en los cuartos de final al vencer con comodidad a Carlos Alcaraz, segundo en el ranking mundial y máximo favorito a llevarse el título, y ayer eliminó a Alexander Zverev (quinto) por 6-4, 6-7 (4-7) y 6-4 en dos horas y 35 minutos de juego en el Hard Rock. Antes, además, había vencido a Hubert Hurkacz, noveno en la lista.
De esa manera volverá al top ten después de cinco años y medio. Se aseguró desplazar a Alex de Minaur (10°) y al propio Hurkacz para ubicarse, como mínimo, en el noveno puesto del ranking mientras escalará el lunes hasta la séptima colocación si consigue vencer a Jannik Sinner mañana y ser el campeón.
En caso de ganar será su segundo título de un Masters 1000. El único que consiguió hasta el momento, en Cincinnati en 2017, fue en el marco de otra racha de un tenis brillante por parte del búlgaro de 32 años, quien más adelante, en aquel final de la temporada fue campeón del Masters y llegó al tercer puesto del escalafón mundial. Mañana tendrá otra chance.
Clarín/Deportes