Alejandro Montecchia fue uno de los jugadores que, tras quedar relegado durante la gestión Vecchio, pudo sumarse a las selecciones argentinas desde la llegada de Julio Lamas en 1997. Ya era más grande, y por eso vivió menos procesos de selección que el resto, aunque tuvo sus momentos brillantes, sobre todo en el período 2002-2004, pero también en el Mundial 1998.
En el 2003, luego del Preolímpico de Puerto Rico, en donde Argentina consiguió el pase a Atenas 2004, le ocurrió algo absolutamente impensado para el momento. Venía de ganar la Copa ULEB de Europa con Valencia, siendo compañero allí de Fabricio Oberto y Federico Kammerichs, consiguiendo el pase a la Euroliga 2003/04. Lo cuenta el propio Montecchia.
«Yo estaba en Bahía, porque me habían dado un par de días de Valencia para que descansara, juntara a la familia y viajara a España. No me acuerdo si me llama Carlos Prunes o Arturo Ortega, que eran mis agentes, y me dice: ‘Me hablaron de San Antonio y te quieren, particularmente Popovich; te quiere a vos’. Fue una enorme sorpresa, pensé que me estaba jodiendo. A partir de ahí fueron 4 o 5 días muy intensos. Hablamos con la gente de Valencia, yo me puse a pensar todo, el tema familiar… Valencia me pedía por favor que no me vaya porque el mercado estaba prácticamente cerrado y tenían que salir a fichar a un base. Al final, tuve dudas si con mis 31 años iba a poder hacer pie en la NBA, mientras Arturo intentaba convencerme que me quedara en Valencia así en diciembre arreglábamos un buen contrato largo, aprovechando el gesto de quedarnos. También un poco pesó el tema familiar, si el cambio iba a ser muy fuerte, porque en Valencia estábamos muy bien. En resumen, tuve muchos miedos y pocos huevos, por así decirlo, jeje. Hoy, con el diario del lunes, obviamente me arrepiento porque estoy seguro de que ese año al menos iba a quedarme. Pero bueno, decidí seguir en Valencia, sin remordimientos. De hecho, jugué muy bien ese año. Aunque parezca broma, ese año Valencia había contratado como base titular a Marko Popovich (increíble casualidad), pero le costó muchísimo adaptarse, lo cortaron y terminé yo como inicial».
Popovich (Gregg), se había convertido en un fan de Argentina un año antes, en el Mundial de Indianápolis, cuando vio más en profundidad a su reciente fichaje, Manu Ginóbili. Era el asistente de George Karl en Estados Unidos y en el 2003, mismo cargo, pero de Larry Brown. Cuenta Montecchia: «Popovich iba a ver todos los partidos de Argentina y un par de veces, en el hotel, se me acercó a hablar. Me preguntaba mucho por Luis (Scola), al que ellos tenían drafteado. Yo no entendía por qué no le hablaba a Manu, al que conocía más. Después até cabos y pensé que quizá estaba estudiándome a mí también».
A la distancia, uno puede pensar en una gestión de Ginóbili por Montecchia, pero la realidad es que Manu recién aterrizaba en los Spurs: «Manu no era Manu todavía. Obviamente me comuniqué con él y me dijo que estaría rebueno que vaya, pero la verdad es que no podía mover nada en ese momento. Tampoco me dijo, dale, venite. Él se tenía que asentar todavía en la NBA y se estaba ganando su lugar».
Montecchia nunca llegó a hablar con Popovich en esa situación, por lo que no sabía qué esperaban de él. Ante su negativa, terminaron fichando al australiano Shane Heal, que casi no tuvo participación (6 partidos), siendo cortado exactamente un mes después de su contratación, el 17 de noviembre de 2003. También jugó unos partidos el brasileño Alex García. La cuestión es que San Antonio, campeón reinante, que tenía como base estrella a Tony Parker, venía de fichar a Anthony Carter y posteriormente hizo lo propio con Jason Hart (antes del comienzo del año) y Charlie Ward (durante el torneo).
La pregunta obvia es ¿cuántas veces pensó en esa situación Montecchia desde aquel receso hasta el día de hoy? «Muchas, porque creo que si me hubiese decidido y conociendo la filosofía de Pop, podría haberme quedado ese año. En el 2005 fui a San Antonio a la entrega de los anillos por el título contra Detroit, lo acompañé a Manu a un entrenamiento y me senté en un costado. Cuando terminó la práctica, Pop se me vino y me dijo ‘¿qué hiciste en el 2003?, vos tendrías que estar ahora acá con nosotros’. Yo me quería matar. Ahí caí de lo que me había perdido».
Fabián García/basquetplus.com