
Después de una semana marcada por rumores sobre la posible salida de Cristian González, Rosario Central volvió a ganar después de tres fechas. Aunque la pasó muy mal en el primer tiempo en el Gigante de Arroyito, al equipo del “Kily” le bastó con algunas actuaciones individuales para superar a los juveniles de un Banfield con muchísimas bajas debido a contagios de coronavirus.
El mal de ausencias que se presagiaba en Banfield no pareció tal ante los problemas del local. El equipo arrancó en ventaja gracias al tiro libre que capitalizó Julián Eseiza y después trabajó de manera ordenada para neutralizar los ataques auriazules. Incluso contó con una ocasión muy clara para ampliar la diferencia de contragolpe gracias a la presión de Ramiro Enrique, pero el delantero visitante no definió bien luego del pase de Agustín Urzi para que buscara el remate dentro del área.
Más allá del gol tempranero en contra, los canallas también sufrieron sus propias bajas y, principalmente, el mal funcionamiento del mediocampo, tanto a la hora de marcar como de manejar el balón. Así, Central dependió demasiado del esfuerzo de Marco Ruben, quien se convirtió en la principal referencia ofensiva por descarte.
El delantero se movió para pelear todas las pelotas que le tiraron y la mayoría de las veces no encontró con quien asociarse en la etapa inicial. Sin embargo, el capitán tuvo premio antes del entretiempo, cuando Facundo Ferreyra lo asistió desde la izquierda y venció a Guido Santilli con un cabezazo fuerte hacia abajo, como en sus mejores épocas.
El empate llegó gracias a la primera distracción defensiva grave que tuvieron los dirigidos por Javier Sanguinetti, quienes alternaron entre replegarse sobre el borde del área propia y presionar con sus delanteros si la última línea de Central se demoraba demasiado al hacer circular la pelota.
El plan de juego de Banfield cambió radicalmente al empezar el segundo tiempo, cuando quedó en desventaja, y su adelantamiento terminó favoreciendo a un rival que no estaba firme en el fondo pero tenía espacio de sobra para atacar. Una vez que la cancha se hizo larga, la Academia se apoyó en Ruben y en el ingresado Lucas Gamba para poner en jaque a la última línea visitante.
La otra cara de la moneda canalla fue la falta de equilibrio en la mitad y algunas falencias sobre las bandas. Por eso el Taladro dispuso de chances claras para acortar la diferencia, aunque Jorge Broun se encargó de evitarlo con dos buenas atajadas ante remates de Eseiza y del inquieto e impreciso Mauricio Cuero.
Con este resultado, Central dejó atrás una racha de tres partidos sin victorias y suma 12 puntos para quedar más cerca de los puestos clasificatorios a los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol. Por el contrario, Banfield perdió después de cinco fechas y quedó desplazado en la pelea por acceder a la próxima fase del torneo de Primera División, cuando había tenido un buen comienzo. Desde la caída ante el líder Colón había cosechado una victoria y cuatro empates. El coronavirus le pasó factura al equipo de Sanguinetti.
Clarín/Deportes
LA PRIMERA VEZ DE ARSENAL FUE EN MENDOZA
Arsenal tuvo que esperar nueve fechas para conseguir su primer triunfo. Fue con una trabajada victoria sobre Godoy Cruz, que se quedó con las ganas de festejar en su regreso al estadio Feliciano Gambarte, su casa, luego de 16 años. El partido programado para el sábado, se jugó ayer debido a los problemas logísticos en el viaje de los de Sarandí.
Jesús Soraire, con un muy bonito gol, abrió la cuenta para la visita en una primera parte en la que reinaron las imprecisiones, sobre todo entre los delanteros del equipo de Sebastián Méndez, que fallaron una y otra vez en las ocasiones que tuvieron para vencer la resistencia de Medina.
Ya en la segunda parte, Ezequiel Bullaude marcó el empate parcial para el Tomba. Era merecido porque había hecho méritos. Pero le duró poco la sonrisa al dueño de casa.
Es que en una ráfaga de dos minutos, aparecieron los recién ingresados Lucas Albertengo y Brian Sepúlveda para darlo vuelta. El primero acertó un cabezazo y más tarde asistió para que Arsenal pasara al frente. Sin embargo, el equipo de Méndez mostró su capacidad de reacción y encontró enseguida oxígeno y esperanza con un cabezazo impecable de Tomás Badaloni, que llevaba apenas un puñado de minutos dentro del campo de juego. Sí, el pibe entró y facturó. Fueron cuatro goles en 9 minutos vibrantes que hacían suponer un final a todo ritmo.
Arsenal se encerró y defendió la ventaja. Para el Tomba, la alegría d e haber vencido a Racing, ya es un viejo recuerdo.
Clarín/Deportes
PATRONATO CERRÓ UNA SEMANA PERFECTA
Gimnasia, con varios futbolistas recuperados luego de haberse contagiado coronavirus, aunque sin un jugador clave como el colombiano Johan Carbonero, cayó por goleada con Patronato, que cerró una semana estupenda
El Patrón se puso en ventaja con dos goles que tuvieron sus similitudes. En ambos todo surgió a partir de una rápida maniobra en la mitad de la cancha. En el primero, fue un buen cambio de frente que recibió Nicolás Delgadillo, quien tras intentar una vez el centro, capturó el rebote, cruzó la pelota por lo bajo y por atrás, sin marca, apareció Gabriel Gudiño para empujarla en total soledad. Iban apenas seis minutos y medio. A la media hora un error de Maximiliano Coronel, que quiso jugar de cabeza hacia atrás pero dejó la pelota casi muerta, fue bien recuperada por el uruguayo Sebastián Sosa y llegó rápidamente a los pies de Gudiño, quien le devolvió gentilezas a quien lo había asistido en el primer gol Ante la salida de Rodrigo Rey, le sirvió la pelota a su izquierda a Delgadillo, que tocó al arco sin oposición.
El tercer grito, en tanto, confirmó una realidad: un mediocampo del Lobo por el que se filtraba cualquier hijo de vecino. Llegando a los 40, Brian Nievas tomó la pelota en el círculo central y encaró para llegar casi hasta la medialuna mientras la última línea visitante retrocedía como podía. Con opciones a izquierda y derecha, el volante jugó hacia este último costado y allí Sosa remató con derecha, cruzado al segundo palo, y convirtió.
El cuarto grito llegó por medio de un contragolpe, a los 28 minutos, cuando Gimnasia buscaba de la manera en que podía. Bastó un despeje de Oliver Benítez en su propia área para que se arme el contraataque. ¿La fórmula? No por conocida dejó de ser efectiva: de Delgadillo a Gudiño.
El descuento, con un penal de Licht, apenas fue un detalle para la estadística. Todo estaba dichos desde mucho antes.
Patronato, dirigido por Iván Delfino, llegó a esta fecha último en la zona con apenas tres puntos, pero con el de este domingo hilvanó ya tres éxitos: en la Copa de la Liga venía de vencer a Aldosivi y luego en la Copa Argentina sorprendió a Lanús y lo eliminó para instalarse en los octavos de final.
Incertidumbre se llevó Gimnasia de la casa del Patrón. Sobre todo por el nivel de juego del equipo, más allá del resultado de escándalo. No defendió, no creó, no llegó casi nunca. Lo único a favor es que pudo contar con los recuperados de coronavirus.
Golpeó rápido y definió todo en el primer tiempo. La diferencia pudo haber sido mayor.
Clarín/Deportes