
Práctico, efectivo y exponiendo la jerarquía individual y colectiva cada vez que apretó el acelerador, River suMucho peró a Newell’s en Rosario por 4 a 1, sumó 14 de los 18 últimos puntos en disputa y sigue acechando a los líderes del torneo: apenas dos unidades lo separan de Lanús y de Talleres.
Newell’s, que suma ya seis partidos sin victorias, dio la talla mientras logró sostener presión y dinámica en su juego. Y entre los dos armaron un partido de locos, para disfrutar.
Ambos se plantaron con actitud generosa, dispuestos a afrontar desafíos y riesgos, buscando agredir con juego asociado y pelota al pie, desplegando mucha gente en ataque. Consecuencia lógica: desprotección en el fondo y múltiples acciones de riesgo.
Julián Álvarez tuvo una actuación de alto vuelo y apareció lo suficiente para ser determinante con dos goles y dos asistencias. Y Scocco en el primer tiempo jugó en gran nivel y le anotó un gol -el octavo ya- a su ex equipo.
River no necesitó tener tanto la pelota o sostener la posesión cerca del arco de Newell’s para demostrar su poder de fuego. Cada vez que aceleró, pisó el área con peligro.
A los 4 minuto tomó a Newell’s abierto, desplegado en ataque, y se lo facturó con intereses. Enzo Pérez asistió a Álvarez, que abrió para la entrada vacía por derecha de De la Cruz. Remate cruzado del uruguayo y rápida ventaja.
Newell’s había exhibido la sana intención de pararse en campo rival, de presionar y disputar el control de la pelota. La idea era clara: con mucho sacrificio y el buen pie de alguno de sus jugadores, tratar de empardar la mayor categoría de su rival.
Con un Scocco fino, dispuesto para retrasarse y asociarse con los volantes, comenzó a acumular acciones de riesgo frente a Armani, quien evitó el gol ante Bíttolo y Comba.
River respondía con las proyecciones de Angileri, la presión de Zuculini bien adelantado, la dinámica y el buen juego de Carrascal y De la Cruz por las bandas y la inteligencia de Álvarez para retrasarse y ser parte del circuito en el armado de las acciones.
Una escapada de Carrascal por la derecha, que Aguerre sacó con los pies, y una de Angileri por la otra banda, que el colombiano no cabeceó bien después de una serie de rebotes, pusieron a River cerca del segundo. No hubiese sido merecido.
más justo fue el gol que anotó Scocco a los 35. Newell’s apretó a la salida de un lateral y River retrocedió cuando debía restarle espacio al goleador, que ajustó un remate cruzado desde afuera del área contra el palo derecho de Armani.
Con la misma actitud salieron a jugar el segundo tiempo. Pero el cansancio fue desdibujando a Newell’s y River empezó a sentirse más cómodo, manejando más la pelota.
Mientras Gallardo recurrió a un banco con más jerarquía para oxigenar a su equipo, Gamboa cambió para lograr lo mismo, pero el peso de las individualidades inclinó el juego para el lado de River. Sobre el cuarto de hora, Álvarez controló un remate defectuoso de Angileri y definió cruzado. Ese gol fue una estocada de la que Newell’s ya no logró reponerse, aun cuando en un córner Julián Fernández estuvo cerca del empate.
Lo que restaba era parte de un show que lo tuvo a Álvarez como director de orquesta. El delantero participó de una jugada fantástica en la que terminó asistiendo tras una pared a Carrascal para el tercero. Álvarez marcó el cuarto a los 31 y el resto fue para cumplir con el reglamento.
River se fue de Rosario con casi todos los casilleros completos: ganó, goleó y se acercó a la punta. En algunos pasajes le costó el trámite ante un rival corajudo, enjundioso. Pero cuando se encendieron sus jugadores volvió a marcar la diferencia se ubica como un candidato natural al título.
Mauro Aguilar/Corresponsalía/Clarín