
No hubo festejos ni caras alegres. River terminó ganando, pero el 1-0 final fue solo un desahogo en la fatalidad.
Perdió a Javier Pinola por una fractura en el antebrazo derecho, Rafael Borré solo jugó diez minutos y el equipo se desinfló en el segundo tiempo al punto de que su juego se cayó. Y así dejó dudas de cara a la final de la Supercopa Argentina en la que enfrentará a Racing el jueves en Santiago del Estero.
Había arrancado con todo River el partido. Tanto que puso a sus laterales como wines. Al debutante Alex Vigo, por la derecha, y a Angileri, por la izquierda. Por el medio De La Cruz y Carrascal manejaban los hilos. Y así fue que el colombiano se filtró por el medio, lo bajaron y el uruguayo clavó el tiro libre en el palo izquierdo de De Olivera.
Fue un aviso de lo que se vendría. Es que antes de los 10 minutos, De La Cruz la picó para habilitar a Matías Suárez, quien se fue solo por la banda derecha, y definió cruzado para abrir el partido.
Pasó de todo en el minuto 9. Es que además del gol de Suárez, Borré sintió en esa jugada una molestia muscular y fue reemplazado por Julián Alvarez. Además, envuelto en lágrimas, Daniel Vega, el 9 de Platense salió del campo de juego. Ya estaba preparado a modo de homenaje para su retiro.
Lo que siguió fue un dominio de River, que manejaba la pelota a su antojo. Quedaba clara la diferencia de jerarquía. Carrascal, parado casi de enganche, aunque recostado un poco hacia la izquierda, empezó a manejar, con bastante libertad, la pelota. De La Cruz hacía una doble función. Ayudaba a Enzo Pérez (algo clave para el sistema de juego de River para que la defensa no quede desprotegida) y también daba el primer pase para iniciar las jugadas de ataque. Y por las bandas Angileri y Vigo. Sobre casi como un wing de antes.
River llegaba mucho pero definía poco. Una constante de los últimos tiempos. Y al no concretar, les da chances a los rivales. A Platense le costó mucho meterse en el partido pero cuando lo hizo, con mucho esfuerzo, lo inquietó con la pelota parada. Un tiro libre que parecía no tener complicaciones para Armani terminó adentro de la red por un error del arquero pero Recalde estaba en posición adelantada, bien cobrada por el asistente José Castelli.
El juego de River entró en una meseta aunque siguió teniendo algunas chances más. Sobre todo a partir de la conducción de Carrascal, las apariciones de Suárez y las llegadas de Angileri . Y terminó de caerse en el segundo tiempo.
El complemento trajo la novedad del cambio de esquema. Gallardo sacó a Vigo (amonestado), puso a Palavecino y volvió la línea de cuatro, con Paulo Díaz de lateral derecho. Y tres mediocampistas por delante de Enzo Pérez. Luego debutaron Paradela y Fontana. Salieron Carrascal -de buen partido, pero se cansó- y Alvarez, el que había reemplazado a Borré (salió por precaución por un dolor en la espalda), no entró bien y se perdió jugando de espaldas. ¿No hubiese sido más conveniente Fontana o Girotti ya que había dos 9 en el banco de suplentes?
A River le costó encontrar la pelota a pesar de los esfuerzos de De La Cruz. Platense creció, se agrupó bien en la mitad y empezó a llegar con peligro. Lo tuvo tres veces: en dos se redimió Armani. Le sacó un mano a mano a Curuchet y un cabezazo a Recalde contra el palo derecho. En la otra, Curuchet la tiró arriba. River, a pesar de no jugar bien contó con chances en la cabeza y los pies de Suárez pero De Olivera no lo dejó.
Gallardo les dio juego a casi todos sus refuerzos. Salvo Maidana, el resto jugaron. Y el que mejor entró fue Fontana, quien, por ejemplo, asistió a Suárez en una corrida que el arquero del Calamar le ganó al cordobés. Y Palavecino no desentonó. De todos modos, no pudieron cambiar el rumbo en el complemento.
Sufrió River para ganar. Mucho. Más de la cuenta. Ante un rival recién ascendido. Además, quedó impactado por la grave lesión de Pinola y se fue muy preocupado de cara a la final del jueves contra Racing.
Maximiliano Benozzi/Clarín