River dejó atrás rápidamente la derrota en La Paz y viaja en globo por el torneo local. El equipo de Demichelis mira a todos desde arriba porque confirmó su despegue en el ámbito doméstico, porque vuela de fútbol. Y en La Quema sumó otro atributo: golpeó en los momentos justos. Le pegó (con la pelota) a Huracán como pegaba Ringo Bonavena arriba del ring. Así, consiguió un triunfo que le permite mantener la ventaja de cuatro puntos sobre San Lorenzo.
En menos de 20 minutos, River ya ganaba 2 a 0. Y la ventaja la logró a través de un concierto futbolístico. Como si estuvieran en uno de los tantos recitales que hubo en el Ducó, los futbolistas millonarios se adueñaron del escenario para combinar la mejor música futbolística. Combinaron pases cortos, velocidad y precisión. Así, llegaron los goles del venezolano Salomón Rondón.
El venezolano se sacó una mochila pesada de encima. Primero, con un penal (la infracción se la cometió Pizarro a él cuando iba a definir) después con un toque sutil de zurda. Y para llegar a un tanto y al otro, hubo buena música riverplatense, con toques y triangulaciones, en las que participaron de Enzo Pérez, Nacho Fernández, Barco y Beltrán, quien hizo buenos desmarques.
Lo de Barco fue muy bueno por el centro. De tres cuartos hacia adelante fue imparable para el doble cinco y la última línea rival. Y junto a Nacho se movieron muy bien por delante de Enzo Pérez y Aliendro.
Acertó Demichelis con el dibujo táctico. Con un cuadrado en el mediocampo y dos delanteros. Aunque River atacó con mucha más gente que Rondón y Beltrán.
La dupla tuvo los apoyos de Nacho y de Barco por el centro y de Casco y Enzo Díaz por los laterales. Y alguno de los mediocampistas centrales también se desprendía. Entonces, la banda se agigantaba en ataque. Y pudieron haber llegado más tantos pero Chaves salvó uno con sus pies y a Barco se le fue por arriba una pelota que cuchareó.
River jugó a un nivel superlativo, con mucha altura, los primeros 35 minutos. Y en la última parte del primer tiempo las piernas sintieron tanto ritmo. Entonces, Huracán no se quedó, buscó meter una mano para meterse en la pelea. Pero Armani puso las suyas y le sacó un bombazo a Cóccaro. El Zorrito se dedicó más a pelear que a jugar y no estuvo atento a conectar algunos de los buenos desbordes de Gauto o de Benítez.
Huracán siguió intentando mientras las piernas de Gauto (los hinchas del Globo le reconocieron el esfuerzo) resistieron. El Pata Castro aportó lo suyo. Pero no le alcanzó al local, que se fundió luego del tercer gol.
River volvió a manejar el partido en el comienzo del segundo tiempo. Barco avisó con un remate de tiro libre que dio en el palo. Y el propio Barco cambió por gol un penal que se volvió a patear por una invasión simultánea (de un jugador de cada equipo) luego de que Enzo Perez convirtiera después de que Chaves se lo atajara a Rondón. Esa acción fue anulada a instancias del VAR, que también tuvo que intervenir para apoyar a Tello, quien había omitido una clara infracción de Pizarro a Rondón en la sanción originaria del penal que derivó en el tercer tanto de River y en el final del partido.
Es que el encuentro se culminó ahí. Quedaron muchos minutos por jugar pero ya no hubo partido. River administró cargas de minutos con los cambios y siguió moviendo la pelota de un lado a otro. Hasta hubo momentos de milonga cuando se juntaron Nacho Fernández y Paradela, pero no fue gol porque el toque del ex Gimnasia con el empeine del pie izquierdo se fue apenas desviado.
River superó a Huracán en toda la cancha. Ganó, gustó y goleó. Y confirmó su liderazgo con altura.
Maximiliano Benozzi/Clarín-Deportes
COLÓN LE GANÓ A BOCA Y LO DEJÓ LEJOS DE LA PUNTA
Mariano Herrón finalizó su fugaz campaña como técnico interino de Boca, con cuatro puntos sobre nueve: victoria contra Barracas Central, empate ante Monagas y derrota ante Colón, en otra actuación decepcionante. El equipo santafesino que logró su primera victoria en el campeonato y salió del último puesto golpeó dos veces, una en el arranque del partido y otra en el final, y se llevó una victoria que resultó un exagerado premio.
Sergio Romero, Roncaglia, Figal, Fabra, Guillermo Fernández, Varela, Ramírez, Villa y Benedetto, que habían jugado contra Monagas en el debut de la Copa Libertadores, dejaron sus lugares a Javier García, Advíncula, Valentini, Sández, Medina, Ezequiel Fernández, Oscar Romero, Briasco y Merentiel. Solo dos repitieron: Valdez y Langoni.
Otro Boca. Más suplentes que titulares y problemas similares, sobre todo en cuestiones defensivas. La endeblez quedó expuesta en el arranque del partido, cuando una vacilación de los centrales en una pelota llovida le permitió a Wanchope Abila meter el puntazo sobre la salida de García, y clavar el 1-0. Y quedó mucho más a la vista cuando en tiempo de descuento, Advíncula cometió un grueso error descuidando a Teuten, quien llegó sólo y tuvo tiempo para medir el remate y puso el 2-1 definitivo que deja a Boca muy lejos de la pelea en los primeros puestos.
En su peor momento sobre la media hora del segundo tiempo, el equipo local había logrado el empate parcial con un remate de media distancia de Oscar Romero, que se desvió en Garcés y descolocó a Ignacio Chicco. Boca había disparado muchísimas veces desde lejos procurando sorprender al arquero santafesino, pero la mayoría de sus disparos se habían ido por arriba del travesaño. En este tiro el rebote le dio una buena mano al volante paraguayo.