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River fue vapuleado por Palmeiras y espera un milagro en Brasil

Gallardo sufre la mala noche de su equipo. Pronóstico reservado para San Pablo.

River tuvo una noche nefasta en Avellaneda. De esas que dejan cicatrices. Palmeiras lo goleó en la cancha de Independiente y lo dejó al borde de la eliminación de la Copa Libertadores. La serie se cerrará el martes que viene en San Pablo, donde el equipo de Marcelo Gallardo tendrá que hacer algo mucho más grande que una hazaña para poder llegar al Maracaná, estadio en el que se jugará la final.

¿Habrá sentido River el desgaste de poner casi todo en la Bombonera para enfrentar a Boca por la copa local? Es muy probable. Porque el equipo no tuvo la frescura de otras noches. Se lo notó cansado y con escasa reacción para sobreponerse a las adversidades que se le presentaron en el partido. Hasta Marcelo Gallardo estuvo falto de ritmo para hacer alguna modificación que pudiera torcer el rumbo.

Los errores defensivos fueron una continuidad de lo que se había visto en la Bombonera. Pero la diferencia es que en la Copa Libertadores esas fallas se pagan muy caras.

Sin seguridad defensiva, se hace muy difícil llegar a alzar el trofeo más importante del continente. Y River la perdió hace rato. Desde la salida de Lucas Martínez Quarta, al menos. El Muñeco no pudo encontrarle la vuelta. Ni con la línea de cinco ni con Bruno Zuculini como rueda de auxilio en algunos partidos. Entonces apostó por la vocación ofensiva del equipo. Y anoche River quedó muy expuesto atrás.

Para colmo, River no tuvo efectividad en el área rival. Pagó muy caro la ineficacia propia. Falló las chances que tuvo al principio cuando salió a imponer condiciones como lo hace habitualmente. En apenas cinco minutos, el equipo argentino había puesto contra las cuerdas al brasileño. Una media vuelta de zurda de Borré se fue por arriba y Carrascal se perdió abajo del arco el gol.

Tardó en acomodarse Palmeiras en la cancha. Pero, cuando lo hizo, incomodó a River. Con un esquema similar al de Gallardo pero con una estrategia diferente, pensada por el técnico portugués en tratar de obstaculizar el circuito millonario. Y con el desarrollo del partido lo fue logrando agrupando todas las líneas bien juntas y haciendo un gran esfuerzo por no darle espacios y tapar a los receptores de pase.

La otra parte de Palmeiras fue hacerse fuerte en el medio, con el gran trabajo de Patrick de Paula y de Danilo, y tratar de salir rápido para atacar directamente a los centrales (a Rojas y a Pinola se les complicó más de una jugada). También, aprovechar algún error de River. Y el plan le salió a la perfección finalmente.

Fue Armani el que falló primero. El arquero inexplicablemente (quizás pensó que iba a chocarse con Rojas) rechazó un centro raso con los pies cuando era para arrojarse y atrapar la pelota con sus manos y le ofrendó un regalito de Reyes por anticipado a Rony, quien se encontró con el obsequio en sus pies y lo mandó a guardar a la red.

Y en el segundo tiempo fue Rojas. Luiz Adriano se sacó de encima con el cuerpo a Rojas, que de Sicario no tiene nada, le ganó en velocidad y acomodó la pelota cuando quedó cara a cara con Armani. Después, el arquero le sacó un tremendo remate a Patrick de Paula.

Y también pudo haber sido Pinola, que sufrió toda la noche y confirmó el bajón que está teniendo en el último tiempo. Al final, Armani evitó que la goleada fuera aún mayor. Y eso que a Palmeiras le habían anulado bien un gol en el primer tiempo.

Después del primer gol de Palmeiras, River siguió fabricando chances. Como una en la que entre Borré y Suárez se molestaron para empujar un centro de Carrascal. O el tiro libre de Nacho Fernández que dio en el travesaño. También las tuvo luego del segundo tanto del equipo brasileño cuando buscaba acortar distancias pero Weverton sostuvo a su equipo.

River se encontró en la disyuntiva de tener que seguir yendo a costa de dejar espacios y que pudieran llegar más goles rivales, que encima de visitante pesan el doble.

Pero no le quedaba otra. Y cuando todo era desazón, Jorge Carrascal se hizo echar al pegar una patada muy fuerte. Cuando más se lo necesitaba, el colombiano demostró que todavía le falta mucha pasta y varios golpes de horno para hacerse cargo del juego de River. Y de esa falta vino el tercer gol de Palmeiras, por un cabezao de del uruguayo Viña.

Después de ese tercer golpe River no se recuperó más. Ni si quiera le salió algún tiro del final. Se olvidó de jugar. Se fue del partido.

Y probablemente también de la Copa Libertadores…

Maximiliano Benozzi/Clarín

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