
Volvió River. Ese River que gana, gusta, golea y apabulla a los rivales, como pasó en tantas oportunidades durante el ciclo de Gallardo. Envalentonado por la clasificación a los cuartos de final de la Copa Libertadores, el conjunto del Muñeco derrotó a Unión 4-0 en el Monumental y ya mira el futuro con otra cara.
Marcelo Gallardo repitió al equipo que jugó el miércoles contra Argentinos y River ratificó el buen funcionamiento que había tenido en La Paternal. Así, empieza a encontrar de nuevo una formación que lo hace confiable, que le da seguridad.
Un tiempo le alcanzó para marcar la superioridad frente a Unión y también para confirmar la mejoría de un equipo que venía siendo irregular y que de a poco va encontrando continuidad.
River es un equipo más compacto, más ordenado, más equilibrado.
Que sigue tomando riesgos, pero ya no lo hace exponiendo tanto a sus marcadores centrales. Para ello, fue vital el cambio de sistema y la inclusión de Bruno Zuculini. No solo para ayudar a Enzo Pérez (se reparten el medio e intercalan movimientos, a veces sale uno, a veces el otro), sino también para darle garantías a Paulo Díaz y a David Martínez. También a Jorge Carrascal y Nicolás De La Cruz, quienes también aportan su sacrificio por las bandas.
Este River, también, ya no es tan directo, sino más pausado y por eso motivo no se agota tan rápido. Gallardo, en este inicio del segundo semestre, también encontró una dupla importante en el ataque. Braian Romero y Matías Suárez volvieron a ser letales. Romero (en el primer centro, el que le envía De La Cruz, pareció ligeramente adelantado) convirtió el 1-0 tras la asistencia de Suárez, luego de una contra que inició Carrascal y en la que también participaron Zuculini y De La Cruz, tras un mal despeje de Cañete.
Luego, el cordobés hizo gala de su técnica individual para meter un golazo desde afuera del área. La pelota se clavó de manera perfecta en el ángulo izquierdo de Moyano. Un golazo.
La dupla de ataque de River tuvo mucha movilidad y estuvo muy bien respaldada por el juego de Carrascal y de Angileri, quienes por la izquierda armaron un buen tándem, que incluyó pases interesantes y paredes para encontrar espacios. Y desde su pie zurdo, el mendocino sacó centros que le hicieron daño a la defensa de Unión. Tal es así que le puso la pelota en la cabeza a Zuculini y el cabezazo del volante dio en el travesaño.
Unión inquietó a River en los primeros minutos a través de una buena presión en ataque. Lo apuraron a Armani y lo hicieron salir mal. Zenón remató y rebotó en Paulo Díaz. Se salvó en esa el equipo local que luego sufrió en otra jugada en la que Zenón quedó solo y la tiró arriba. El arquero millonario, con el correr de los minutos, se afirmó. Ganó en seguridad en los centros y hasta inició contraataques desde sus saques.
Una corrida de Machuca por afuera en el inicio del segundo tiempo encendió alguna alarma, pero sólo fue una acción aislada. A diferencia de lo que sucedió la semana pasada contra Boca, Unión no pudo reaccionar. River tampoco lo dejó.
Sigue tomando riesgos, pero con Zuculini junto a Enzo Pérez logró hacerse más compacto.
Maximiliano Benozzi/Clarín