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El equipo de Gallardo defiende su título de la Libertadores ante los brasileños, que se reforzaron en los últimos tiempos con varias figuras provenientes de ligas europeas. Es la primera vez que la Copa se define en un solo partido: a las 17, en Lima.
“La Gloria Eterna” promete el cartel que usa la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) para potenciar la primera final única de la Copa Libertadores en los 60 años de su existencia. No exagera. Se trata de fútbol, marketing y algo más. En Lima, la sede que reemplazó a la de Santiago original, se respira algo importante. Es imposible caminar por alguna calle de Miraflores o San Isidro sin ver camisetas de Flamengo o River. La organización calcula que llegaron unos 30 mil hinchas del equipo brasileño y unos 18 mil del argentino.
No hay exageración. River busca un bicampeonato que eternizará aún más a su gran referente, Marcelo Gallardo (especialmente), y a sus jugadores. Flamengo quiere recordar cuánto pesa esa copa que no levanta desde hace 38 años (en los que tampoco jugó una final), cuando Zico, Junior y otros amigos lograron la única Libertadores de su historia.
Será “La Gloria Eterna” para alguno de los dos.
Y el marco será impactante, como corresponde: el Monumental de Univesitario tiene capacidad para unas 65 mil personas. Habrá un operativo de seguridad de 10 mil efectivos policiales, además de drones y helicópteros.
El campeón, además de la gloria y el pasaje al Mundial de clubes de Qatar, mejorará sus arcas con 12 millones de dólares frescos (el subcampeón se llevará 6 millones) llegando a un total de 19 millones.
Todo esto sería el marco. Hay que ir a los cuadros. River y Flamengo. La experiencia del campeón contra la ansiedad del retador. River aparece más tranquilo, intenso en su deseo, pero con menos urgencia. La mayor presión la tiene Flamengo, se podría pensar.
Además, el equipo carioca de los 40 millones de hinchas llega con un presente contundente y un poderío económico casi obseno en el marco del fútbol sudamericano. En poco tiempo repatrió de Europa a Rafinha, Filipe Luis, Gerson, Gabriel Barbosa y Bruno Henrique (estos dos, con un paso previo por Santos).
Transita un momento de eficacia temible: 25 partidos invicto, casi campeón del Torneo Brasileirao. Es el equipo de moda.
En la Libertadores 2019 tiene más goles a favor (22 a 15), más remates al arco (70 a 57) y más precisión en los pases (82,70 por ciento contra 77,40), con respecto al de Núñez.
Su imagen es más vistosa, pero la prepotencia de su juego y sus números termina cuando ve a River. Allí aparece el respeto. Jugadores y periodistas brasileños destacan la experiencia del campeón, su oficio en partidos decisivos.
Tal vez River pueda temer el estado de gracia en el que flotan Gabriel Barbosa y Bruno Henrique, pero Flamengo teme chocar contra un especialista que logre desarticularlo. Miedo y deseo siempre viajan juntos antes de un gran acontecimiento.
¿Qué intentarán hacer los técnicos? Los dos son ofensivos, les gusta el protagonismo y son obsesivos con las tácticas. El portugués Jorge Jesús llegó a mitad de año y le cambió la mentalidad a Flamengo: logró una mayor aplicación de sus jugadores en lo defensivo y en el orden.
La clave seguramente estará en los espacios. River y Flamengo son letales cuando sus delanteros aparecen en el vacío, mucho más que con la pelota al pie. Borré y Suárez por un lado; Barbosa y Bruno Henrique por el otro.
La pregunta es dónde intentará presionar River, pero está claro que la idea de Gallardo es la de cortar y profundizar rápidamente. Flamengo tiene buen pie en todas sus líneas, aunque no está acostumbrado a la presión alta y suele desplegar enseguida a sus laterales (Rafinha y Filipe Luis) mientras retrocede a William Arau para la salida. Allí puede estar el negocio de River. En robar y sorprender desarmada a la defensa.
Otra de las claves será ganar el medio, donde Flamengo junta a los zurdos Everton Ribeiro y Gerson con los diestros William Arau y el uruguayo Giorgian de Arrascaeta. A River ya se lo conoce y repetirá el equipo de sus últimas galas. Flamengo goza de mucho capital en esa zona para alimentar a los terribles Gabigol Barbosa y Bruno Henrique, a los que no conviene ofrecerles ninguna ventaja. No hay que olvidar la presencia de su majestad el VAR. Tampoco que existe la posibilidad de un alargue y los penales en caso de empate en los 90. En ese caso podría mostrar su impresionante currilucum Diego Alves. Jugando para Valencia atajó 24 de los 50 que le tiraron, entre ellos a Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann, por ejemplo.
Tal vez sea un detalle sin peso a la hora de encontrar al campeón. Cada previa de un gran partido llena de preguntas y luego sorprende con las respuestas.
Esta vez las tendrán Flamengo y River. No hay excusas: tienen que regalar una final imperdible.
Adrián Maladesky/Clarín