
El empate que rescata River en La Paternal es valioso. A fin de cuentas, estaba para un sonoro cachetazo en el primer tiempo. Sin embargo, el campeón de América no sólo se llevará un punto de este pequeño y coqueto estadio; también, una preocupación muy grande. Más allá de esos energizantes cambios que Marcelo Gallardo metió en el segundo tiempo y la fórmula colombiana (Rafael Santos Borré-Jorge Carrascal) que fluyó en el 1 a 1, tantos desniveles son preocupantes.
Para revalidar la corona continental necesitará mostrar otra cara. Y en el amanecer de la temporada, la máquina no termina de arrancar. Por la igualdad ante el Gimnasia mendocino, rival de la Primera Nacional, que derivó en la clasificación por penales a la siguiente fase de la Copa Argentina. Por otro 0 a 0 ante Cruzeiro en el que dejó esas dudas que deberá despejar en la revancha del martes. Por este partido, el primero de la Superliga, que inquieta.
Argentinos hizo un esfuerzo demasiado grande como para terminar repartiendo la ganancia con River. Por la intensidad y la dinámica que exhibió en el primer tiempo. Se quedó en el complemento y no pudo resolver ante Franco Armani la mejor jugada que generó, un tiro de Santiago Silva, de gran tarea. El uruguayo remató de volea, de zurda, desviado.
River había quedado reducido a la mínima expresión en el primer tiempo. Y aunque es cierto que el Muñeco guardó casi todo para el desafío en Belo Horizonte, a lo largo de su ciclo de cinco años el laureado entrenador mostró que la idea no se negocia. Pero esta vez, le costó conectar líneas. Por sus propias imprecisiones y por la desgastante presión de Argentinos.
Intenso, casi al punto de transformarse insoportables, los bichitos colorados picaron en cada centímetro del campo visitante. La primera línea de fuego, con el uruguayo Silva como punta de lanza, forzó errores de Bruno Zuculini en la salida y dejó mal parados a los centrales. Damián Batallini, especialmente, Gabriel Hauche y Elías Gómez desequilibraron por la izquierda. Elías López tuvo un debut bravo. Nunca pudo cerrar la vía rápida de Argentinos camino al área de Franco Armani.
Tanto agobio desembocó en gol que de entrada buscó Argentinos. Benjamín Rollheiser bajó a Batallini en la mitad de la cancha y el «10» de La Paternal pareció multiplicarse. Miguel Torrén ejecutó el tiro libre que Carlos Quintana bajó en el área y Batallini capitalizó el rebote que rechazó a medias Matías Suárez. El tiro se desvió en el delantero cordobés y descolocó a Armani.
River casi no pudo patear al arco. A excepción de un tiro de Rollheiser que controló Chaves tras una pared con Pratto, se diluyó en 3/4. El Oso, precisamente, perdió siempre con Quintana y Torrén. Exequiel Palacios y Nicolás De La Cruz estuvieron desaparecidos en ese primer período. Milton Casco, un lateral que suele ser punzante, no se proyectó ni una sola vez y sufrió cuando Nicolás Silva encontró espacios a su espalda. Fue tan floja etapa inicial de los futbolistas banda roja como buenos esos primeros cuarenta y cinco minutos de Argentinos Juniors.
La postura de uno y otro cambió en el segundo tiempo. Argentinos, a bordo de la victoria, esperó agazapado con el objetivo de lastimar de contragolpe, consciente de que su adversario iba a dejar espacios. Y River manejó la con mayor pelota. Estuvo más activo De La Cruz, aunque algo impreciso. Y la más clara fue del pibe Rollheiser, quien recibió tras un pase del uruguayo, remató cruzado pero no pudo con Chaves, quien tapó a puro reflejo. Fernando Rapallini amonestó a Torrén al finalizar la jugada. El zaguero fue muy duro, con los pies hacia adelante, sobre De La Cruz. El árbitro tendría que haber mostrado la tarjeta roja. Fue una muy floja conducción del referí internacional.
Gallardo movió el banco. Reemplazó a Pratto y Rollheiser con Rafael Santos Borré y Cristian Ferreira. A pesar de que el pibe de Coronel Suárez había sido el jugador más incisivo, el Muñeco decidió prescindir de sus servicios. Así y todo, le dio más dinámica por afuera el cordobés. River se mostró más vehemente, aun con sus dificultades en la elaboración. El entrenador le dio demasiados minutos a Palacios. El tucumano no armó una jugada criteriosa. Y a diez minutos del epílogo, le dejó su lugar al colombiano Carrascal.
Con poca claridad, pero con otro ritmo, River encontró el empate. Casco metió un pase bárbaro para Santos Borré, el colombiano desbordó y su compatriota definió a la carrera. Fue el primer grito del Neymar cafetero. Los buenos centrales de Argentinos no pudieron cortar la jugada.
Y casi lo ganan los millonarios en ese mano a mano en el que Suárez cayó en el área, perseguido por Quintana. Fue una jugada muy discutida. Pareció penal, pero ni siquiera en las repeticiones se pudo observar un claro contacto del defensor sobre el atacante. Todo River protestó airadamente.
River se jugará el cinturón de campeón en Brasil, pasado mañana ante Cruzeiro. Consciente de que tiene que mejorar los golpes o muy pronto besará la lona de la Libertadores.
Daniel Avellaneda/Clarín