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Riad sería la ciudad invitada de honor en la Feria del Libro 2025

Riad sería la ciudad invitada de honor en la Feria del Libro 2025

Cuando en septiembre próximo la Fundación El Libro anuncie las novedades de la edición de la Feria Internacional del Libro 2025, Riad, capital de Arabia Saudita, podría ser la ciudad invitada de honor. Tres fuentes confirmaron a Clarín esta posibilidad. Aún no se ha firmado el convenio, pero las conversaciones se encuentran muy avanzadas y los sauditas han mostrado una gran disposición de participar.

Por parte de la Fundación El Libro, su presidente, Alejandro Vaccaro, no lo niega ni lo confirma. Dice que Riad, como otras ciudades, está en la lista de posibles candidatas a ciudad invitada de honor 2025. Ezequiel Martínez, director de la Feria del Libro, niega que haya nada firmado todavía.

Las tres fuentes del exterior confirman que los sauditas ya aceptaron la oferta de la Fundación y la Feria. La oferta no es solo venir a Buenos Aires. La ciudad invitada debe estar dispuesta a desembolsar una suma de dinero considerable, costear pasajes y estadías de una nutrida delegación de escritores, traducir libros al español en tiempo récord, y antes de todo ello, seleccionar una representación diversa, incluidos los autores cuyas obras han estado prohibidas durante años.

La Argentina, en medio de su recesión, hoy es destino caro para las visitas internacionales. Es cierto que, si “las fuerzas del cielo” así lo quieren, la economía puede mejorar de acá a abril próximo, pero un viaje de estas características se prepara con mucha antelación. Y hoy, en el invierno 2024, la Argentina es más caro que otros destinos internacionales para el turismo.

En su visita de junio último, el desarrollador norteamericano y asesor de la realeza saudita Gerard “Jerry” Inzerillo dijo a Clarín que su viaje a Buenos Aires tenía que ver con “establecer lazos: el príncipe heredero de Arabia Saudita tiene el objetivo de construir un polo urbanístico con eje en las artes y el conocimiento”. Qué mejor que empezar por la Argentina, donde las inversiones faltan y la cultura, las artes y la literatura componen un puente amable de acercamiento entre los pueblos.

De la literatura saudita, poco y nada se conoce en español. Cada tanto llega alguna noticia que nos despierta curiosidad, pero –como dicen los adolescentes– digamos todo: Arabia Saudita no es un país que se caracterice por la defensa de los derechos humanos ni por la igualdad de género. Sin embargo, su actual gobierno está decidido a hacer de Riad la capital cultural de Medio Oriente sustentado en el libro, la literatura y el arte.

Emiratos Arabes le ha sacado ya alguna ventaja con sus ferias librescas, tanto para adultos como para niños y jóvenes, pero sin duda una apertura de Arabia Saudita en este sentido ayudaría mucho a un país cuyo acuerdo de entendimiento con Israel –sin precedentes– se frustró con el ataque terrorista de Hamas el 7 de octubre pasado.

Ser ciudad invitada le permitiría a Riad incrementar su comunicación con Occidente. Como dice uno de sus autores más conocidos, Mohammed Hasan Alwan, ganador del Premio Internacional de Ficción Arabe (IPAF) en 2017, , “es más beneficioso convertir en invitado de honor a un país (o ciudad) muy diferente a nosotros en lugar de otros cultural y políticamente similares”.

Alwan se alzó con el IPAF –considerado el Booker de las letras árabes–, con su novela Mut saguir (“Una muerte pequeña”). Es el tercer autor saudí que gana este galardón desde que se instituyó en 2008. En la última década, una nueva generación de escritores sauditas está reclamando una voz propia y rompiendo tabúes en un país donde censura política y rigorismo religioso se dan la mano.

Su ficción habla de la gran figura andaluza del sufismo, Ibn Arabi, desde su nacimiento en Al Andalus hasta su muerte en Damasco. El libro retrata los viajes de Ibn Arabi de Andalucía a Azerbaiyán, a través de Marruecos, Egipto, Hiyaz (hoy Arabia Saudí), Siria, Irak y Turquía, según los extractos.

En el ambiente histórico de su novela, lectores hispanohablantes reconocen el universo del Poema del Mío Cid, sobre todo la versión novelística del escritor chileno Vicente Huidobro. Quizá la proeza de Alwan esté en lograr una conexión entre dos épocas tan distintas como el Medievo y el presente, y los mundos de Oriente y Occidente.

En una entrevista con la revista literaria internacional Words without borders (“Palabras sin fronteras”), el escritor saudita contó que su elección de escribir novelas históricas “no tiene nada que ver con la censura”. Y explicó: “He tenido problemas con los censores desde mi primera novela. No fue hasta hace unos años que mis novelas estuvieron disponibles en Arabia Saudita como resultado de una marcha general hacia la apertura y la libertad. De hecho, pertenecer a una cultura que está muy apegada ideológicamente a su historia hace que escribir sobre el pasado sea más difícil”.

Y agregó que “no se gana nada con prohibir que un país sea invitado de honor a un evento literario. Al hacerlo, estamos reduciendo a las naciones a su estado político actual, ignorando sus culturas, historias, artes y gente. Ser invitado de honor significa arrojar más luz sobre el país, ayudarlo a comunicarse y ayudar a otros a comprenderlo”.

En la Feria Internacional del Libro de Riad de 2021 se exhibieron por primera vez libros que eran considerados controversiales o prohibidos desde hacía tiempo.

Por ejemplo, obras sobre sufismo y ateísmo, así como autores clásicos –como Dostoievski y Orwell (1984)–, lo que corrobora la idea de que “los libros se encuentran en el centro de la campaña de reformas” del reino de Arabia Saudita. En 2014, las autoridades habían confiscado más de diez mil ejemplares de 420 títulos.

Según Alwan el proyecto del país es “elevar el estatus del reino como centro literario y cultural tanto en la región como a escala internacional”. El camino por recorrer no es corto. Falta aún reformar prohibiciones sobre una larga lista de libros y autores.

Como el asesor del príncipe heredero saudita, Gerard Inzerillo, le dijo a Clarín, el principal objetivo del empeño cultural del reino árabe es “mejorar la imagen internacional del país”.

Inzerillo resalta los cambios que Arabia Saudita está realizando y en ellos se enmarca el esfuerzo de occidentalización de la vida urbana, en la que el consumo de cultura se traduce en vitalidad y modernización. De hecho, sigue vigente la presencia en Riad de un capítulo de Bienalsur, organizada por la Universidad Tres de Febrero, en dos ediciones consecutivas.

La propuesta de Arabia Saudita es la que ya aplican con éxito los Emiratos Árabes Unidos, que en apenas una década han orquestado una Bienal internacional, una Feria del Libro y la licencia del Museo del Louvre dentro de una obra arquitectónica de autor.

Si Riad finalmente firmara el convenio con la Feria del Libro les sacaría una ventaja sus vecinos emiratíes. Salir de las fronteras de un país siempre es un paso hacia la globalización cultural.

Susana Reinoso/Clarín-Cultura

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