“Vamos, sentí el ruido. ¿Podés sentirlo?”, cantaba una y otra vez el desaparecido Kevin DuBrow, vocalista de la banda Quiet Riot, en “Cum On Feel the Noize”, clásico del heavy metal. Su manera de invitar a palpar esa sensación era tan vertiginosa y electrizante que seguramente algunos lo hicieron, mientras que otros se lo pensaron dos veces. Y es que hay lugares de donde nunca se vuelve. Poco antes de que interpretara la beatlesca “La cosas que pasan”, Chano Moreno Charpentier cerró los ojos y se mostró dispuesto a que el bullicio lo invadiera, como siguiendo el instructivo de la canción compuesta originalmente por el grupo inglés Slade. Sin embargo, no fue la única emoción que saboreó el frontman de Tan Biónica, al menos el domingo a la noche, en la segunda presentación del grupo en cancha de Vélez. Todo un carnaval sensorial no sólo arriba del escenario, sino también entre el público.
A siete años de su última actuación en vivo (sin contar la aparición en el último Lollapalooza), los “Coldplay rioplatenses” regresaron renovados de energía, al mismo tiempo que se dedicaban a revisitar la extensión de su repertorio. Hasta se dieron el gusto de rescatar canciones perdidas en el olvido, que en muchos casos estuvieron backupeadas en YouTube, para fortuna de sus fans. Lo dijo la propia Nicki Nicole, una de las invitadas de la segunda jornada. Pero para llegar a esa instancia había que esperar un rato más. Desde el inicio del show, y a lo largo de poco más de dos horas, el cuarteto se dedicó a poner la casa en orden. Si bien desde las plateas hubo un par de oleadas de cánticos en los que pedían que se volvieran a juntar, todavía les resta atravesar tres recitales más antes de tomar la decisión definitiva de separarse. Vale la pena recordar el que esta serie de actuaciones lleva por título “La última noche mágica”.
Si Dave Munstaine, frontman de Megadeth, decidió en medio de un show de despedida de su grupo, en Buenos Aires, echar para atrás su resolución, todo es posible. En marzo pasado, durante su presentación en plan solista en Lollapalooza Argentina, Chano había sorprendido con la noticia del regreso de Tan Biónica, aunque fuera para decir adiós. Es lo que no habían podido hacer en 2016, tras comunicar en redes sociales que el grupo entraba en un impasse. Pero esa pausa se extendió de tal manera que sus integrantes se dedicaron a sus proyectos unipersonales. Sobre todo el vocalista y su hermano, Bambi. En tanto que el guitarrista Seby lanzó en 2018 su carrera solista, a través del álter ego SBY, y el baterista Diega se dedicó a la producción de música electrónica. No conforme con el anuncio, los cuatro salieron a escena en el festival a tocar, a manera de confirmación y anticipo de lo que se venía.
Después de poner a la venta en mayor los dos José Almafitani, las 90 mil entradas se agotaron al toque. Eso allanó el camino para sacar de la galera sendas fechas más en el Estadio Único de La Plata, programadas para el 4 y 5 de noviembre, y un corolario en el estadio River Plate, el 8 de diciembre. Si el sábado Chano estaba desbordado por la emoción, el domingo lo estuvo aún más. Sus alocuciones se transformaron en palabras de constante agradecimiento a sus seguidores y en espacios para la catarsis. Eso no le restó espacio a la música. Y si en el debut los invitados fueron Airbag, quienes juntaron fuerzas en “Arruinarse”, al día siguiente se redobló la apuesta con Nicki Nicole y Miranda! La dupla fue la primera en salir a escena para cantar uno de los éxitos de su disco Obsesionario (2010): “Ella”, cuya base, en la que el rock se tienta con saltar a la pista de baile, abrió el juego para el segmento electrónico del show.
Hasta ese pasaje, el repertorio del segundo recital no discrepó de lo mostrado en la jornada anterior. Comenzaron con el cóctel de pop, dance y flow rapero “Hola mi vida”, incluido en su último álbum de estudio, Hola mundo (2015), al que le secundó esa especie de britpop devenido en himno fluorescente (como su videoclip) de la música local de la década pasada llamado “Beautiful”. Ambos dieron paso a “Loca” (con Chano arrancando en el teclado) y a “Música”: una de las canciones en las que Tan Biónica plantó su riqueza sonora. Lo mismo que “Víctima” y “Tus horas mágicas”, también parte de su cuarto disco larga duración. A pesar de que hasta ese momento la performance había fluido en el escenario principal, bajo una estructura en forma de triángulo, luego el relato se fue mudando hacia la pasarela que estaba justo en frente.
A medida que los músicos avanzaban hacia adelante, el tiempo iba para atrás. Eso quedó de manifiesto con el pop downtempo “Pétalos” y unos de sus temas iniciales, el funk “Lunita de Tucumán”. La canción sirve de manifiesto del temperamento compositivo de Chano, donde la urbe, la dicotomía, el sincercidio y el amor proyectado se tornan en espuelas creativas. Tras hacer una versión remixada de “Vidas perfectas”, Diega se quedó solo en la pasarela entregado a su veta electrónica en “La comunidad”. Cuando terminó, se apagaron las luces y un silencio microscópico invadió al estadio. Bambi lo cortó al asumir la voz cantante en “Pastillitas del olvido”, empuñando la guitarra acústica. Ahí el menor de los Moreno Charpentier le entregó el testigo, la igual que el liderazgo, a su hermano, al pedir un fuerte aplauso para él porque esa vuelta no hubiera podido ser posible sin su esfuerzo.
A Chano no sólo se lo vio feliz y en buen estado, sino que recuperó su talante artístico. Si hasta hace unos meses era noticia más por sus descalabros que por el hecho musical, reconoció la importancia de la contención de su gente. El cantante pidió al estadio que encendiera sus celulares para cerrar “Obesionario en La Mayor”, y a continuación fue al escenario ubicado al otro extremo del estadio con Bambi para hacer los lados B de la banda, en formato acústico. Ese tramo varió con respecto al sábado. Empezó con “Claramente” y “La manera que eligió para matarme”. Se sumaron Diega y Seby en “La ensalada”, e invitaron a Nicki Nicole a cantar la inédita “Boquitas pintadas”. Cuando «la número uno” se despidió, les dejó picando un featuring. El final llegó con “Ciudad mágica”, y antes de rematar con “La melodía de Dios”, el cantante, sin poder contener el llanto, atestó: “Quiero que esta noche nunca se acabe”.
Yumber Vera Rojas/Página 12-Espectáculos