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Pakapaka cumple 10 años y renueva su programación

Zamba, el ícono de la señal, seguirá deleitando a chicos y grandes.

Que diez años no es nada. Pero es mucho. El 17 de septiembre de 2010 apareció en la pantalla chica Pakapaka, que se convertía así en el primer canal infantil público y educativo de la Argentina y en una nueva manera de entender la televisión y a las infancias. Las primeras transmisiones se habían realizado apenas dos años antes, momento en el que la iniciativa ocupaba el lugar de la franja infantil del Canal Encuentro. Pero la expectativa y el trabajo crecieron.

Bautizada con la palabra quechua, que traducida al español significa “juego de las escondidas” o “juego de niños”, la señal fue construyendo una identidad y, sobre todo, una audiencia. Y, en el marco de su décimo aniversario, se presenta con nuevas historias (ver aparte) y con una renovada misión de acompañar el momento de quedarse en casa para resguardarse de la pandemia. “Nuestro espíritu es el de contener y sostener los lazos”, sintetiza Cielo Salviolo, quien ocupó el cargo de primera directora del canal desde 2008 a 2012, un rol al que volvió en diciembre de 2019. “Es un desafío enorme”, subraya sobre las dificultades de producir contenido audiovisual en un contexto de aislamiento, aunque esa realidad no los paralizó. “Este año produjimos una cantidad de material que no hubiésemos imaginado nunca que íbamos a poder hacer. Y en eso nos ayudó mucho la posibilidad de crear contenido para las redes con esa inmediatez que ellas generan”, cuenta.

Ponerse al frente de un proyecto cultural como lo hace hoy es lo que ya supo hacer Salviolo cuando integró el equipo fundador del canal con el objetivo principal de repensar a sus destinatarios como sujetos de derechos. Comunicadora social, graduada en la UBA, y con formación de posgrado en primera infancia y derechos del niño, cree que su vínculo especial con Pakapaka se explica por haber estado “en el momento justo y en el lugar adecuado”.

“El proyecto nació con varias premisas. Trabajamos en entender a los chicos y a las chicas como productores de cultura y como actores sociales que tienen miradas, preguntas, demandas e inquietudes que hacen a la vida común. Y pensamos que esas preguntas tenían que tener un espacio donde fueran expresadas y escuchadas. También, queríamos que la pantalla pública fuera un lugar donde todos y todas se sintieran, en algún momento, representados, y que el canal pudiera acompañar el proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula, porque éste fue y es una herramienta educativa”, recuerda sobre los inicios la directora en diálogo con Página/12.

Pakapaka irrumpió para interpelar al modelo hegemónico de la dinámica televisiva creada para los más chicos. “El género infantil siempre se consideró como algo menor. Y eso responde a una relación profundamente asimétrica que el mundo adulto tiene con la infancia, en la que no se considera a los pibes y a las pibas como actores sociales que tienen una mirada que impacta en la convivencia democrática de todos”, apunta Salviolo y agrega: “Lleva un montón de tiempo entender que ellos aportan a la construcción de una sociedad, y que no podemos dejar de escucharlos”.

Con esa perspectiva se diseñó, entonces, la programación en momentos en los que los contenidos infantiles de televisión se dividían en canales segmentados por audiencia, y donde la variedad de señales (todas de cable) no se traducía en las temáticas, plasmadas desde una lógica más universal y homogénea. En ese marco, Pakapaka se plantó con la propuesta innovadora de visibilizar las costumbres y la cultura local. “Nosotros tuvimos la primera serie donde había un carpincho animado que tomaba mate, y tenemos un personaje como Zamba, que es de Clorinda, Formosa, cosas que la generación que creció con el canal no había tenido antes como oferta. Y es que uno puede pedirle calidad a los canales comerciales, pero éstos no tienen la obligación de representar a todos y a todas, porque tienen sus estrategias de mercado y de negocio. Pero esa sí es la responsabilidad del canal público”.

En los últimos años, el paso del tiempo trajo cambios en los formatos. Y en ese aspecto, las redes sociales, las aplicaciones y el streaming (hoy potenciado por la distancia social) se convierten en una competencia desafiante para un medio como la televisión, que no obstante resiste. “Hay lugares a los que sólo llegamos con la televisión, y por eso ésta sigue siendo una herramienta fenomenal en esos casos”, advierte Salviolo, que enumera las transformaciones que atravesó la señal. «La generación que creció con el canal ya no lo mira, porque tienen 13 o 14 años, entonces la audiencia cambió mucho y se renovó. Y también lo hicieron los consumos culturales, porque cuando el canal surgió sólo estaba Facebook, y diez años después los chicos ya salieron de esa red, y entraron en Snapchat, en Instagram y hoy seguramente están pasándose a TikTok. Esta cantidad de pantallas no estaba disponible en nuestros inicios, y eso hoy nos desafía un montón a pensar contenidos que no sean una repetición de lo que está en televisión sino que sean propuestas originales pensadas para las redes. Esto también entendiendo que la realidad social es compleja y que no todo el mundo tiene acceso a dispositivos móviles ni conectividad. Por eso Pakapaka se piensa como un ecosistema con propuestas que se despliegan en todas sus pantallas”.

En la misma línea que la explosión de un nuevo lenguaje tecnológico, se produjeron cambios de paradigmas sociales y culturales, e ineludiblemente la pantalla televisiva se hizo eco de eso. “Hoy es más natural ver contenidos donde hay familias con dos mamás y dos papás, y eso no existía en 2010. Nosotros fuimos pioneros en tener series así. De la misma manera, la perspectiva de género fue un eje que nos atravesó, y el empoderamiento de las chicas nos sigue obligando a pensar cosas que diez años atrás no pensábamos. Por eso, ahora estamos trabajando en una campaña de prevención sobre violencia de género. La obligación y responsabilidad de Pakapaka es mirar la agenda de lo que sucede y hacerse cargo de esos temas también”.

Precisamente, planificar contenidos de cara a la realidad es lo que hace la señal en esta etapa de refundación desarrollada en simultáneo a una pandemia que alteró todas las rutinas, incluida la del mundo audiovisual. De ese modo, el canal tuvo que adaptarse, a la par de organismos e instituciones. “Trabajamos todo este año muy fuerte con Unicef, con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, y con la Defensora de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes -apunta Salviolo-. Pensamos contenidos dirigidos a ayudar a las familias a transitar este momento y a acompañar a los niños y niñas con los que conviven. Lo primero que hicimos fue entender que las preguntas de ellos no son las de los grandes. ` ¿Por qué no puedo abrazar a mi mamá cuando llega de la calle?´, ‘¿Por qué no puedo ir a comprar cosas con ella?´, ‘¿Qué hago con mi mascota?´,  ‘¿Cuándo vuelvo a la escuela?´ son preguntas que solamente tuvieron los chicos y las chicas, y a las que nosotros les pusimos la oreja para buscar respuestas en especialistas vinculados con el tema. Y, de la misma manera, ahora estamos trabajando en cómo les contamos lo que viene, que no va a ser igual a como era antes, por lo menos por un tiempo”.

El objetivo principal hoy es apuntalar y acompañar, más que nunca, a su audiencia en el marco de la llamada nueva normalidad. “Empezamos con una línea de trabajo vinculada con los cuidados que hay que tener para cuidarse uno y cuidar a otros, y con una serie de propuestas y actividades para hacer en casa. Y hace un tiempo estamos poniéndole mucho esfuerzo y cabeza a la programación que va en el sentido de reponer lo comunitario. Porque en un año en el que el aislamiento creó la sensación de que uno está solo, les contamos a los chicos y a las chicas que no están solos, que sus referentes y amigos están, aun cuando no los puedan ver, y que el reencuentro se va a producir. Ese es uno de los ejes más importantes, junto con el camino de generar espacios para transitar y expresar las emociones y los fantasmas que se les arman a los chicos sobre lo que va a venir”.

Y es en este tiempo donde Pakapaka celebra sus diez años que “son un montón”. “Sostener a través del tiempo una señal infantil educativa y pública, y que hoy los pibes y pibas la sigan eligiendo, habla de que construimos un proyecto cultural que es re contra sólido. Hace unos días en Twitter alguien escribió que su hija de 15 le contó a su otra hija de 5 que cuando ella era chica miraba Pakapaka y le dijo: `Mirálo porque está bueno´. Que una generación le deje como legado a la nueva generación un canal infantil está buenísimo. Y eso nos da la pauta de que hicimos las cosas bien”.

Festejos y nueva programación 

Pakapaka está de estreno, y para celebrar su primera década lleva a la pantalla nueva programación. Ugo y Serena; Robotia (segunda temporada); Capitán Dark y Yo, Pipoo serán las novedades animadas que se verán desde este jueves, y a las que se suma el programa Mi Diario, que recoge testimonios de experiencias personales de chicas y chicos de todo el país, de entre 7 y 10 años.

Pero los festejos arrancaron antes, desde el inicio del mes de septiembre, con distintas actividades y campañas colaborativas donde la señal fue intervenida por las chicas y los chicos y sus producciones, a través de un homenaje que Pakapaka les hace a las infancias que lo acompañaron y lo construyeron desde 2010. Y así, con esa misma lógica de trabajo colectivo, llega también la app Inventá el mundo, para celulares y web, siguiendo el nuevo lema del canal, donde el público podrá inventar y crear objetos que serán parte de la identidad visual del canal y que darán forma al primer branding colaborativo de una señal infantil.

“Este año hemos armado, como producto de la pandemia, una red extensa de contactos con chicos y chicas de muchas provincias del país, a través de instituciones, comedores y organismos. Y en lugares donde no hay una televisión o una computadora, y lo único que hay es un celular, hemos distribuido contenido incluso por cuentas de WhatsApp. Ese también es el contexto en el que nos movemos. Entonces a través de esa red enorme que armamos vamos dando consignas e invitando a que nos manden los testimonios. Pakapaka ha hecho en estos diez años un vínculo extraordinario con su público y estamos en contacto con él a través de los programas que producimos para Seguimos Educando, y a través de las redes del canal y de Mundo Zamba”, explica Cielo Salviolo sobre el trabajo en conjunto con la audiencia.

A contramano de los últimos cuatro años, en los que continuó adelante pero con limitaciones de presupuesto, personal y posibilidades de producción, el canal preparó su relanzamiento armando redes con productoras locales y regionales. “Producciones como Monstruos rodantesFamilia Pampa y La cocina de Tomás son contenidos producidos por la Provincia de Buenos Aires que no se habían visto y que los recuperamos y los pusimos al aire. Y otros son contenidos de televisoras públicas de la región, como Yo, Pipoo, de Chile y Juani y Gatón y Mi genial y fantástico Sasquatch que son de Colombia”, detalla la directora. Todo indica que hay Pakapaka para rato.

El regreso de Zamba

Si hay un personaje emblema de Pakapaka, ese es Zamba, el niño de 8 años, oriundo de la ciudad de Clorinda, Formosa, que viaja a través del tiempo para revivir partes de la historia argentina. Creado en 2010, en el marco del Bicentenario, el pequeño protagonista debutó en la pantalla del Canal Encuentro con la primera emisión de La asombrosa excursión de Zamba. Y ahora, diez años más tarde, vuelve renovado. “Hacía muchos años que no se producía contenido original de Zamba, y este año pudimos estrenar contenidos nuevos. El es quizá el personaje más querido de la señal, re contra seguido por los chicos y las chicas. Sobrevivió y resistió en las redes sociales los últimos años en los que no se produjo, aun cuando estuvo en pantalla. Es un ícono del canal. Y este año, en el que también se cumplieron sus 10 años, fue una invitación a repensar su mirada sobre el mundo y la historia, y a repensarlo desde el punto de vista estético, porque Zamba tenía que crecer y cambiar en su imagen”.

Candela Gomes Diez/Página 12

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