MG Radio 24 Villa Pueyrredón
En un partidazo, cayó 4-3 con San Pablo. Pero hizo un gol agónico para seguir en la Sudamericana.
Inolvidable será para Lanús la milagrosa clasificación a octavos de final de la Copa Sudamericana conseguida de manera agónica ante San Pablo en el Morumbí. Los pibes de Zubeldía había hecho un primer tiempo perfecto, pero en el segundo se metieron demasiado atrás y el local se lo dio vuelta. Cuando se estaba quedando afuera y se terminaba la historia, Orsini le dio el pasaje a octavos donde se medirá ante Bolivar.
Un zapatazo demoledor de Pedro de la Vega dejó paralizado a todo San Pablo. Desde unos 25 metros se animó el rubio y la clavó. Ese derechazo atómico fue imposible para Tiago Volpi. Así, la presión del conjunto del Sur, que no se fue a refugiar a Brasil, hizo efecto y le dio rápidamente resultados. Pero San Pablo, que había salido a buscar el gol que lo depositara en octavos, no se bloqueó y mantuvo la postura ofensiva. Por las intenciones de ambos, los espacios aparecían en el terreno para hacer un encuentro dinámico.
Y el empate llegó de la cabeza de Dani Alves, que entró por el medio del área en soledad para conectar un tiro de esquina. Pero cuando el apuro del dueño de casa amenazaba con poner en aprietos a Lanús, el Granate pegó de nuevo.
Después de otro remate de De la Vega y de un cabezazo de Burdisso que tapó a quemarropa Volpi, los laterales visitantes armaron el segundo: centro de Leonel Di Plácido y gol de Brian Aguirre.
La presión granate desapareció en la segunda parte y San Pablo se tiró de cabeza a buscar los goles que le hacían falta. Dani Alves, parado de doble cinco, frotó la lámpara y metió un pase filtrado para que Pablo gritara el 2-2.
Los visitantes pagaron demasiado caro el haberse refugiado tan atrás. Resistieron todo lo que pudieron en su área, pero en un intento de despeje muy desafortunado, Nicolás Thaller la metió de cabeza en contra en un final fatídico ya que al minuto se le fue todo de las manos cuando Gabriel Sara le daba la clasificación de cabeza a San Pablo, pero…
Perdido por perdido, Lanús se mandó en el tiempo de descuento y en la primera que pisó el área, Nicolás Orsini la metió adentro para desatar la alegría argentina y traerse la clasificación.
Defensa y Justicia logró la clasificación a los octavos de final de la Copa Sudamericana tras igualar 1-1 con Sportivo Luqueño en Florencio Varela, con un global de 3-2 luego de vencer en la ida 2-1 en Paraguay. El equipo de Hernán Crespo jugará con el ganador Vasco da Gama – Caracas.
Arrancó incómodo Defensa. Porque la visita, con la necesidad de marcar para poder revertir la llave, lo atacó desde el primer minuto, atacando a los huecos que aparecían en la línea de tres. En los primeros diez minutos, Luqueño tuvo una chance clarísima que salvó un defensor local en la línea.
El equipo de Crespo de a poco fue intentando imponer su juego, abriendo bien la cancha, atacando con los extremos, pero no tenía profundidad. En cambio, a los 20 minutos, otra vez la visita tuvo una chance con un tiro libre al área que después de unos rebotes logró controlar Unsain.
Recién a los 25 minutos tuvo Defensa la primera ocasión para abrir el marcador, Braian Romero, bien habilitado por Pizzini, se metió en el área y sacó un débil remate cruzado. Con la ventaja lograda en la etapa inicial, Sportivo Luqueño salió decidido a buscar el segundo gol para definir la llave a su favor. En el comienzo, falló la defensa local pero no resolvió bien la visita.
El juego se volvió equilibrado. Defensa se adueñó de la pelota, tocó, trasladó la pelota pero sin ser profundo en el área rival. Luqueño bajó un poco la presión y empezó a esperar, buscando dar el golpe de contra.
Sin lucir como en otro partidos, en los minutos finales encontró el alivio. Recuperación rápida en el medio, la pelota le quedó a Washington Camacho, habilitó a Braian Romero y el goleador esta vez no perdonó.
VÉLEZ EMPATÓ EN UNO CON PEÑAROL Y AHORA VA CON DEPORTIVO CALI
Por ese penal de Thiago Almada, Vélez se clasificó a los octavos de final de la Copa Sudamericana. Fue a raíz de una falta inexistente de Fabricio Formiliano sobre Ricky Centurión. Compró el brasileño Flavio Rodríguez de Souza. Y el pibe no falló.
Después, llegó otro invento del referí. Facundo Torres se tiró encima de Alexander Domínguez que fue abajo a achicar. Tal vez culposo, Rodríguez de Souza cobró infracción del arquero ecuatoriano. Cebolla Rodríguez lo empató. Sin embargo, pesó el gol de visitante porque en Liniers habían igualado 0 a 0.
Todo sucedió en el instante final. En dos minutos vertiginosos y por los errores de un juez sin VAR. Todo lo que sucedió antes de esos dos goles fue un partido aburrido, despojado de emociones.
Peñarol jugó mejor en el primer tiempo, pero se repitió en el recurso. Su arma más peligrosa fue el tiro de media distancia. Y acertó una sola vez al arco de Domínguez, pero el ecuatoriano salvó ante Terans.
El equipo uruguayo advirtió que la línea de tres hombres que plantó Pellegrino podía tener flaquezas en el sector de Guidara, habitual lateral. Y le jugó con Piquerez y Torres a espaldas de De la Fuente.
El propio Piquerez y Cebolla probaron desde 25 metros, pero no tuvieron puntería.
Vélez fue intenso en la recuperación, pero no fluyó el juego. No le salió el pase claro a Gago. Y no fue profundo ni fue agresivo. Y como le había faltado desequilibrio adelante, Pellegrino optó por Centurión, que jugó muy centrado. Retrocedió Ortega al lateral y armó una línea de cuatro.
Sin embargo, no pesó Vélez. Y el técnico cambió de “9” con el ingreso de Tarragona por Lucero. Más tarde entraron Almda y Ricky Alvarez. Con Thiago hubo más movilidad. No obstante, le costó penetrar. Dawson manoteó un zapatazo de Centurión. Todo a los penales; nadie imaginaba que los cobraría el árbitro. Almada hizo el suyo y el de Cebolla no pesó.
Clarín/Deportes
