
El Superclásico despierta pasiones y trasciende el fútbol. Tanto que el automovilismo no queda al margen. Así fue como en mayo, River anunció un acuerdo con Juncos Racing, la escudería del argentino Ricardo Juncos, para formar parte del show de la IndyCar. Ante este panorama, ¿apostará Boca a tener un auto? Las gestiones están en marcha y tienen como protagonista a Nicolás Varrone, piloto de la Fórmula 3 Británica y campeón de Fórmula Renault en 2018.
Nacido en Ingeniero Maschwitz hace 18 años, Nico lleva las tuercas, los fierros y las carreras en las venas. Sus padres, Martín Varrone y Sandra Castrogiovianni, se conocieron en la categoría Sport Prototipo, luego de que Martín le pidiera unos repuestos al hermano de Sandra en un fin de semana de competencia.
Tras realizar gran parte de su trayectoria en el país y ganar los torneos de Karts en 2012, 2013 y 2015, Varrone apuntó a codearse con los pilotos de Fórmula en Europa, para lograr el objetivo de sumar experiencia e impulsar su carrera a través de sus históricas pistas. Hace quince días logró ganar su primera carrera en la F3, cuando corrió en Spa-Francorchamps (Bélgica) y el pasado fin de semana finalizó segundo en el mítico circuito de Silverstone, Inglaterra.
“Nací en una familia fierrera, aunque no querían meterme en este ambiente porque es caro y peligroso. Pero era imposible que yo no tenga la misma pasión, porque de chico me hicieron sentir la cercanía por los autos. Me sentaba en el sillón a mirar las carreras y estaba pendiente de las distintas categorías del automovilismo”, le cuenta Varrone a Clarín.
-¿Cuando te diste cuenta de que querías vivir de esto?
-Desde chico tenía la ilusión de vivir del automovilismo. Mis amigos venían a casa y cuando prendía la Play Station me miraban mal porque tenia 5 juegos de carreras y uno de fútbol. A mediados de 2014, todo comenzó a tomar un giro más profesional, ya que un año después salí campeón del torneo bonaerense y tuve la posibilidad de pelear el torneo argentino hasta la última fecha. Esos certámenes me abrieron las puertas para formar parte de varios torneos europeos.
El año pasado, Varrone fue invitado a la Bombonera para presenciar un partido de Boca, equipo del que es hincha. Allí tuvo la oportunidad de juntarse con Christian Gribaudo y otros directivos de Boca para comenzar a dialogar sobre un proyecto en conjunto para su participación en la Fórmula 3 Británica.
La llegada de Varrone a la Fórmula Renault fue un punto de inflexión por los exitosos números que cosechó el año pasado, más allá de coronarse campeón. Trece de las catorce poles terminaron en sus manos y su magnífico rendimiento fue el crédito que le brindó la confianza al dueño de TC Corse, la escudería italiana.
– ¿Te costó adaptarte a Europa?
-El principal problema era el presupuesto, porque en el automovilismo, sin plata es muy difícil ingresar a una categoría. A veces sólo la habilidad para conducir no es suficiente. En la primera carrera en Barcelona, logramos el quinto lugar en la primera tanda, sin conocer al equipo, al auto ni a la pista. Y en la segunda fui tercero, con la particularidad de que nunca había estado en el circuito más allá de que lo había practicado en el simulador. Fue una gran sorpresa porque no teníamos presupuesto para comprar un juego de gomas . Después me regalaron un juego completo por el rendimiento que había tenido.
– Si te dicen que podés cumplir un deseo, ¿cuál sería?
– Ser piloto de Fórmula 1. Es lo que busco desde chico y por lo que estoy peleando, aunque sé que es un camino difícil. Pero si hago las cosas bien, no es imposible.
-¿Sentís que los automovilistas maduran más rápido por tener una vida competitiva desde pibes?
-Totalmente. A los 8 corría el fin de semana y me iba a dormir temprano o comía bien para estar en condiciones. La diferencia la vi con mis amigos. A los 16 ellos jugaban al fútbol y la noche anterior salían, se ponían en pedo (sic) e iban sin dormir.
El 2011 fue un año difícil para la familia Varrone y especialmente para Nico. Ramiro Tot, su amigo de la infancia, falleció al chocar en el kartódromo de Baradero, cuando competía a los 11 años. “El dolor y la tristeza me dejaron shockeado porque los papás de Rami son como mis tíos. Llevo una remera o pego una calcomanía de mi amigo en mi auto. Es importante no olvidarlo porque él hubiese estado orgulloso de mí”, cuenta.
-Después de lo que le pasó a Ramiro, ¿tuviste miedo de seguir corriendo?
-No, miedo no. Mi mamá me prohibió correr porque estaba asustada. En esos días, yo le decía que si me sacaba el karting, me sacaba todo porque era mi pasión.
Nicolás volvió a correr y el resto es historia conocida.
Nicolás Vertone/Clarín