En la realidad de Nicolás Laprovíttola y el Real Madrid hay pocas cosas que son certezas. Una es que ni el club ni Nicolás quieren ejercer el segundo año del contrato que los une, ya que ninguno quedó conforme con lo que pasó en la temporada 2019/20. Existe un año más de contrato firmado. No más certezas. Lo demás son especulaciones e intereses.
A partir de las certezas, surgió la posibilidad de firmar en Panathinaikos, que le permitiría a Lapro mantenerse en la Euroliga, algo nada fácil en los tiempos que corren. Y también le permitiría al Madrid deshacerse de un contrato alto, al que quiere dar de baja.
El tema es quién da el primer paso. En definitiva, es una negociación donde los dos tendrán que ceder algo para que se concrete. Al Madrid le vendría bien utilizar la necesidad de Panathinaikos para cerrar rápido para conseguir una salida que lo beneficie del contrato con Nico. Pero como el Panathinaikos le pagará menos, a Nico le convendría que Real Madrid pague por su salida, como para compensar.
En estos términos, será una cuestión de tiempos, porque el Madrid tampoco puede dejar pasar una chance de liberarse de ese contrato. Llegado el caso, Lapro se quedaría en el Madrid para cobrar su segundo año y, ¿quién puede decir que sería una mala idea? El tema es que con la llegada de Alocén, el equipo de Laso tiene que desprenderse de alguien, aunque se vaya Campazzo, a quien deberían reemplazar con otra figura de ese tamaño.
Si se cae lo del equipo griego, con el que la parte Lapro-Panathinaikos ya está acordada, a Nicolás le queda firme por ahora solo lo del Joventut de Badalona, que tampoco es una mala opción (3 años, buen dinero), pero que lo saca de la Euroliga (jugaría Eurocup). Tampoco es la muerte, sobre todo pensando en que Badalona fue, sin dudas, el tope hasta ahora en cuanto a rendimiento en su carrera. No tardará mucho en definirse la situación.