Diez conciertos en el Movistar Arena no alcanzaron. Las argentinas (y algunos argentinos también, por qué no) en 2023 se quedaron con ganas de más. Y después de que Luis Miguel regresara con todo el año pasado -tras casi un lustro de ausencia de los escenarios-, la demanda hizo que volviera. Esta nueva seguidilla empezó el martes con una cena exclusiva y siguió anoche con el primero de sus tres conciertos en el Campo Argentino de Polo (sigue mañana y el sábado, y el jueves próximo en Instituto de Córdoba).
Con la Avenida del Libertador valladas, la zona aledaña al estadio se vio invadida desde temprano por vendedores de merchandising de todo tipo y fans de todas las edades. Algunas de ellas vinieron directo desde la puerta del Hotel Four Seasons, en Recoleta, donde montaron guardia con la (vana) esperanza de saludar a su ídolo.
Las puertas se abrieron a las 18.30, una hora y media antes de que Mery Granados -telonera que en los próximos dos conciertos será reemplazada por Natalie Pérezsubiera al escenario, que está montado donde están usualmente “los mimbres” (los palos del arco) de polo, mirando hacia la Avenida del Libertador. Esta sede no le resulta ajena al cantante: aquí estuvo en 2019, ante 40 mil espectadores.
A las 21.20, el Sol de México hizo enloquecer a sus fanáticas con tres de sus hits, uno atrás del otro. Primero fue Será que no me amas, le siguió Amor, amor, amor y luego, Suave. Esos tres temas son los mismos con los que abrió la cena del martes en La Rural; una apertura que viene repitiendo desde los primeros recitales en el estadio Movistar, allá por comienzos de agosto del año pasado.
Siempre se dice que llegar a la cima es fácil y que lo difícil es mantenerse. Para Luis Miguel todo parece sencillo: llegó al éxito siendo adolescente en los ‘80 y ahora, a los 53 años -con 40 de carrera- volvió a demostrar por qué es una de las máximas figuras de la música en español, con seguidores de siempre y una nueva generación que lo descubrió gracias a la serie en Netflix sobre su vida.
La puesta incluyó seis pantallas para que todos pudieran ver cada detalle de Luismi y sus gestos. Así y todo, los privilegiados de la platea VIP estuvieron parados desde el primer minuto. ¿El sonido? Perfecto. ¿La iluminación? Majestuosa.
Siguieron más éxitos: Te necesito, Culpable o no (Miénteme como siempre) y Hasta que me olvides, Dame -con arreglos dignos de Quincy Jones-, La puerta, No sé tú, Como yo te amé, Somos novios, Fría como el viento, Entrégate, Ahora te puedes marchar, La chica del bikini azul, Isabel o Cuando calienta el sol, entre otros.
El público, claramente con mayoría femenina, no podía creer la sucesión de hits y el entusiasmo desbordante del protagonista de la noche, que desplegó todo su caudal vocal para recrear una gema tras otra de su repertorio.
Pablo O. Scholz/Clarín-Espectáculos