Llegó cargado de grandes desafíos para Los Pumas, 2023. Al habitual Rugby Championship que disputan cada año junto a los All Blacks, los Wallabies y los Springboks se sumará la cita más importante del mundo del rugby: el Mundial que se jugará del 8 de septiembre al 28 de octubre en Francia, un país que le trae muchos hermosos recuerdos a los argentinos. El seleccionado dirigido por el australiano Michael Cheika empezó a entrenarse esta semana con la ilusión de llegar de la mejor manera al torneo. Y lo hizo, justamente, en teirras francesas donde en 2007 conEl quistó una histórica medalla de bronce y donde, dentro de menos de seis meses, comenzará la campaña para repetir -o mejorar- aquel logro inolvidable.
Es que el equipo argentino se volvió a juntar después de cuatro meses -el plantel no se veía las caras desde mediados de noviembre- y realizó entre el lunes y miércoles una mini concentración en París, precisamente en la casa del Stade Français entrenado por Gonzalo Quesada que les abrió las puertas del club y hasta se sumó para compartir algún entrenamiento.
La idea fue simple, como había explicado Cheika antes de viajar al contar que le apuntarían a “reencontrarnos después de la gira de noviembre, pasar tiempo juntos, ver la planificación del año y entrenar algunos aspectos específicos que queremos ver de los jugadores en sus últimos meses de la temporada en Europa”. Todo apuntándole al gran propósito del año (más allá del deportivo, claro): cambiar la mentalidad y la consistencia para que el equipo juegue en el mismo nivel durante los 80 minutos de un partido.
El entrenador australiano convocó a un grupo de 40 jugadores con algunas grandes ausencias como la de Pablo Matera, quien no pudo viajar desde Japón donde juega; pero también con algunos regresos importantes. Entre los jugadores que estuvieron en la capital francesa estuvo, por ejemplo, Santiago Chocobares, que se perdió todo el segundo semestre de 2022 tras sufrir la rotura parcial del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en junio.
“Tenía muchas ganas de volver”, comentó el centro santafesino. “Esta concentración nos vino muy bien como equipo para seguir trabajando aspectos del juego en los que tal vez tengamos debilidades y también para consolidar las fortalezas. Y para no descuidar la parte mental pensando en el gran desafío del Mundial. Puede ser un gran año para todo el equipo y para todos los argentinos”, completó.
plantel tuvo tres jornadas de muchísima acción. El lunes, tras la primera reunión entre los jugadores y el staff, realizó una dura sesión de gimnasio y movimientos con pelota en el Jean Bouin, la cancha de Stade Francais. El martes por la mañana hubo ensayos de patadas y de line bajo una intensa lluvia y con dos invitados: el francés Jérémy Valls y el irlandés Alan Kingsley, entrenadores especializados en kicking que asistieron a los backs argentinos. Por la tarde, se realizó la primera práctica de rugby. El último día tuvo una cuota de emoción especial. Porque por la mañana los argentinos se reencontraron con Quesada -un referente histórico de Los Pumas y ex entrenador de Jaguares- y hubo abrazos, charlas y risas. Pero también mucho entrenamiento. Primero el pack de forwards de Stade Français se unió al del seleccionado para una sesión de ejercicios vinculados al scrum que cerró con un intercambio de camisetas entre los capitanes de ambos equipos. Y en el cierre de la concentración los argentinos volvieron a tener una práctica intensa de rugby.
“Fueron tres días sumamente productivos; porque sirvieron no sólo para refrescar ciertos conceptos que habíamos trabajado el año pasado sino también para juntarnos y continuar planificando un año muy importante. Resultaron jornadas muy buenas para consolidar ciertos conocimientos y reforzar lo que necesitamos en los próximos tres meses para luego ya volver a juntarnos con la planificación cerrada de cara a nuestro gran objetivo que es la Copa del Mundo”, analizó Felipe Contepomi, entrenador asistente.
Matías Moroni, uno de los polifuncionales tres cuartos de Los Pumas, comentó: “Fueron pocos días, pero muy intensos, a los que les sacamos el máximo provecho. Aprovechamos cada charla, cada análisis de vídeo y pudimos hacer actividades bien específicas que nos van a ayudar a preparar de la mejor manera los próximos meses que serán los más lindos porque serán los previos a un Mundial”.
El equipo volverá a juntarse en julio para encarar la versión reducida del Rugby Championship en la que jugará con Nueva Zelanda en Mendoza, ante Australia en Sidney y frente a Sudáfrica en Johannesburgo. Vendrán después dos test matches en agosto: el 5 con los Springboks en Vélez y el 26 con España en Madrid. Y finalmente llegará el 9 de septiembre, el día del esperado debut en el Mundial ante Inglaterra en Marsella.
Clarín/Deportes