El reencuentro de River con la Copa Libertadores en su propio estadio tardó 13 meses en producirse. La última vez había sido el 11 de marzo de 2020, ante Binacional de Perú. Y la noche de ayer también volvió a ser exitosa.
El nivel futbolístico de River bajó algunos escalones en los últimos partidos, y eso se relaciona con nombres que no están atravesando su mejor presente. Entre ellos se encuentran los laterales (Montiel y Angileri). Precisamente, la virtud principal de River es volcar su juego por los costados, y si los encargados de hacerlo no responden la estructura se resiente.
La elección que hizo Gallardo para recibir a los colombianos fue incluir una línea de tres defensores, integrada por Díaz, Rojas y Martínez. Los problemas aparecieron cuando Junior trasladaba la pelota por el espacio que quedaba justo delante de los marcadores centrales. La primera acción de riesgo fue para los visitantes, que llegó luego de un desborde por la izquierda, y cuando Borja llegaba para rematar al arco, Martínez derribó al delantero pero el árbitro no sancionó el penal.
River no estaba transitando el mejor pasaje del encuentro, y curiosamente llegó el gol de Martínez. El defensor fue a buscar de cabeza en un tiro de esquina al área rival, y luego de una serie de rebotes se encontró con la pelota para definir de zurda, al palo izquierdo de Viera.
Los colombianos no derrochan un fútbol superlativo, pero tienen aspectos interesantes sobre todo en el trato de la pelota. Ellos eligen trasladarla por abajo, abriendo el campo hacia los laterales, pero les falta mayor presencia en el área rival.
La mejor opción de Junior llegó al inicio del segundo tiempo, cuando en una de esas aproximaciones Ditta probó al arco desde la puerta del área y dio en la base del palo. Armani no atinó a reaccionar y sólo acompañó el remate con la mirada.
Lo mismo que había ocurrido en la primera parte volvió a repetirse en la segunda. Junior estaba cerca del área de Armani y con chances de igualar el duelo, pero en un contrataque a toda velocidad apareció el segundo gol de River. Angileri se desprendió, en esta ocasión con acierto, por la franja izquierda, lanzó la pelota a centro para la entrada de Alvarez, quien convirtió con un derechazo bajo.
El triunfo (Borja descontó en el tiempo adicional) sirvió para que River pudiera encaminarse hacia la clasificación en el grupo, teniendo en cuenta que la semana próximo tendrá que viajar a Colombia para enfrentar a Independiente Santa Fe, en la ciudad de Armenia. El resultado también lo guardará para utilizarlo como envión anímico para lo que viene: la definición en la Copa de la Liga y el acceso a los octavos de final del certamen continental.
Adrián De Benedictis/Página 12
Esperar virtuosismo en tiempos de alta exigencia y módico descanso parece una demanda inapropiada. Por eso el 3 a 0 de Defensa y Justicia ante Universitario en su estreno en casa en esta edición de la Libertadores debe valorarse como lo que fue: la primera victoria en esta nueva aventura continental, que le permite posicionarse como escolta de Palmeiras.
El calendario venía dejando marcas en el cuerpo. En clave multitasking, el Halcón había disputado 20 partidos en los últimos 116 días con un plantel corto que, alcanzado por las generales de la ley, convive con las bajas que produce el Covid-19 (en este encuentro faltaron Paredes, Meza, Rotondi y el goleador Brian Romero).
Aun con esas dificultades a cuestas, el conjunto de Beccacece apeló a la paciencia y a la prolijidad para desanudar el reto que le propuso un adversario que priorizó la protección de su arco e intentó inquietar con las corridas del panameño Quintero por la banda izquierda: Defensa desplegó sus hombres, aprovechó el campo en toda su amplitud y buscó alguna fisura en la estructura rival.
Con libretos tan claramente redactados, era cuestión de esperar el momento en que el local quebrara el cerrojo. Ocurrió, después de un par de avisos, a los 33 minutos, cuando Pizzini cerró con un toque sutil sobre el cuerpo de Carvallo una preciosa maniobra que había gestado junto a Hachen y Bou.
Desde el momento en que el balón hizo contacto con la red, el plan de Universitario se hizo trizas. El elencuando co dirigido por Ángel Comizzo, que solo había disputado cinco encuentros este año (y apenas había ganado uno), fue incapaz de elaborar una maniobra de ataque. Para colmo, perdió muy rápido por lesión a Enzo Gutiérrez, su carta de gol, que hasta entonces había trabajado mucho más en defensa en las jugadas de pelota detenida que en las proximidades de los dominios de Unsain.
Sin embargo, Defensa mantuvo en partido durante un buen rato al conjunto peruano. Porque no lo liquidó tuvo opciones en el cierre del primer capítulo y en el inicio del segundo, y porque permitió que su rival, a fuerza de pelotas largas al área, se ilusionara con que alguna le permitiera cantar bingo.
El juego conservó una pizca de incertidumbre hasta que Bou, con una definición premium de taco tras un centro de Gallardo, marcó el segundo a 20 minutos del desenlace. Con el duelo resuelto, el delantero, ahora de penal, le dio forma de goleada a la victoria del Halcón.
Clarín/Deportes