
Jugar, recuperar y rotar. Esa es la fórmula que utilizará River para intentar sostenerse y ser competitivo hasta fines de mayo. Es que en un mes y medio, al equipo de Marcelo Gallardo le espera –como a todos los equipos del fútbol argentino que juegan la Copa Libertadores o la Sudamericana- una seguidilla de al menos nueve partidos en 33 días. Es decir, un encuentro cada tres días y medio. Hoy a las 19 (ESPN) arranca la serie con la visita al Fluminense, en el Maracaná.
La seguidilla puede estirarse si River avanza a las instancias finales de la Copa de la Liga Profesional. Si llega a la final doméstica (previamente tiene que clasificarse en su zona, en la que está segundo y avanzan cuatro y luego ganar el duelo de cuartos y semifinal), jugaría 12 partidos en 38 días: un encuentro cada tres días.
El calendario es brutal. Pero se sabía de antemano. La nueva programación de la Libertadores así lo dispuso. La fase de grupos coincide con la definición de la Copa de la Liga Profesional. Y River juega por dos objetivos importantes: ganar la copa local y clasificarse a los octavos de final de la Libertadores.
Mientras pueda sostener el equipo titular y hacer uno o dos retoques como lo viene haciendo, Gallardo lo mantendrá. Si no se puede, apelará a rotar a algunos jugadores para determinados partidos, de acuerdo a cómo avance el equipo en ambas competencias y a cómo se vayan dando los resultados. En ese sentido, podría llegar a cambiar poquitos futbolistas como hasta ahora, medio equipo o casi una formación entera.
Partido a partido o paso a paso, River arranca el largo camino de la Copa en Río de Janeiro, ante Fluminense, en un estadio mítico.
Clarín/Deportes